ALGEMESÍ (EFE). Más de dos semanas después de las mortíferas riadas, los servicios sanitarios de la zona más afectada por el temporal de Valencia siguen recibiendo cientos de solicitudes de atención a domicilio porque los problemas de movilidad impiden a muchos pacientes llegar a los centros sanitarios.
En Algemesí, uno de los municipios damnificados, los trabajadores sanitarios atienden en estos momentos cinco veces más pacientes en sus casas que antes del temporal porque, aunque la emergencia es menor que durante los primeros días, las necesidades siguen siendo muchas.
"Atendemos muchas heridas que se han infectado y han alargado el tiempo de cura, pero lo que más ha incrementado nuestro trabajo es la dificultad de los enfermos para llegar al centro sanitario", explica a EFE la enfermera de Algemesí Alba Gregori.
El centro de salud de Algemesí se inundó el pasado 29 de octubre y quedó inoperativo y, aunque ha reabierto parcialmente, el equipo de enfermeras que trabajan con Gregori siguen instaladas provisionalmente en la planta baja del edificio de la Cámara Agraria de la localidad.
Desde el pequeño espacio que les han adjudicado, junto a otra sala mas grande reconvertida en centro de atención de las personas que se han quedado sin casa, los trabajadores sanitarios salen cada día a visitar a quienes no pueden desplazarse.
"Son muchos -señala- porque aunque llevan días limpiando y las calles están mejor, todavía es difícil transitar por ellas y muchas personas, sobre todo la gente mayor, no puede salir de casa".
La mayor parte de visitas a domicilios son curas a ancianos con úlceras provocadas por estar postrados y analíticas para regular los medicamentos anticoagulantes, pero también atienden heridas ocasionadas durante el temporal, cuando mucha gente se vio arrastrada por el agua, o poco después, cuando se lesionaron intentado sacar barro de accesos y viviendas.
"Los primeros días fueron durísimos, pero pudimos afrontarlo porque llegaron voluntarios de toda España que nos ayudaron -comenta Gregori-, pero ahora hay muchos menos voluntarios y seguimos desbordados".
"Yo entiendo que la gente tiene que volver con sus familias y retomar sus obligaciones -añade-, pero los voluntarios siguen siendo necesarios".
Afortunadamente, las calles están más transitables y algunos pacientes empiezan a atreverse a acudir al centro sanitario, como la señora Morcillo, de 81 años de edad, que este viernes salía por primera vez de casa desde el fatídico 29 de octubre.
"Tenía ganas de salir de casa para ir a la peluquería -comenta- y, ya que me he atrevido a salir, voy también aquí para el sintrom".