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OPINIÓN

La creación de valor del sector bancario más allá de los accionistas

La idea ahora es que los bancos se conviertan en un híbrido de compañías con accionistas y con funciones y prioridades casi públicas

13/10/2022 - 

MADRID. El mercado sigue teniendo en cuenta a los bancos principalmente desde el punto de vista de la creación de valor para el accionista, centrándose en los clásicos indicadores de rentabilidad prudencial y de riesgo. Sin embargo, es necesario revisar este enfoque, ya que los grandes grupos bancarios europeos en la era post-pandémica se han convertido en híbridos de instituciones del sector privado con funciones y prioridades casi públicas. Y esta característica se está manteniendo durante la actual crisis energética y de inflación en Europa.

Los bancos europeos han entrado en una nueva era desde la pandemia, en la que están más estrechamente alineados con las prioridades sociales y económicas de las zonas en las que operan, a diferencia de la anterior época, en la que los mercados y la rentabilidad eran lo primero. No obstante, no están directamente controlados por el Estado ni limitados como en las décadas de posguerra, antes de que el sector se privatizara y liberalizara.

En este nuevo contexto y desde una perspectiva diferente, el término TBTF ('Too Big to Fail' o demasiado grandes para dejarlos caer) debería sustituirse por TBTBR ('Too Big to Be Reckless' o demasiado grandes para ser imprudentes). Así, las tendencias arriesgadas que definían las estrategias de la mayoría de los bancos ya no existen.

La idea ahora es que los bancos se conviertan en un híbrido de compañías con accionistas y con funciones y prioridades casi públicas. ¿Pero lo acepta el mercado? Y, ¿cómo reflejan las decisiones de inversión el valor creado por los bancos? Lo que nos lleva a saber dónde está exactamente el valor creado por los bancos y cómo debería reflejarse en la opinión del mercado. Las respuestas a estas preguntas se basan en cuatro aspectos:

1) Los gobiernos seguirán apoyando las economías de mercado 

Los bancos han dejado de operar en las economías de mercado abiertas desde la crisis financiera mundial de hace 15 años. En la década posterior a dicha crisis, los bancos centrales orientaron y calmaron los mercados bajando los tipos y comprando valores. En los años de la pandemia, las acciones de los bancos centrales se vieron reforzadas por los gobiernos, que ofrecieron garantías financieras, subsidios, moratorias y créditos directos a una escala sin precedentes. Los planes de apoyo público fueron operados en gran medida por el sector bancario comercial. Y ahora, con el incremento de la crisis energética y la alta inflación, los bancos centrales vuelven a su papel tradicional de lucha contra la inflación, pero los gobiernos aumentan su apoyo a los hogares y las empresas.

Esto evidencia el hecho de que las economías europeas, e implícitamente el pacto social que sustentan, no podrían funcionar sin una intervención rápida y masiva de los gobiernos y los bancos centrales. Este hecho no desaparecerá pronto y cambia el entorno en el que operan los bancos europeos de forma permanente. Dado que las entidades bancarias son ahora capaces de mostrar unos fundamentales saneados y una mejora de los beneficios, no es del todo sorprendente que los gobiernos intenten persuadirles para que apoyen a las economías mediante impuestos extraordinarios -como es el caso de España, Hungría y la República Checa- o mediante límites a los aumentos de las comisiones bancarias, como en Francia.

Estas medidas pueden ser incómodas desde el punto de vista de la creación de valor para los accionistas, pero añaden valor desde la perspectiva más amplia del papel que desempeñan los bancos en el apoyo a las economías. Especialmente cuando muchos bancos necesitaban el apoyo público hace una década.

2) Los organismos reguladores son el mayor defensor de los bancos 

El mercado se queja a menudo por la excesiva regulación que impide a los bancos obtener beneficios. Pero sin un marco normativo fiable, los bancos simplemente no existirían tal y como están ahora. ¿Quién dejaría los ahorros de toda su vida en entidades altamente apalancadas y poco transparentes, sin control sobre la utilización del dinero?

Ni los depositantes, ni los prestatarios, ni los inversores de deuda o de acciones estarían conformes si su banco empezará a asumir riesgos innecesarios, a arbitrar la normativa o a participar o ser descuidados en cuestiones de mala conducta, como el blanqueo de dinero. Un banco que evita sistemáticamente las malas situaciones financieras o de conducta refleja un valor estable y fiable, aunque su ROE sea mediocre.

3) La naturaleza de los productos y servicios financieros 

Todos los grandes bancos europeos ofrecen una gama relativamente similar de productos a sus clientes minoristas y empresariales, independientemente del país. Si un banco saca un producto innovador que consigue atraer a los clientes, los competidores lo replicarán en poco tiempo. Ninguna entidad bancaria tiene una única fuente de productos. En la nueva era de la tecnología, las comunicaciones instantáneas y la banca abierta, el argumento de la singularidad del producto es falso (aunque los bancos, como cualquier otra empresa, sigan utilizándolo en el marketing).

Entonces, en este contexto, ¿cómo pueden generar valor los bancos? En primer lugar, mediante la calidad del servicio y la relación con los clientes. Esto incluye seguridad, fiabilidad, transparencia, coherencia y facilidad de acceso. Cuanto más se identifique el banco con sus clientes minoristas y empresariales, mejor. En segundo lugar, a través del coste y la rapidez con que se ofrecen los productos a los clientes. Es aquí donde las fintechs (y algunas grandes tecnológicas) compiten o unen fuerzas con los bancos tradicionales y donde los bancos se esfuerzan por digitalizar completamente sus negocios. Pero las decisiones de inversión en los bancos sólo se basan de forma residual, si es que lo hacen, en la calidad percibida o incluso medida del servicio a los clientes o en los beneficios de la digitalización. Existen métricas como los indicadores de comparabilidad para los bancos y los clientes, pero hasta ahora quedan fuera del 'círculo de confianza' de la mayoría de los inversores, analistas y agencias de calificación.

Un alto grado de satisfacción de los clientes o una digitalización avanzada no son argumentos convincentes en un comité de inversión, de financiación o de calificación si los datos financieros no los respaldan. Las preguntas relativas a estos aspectos rara vez se formulan en las llamadas de inversores y analistas con los bancos.

4) ESG como factor adicional de valoración 

En cuanto al valor que un banco aporta a sus partes interesadas, incluida la sociedad en general, las nuevas normas ASG añaden una dimensión largamente esperada y bienvenida al proceso de evaluación del mercado. Sin embargo, todavía se trata de un trabajo en curso y la atención se centra principalmente en la información relacionada con el cambio climático. Una gran área de preocupaciones ASG sigue estando apenas cubierta: los aspectos sociales de las actividades de los bancos.

 Y, dentro de las consideraciones sociales, hay áreas que no se tienen en cuenta en absoluto. Por ejemplo, relacionado con la actual guerra de Ucrania, ¿deben los bancos seguir realizando actividades -incluso cuando son rentables- en países con regímenes hostiles como Rusia, donde los préstamos, las inversiones y los impuestos de los bancos pueden utilizarse para la guerra y los esfuerzos de propaganda?

Sam Theodore es analista senior de Scope Ratings

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