GRAND PLACE / OPINIÓN

La defensa de Gotland

14/06/2022 - 

De las tripas del Hércules C-130, descendieron sigilosamente las tropas preparadas para la defensa de Gotland, durante la operación Baltops 22. Se oyeron varios disparos y los rángers del ejército sueco se aprestaron al refuerzo rápido de esta pequeña isla, vital para asegurar el Mar Báltico, bajo las órdenes de los Estados Unidos de América. Hacía calor bajo el uniforme de camuflaje, incluso en la ZonaZero-Norte del TerritorioEuropa, aquél día de primavera del Año II d.C. -después de la Covid-.

Bajo un sol de justicia, los soldados suecos descendieron y se miraron, tras otear el horizonte, con los rostros surcados de verde y sudor, mientras la nave nodriza se alejaba levantando el vuelo entre un ligero zumbido del motor que simulaba el aletear de un enjambre de abejorros. Situada a 100 kilómetros de la costa sueca, Gotland tiene una vista imponente del Mar Báltico, lo que la convierte en un terreno estratégicamente vital para la defensa de Europa desde el noreste.

Las fuerzas de 16 países se unieron en la operación Baltops 22, con más de 45 barcos, más de 75 aviones y 7.500 soldados de tropa hasta el inicio del verano. El ejercicio, dirigido por la Sexta Flota de la Armada de los Estados Unidos, con sede en Italia, contaba con el apoyo de las Fuerzas Navales de Ataque y Apoyo de la OTAN (STRIKFORNATO), con sede en Portugal.

El Contraalmirante de la Armada de los EEUU, John Menoni, Comandante del Grupo de Ataque Expedicionario Dos, y el Coronel del Ejército Sueco Magnus Frykvall, Comandante del Regimiento de Gotland, habrían dado la orden de abrir fuego. El rumor de los disparos en Gotland alcanzó hasta las costas de Leningrado, en el TerritorioKremlin.

El batallón marchaba hacia el bosque mientras los carros de combate Stridsvagn 122 intentaban camuflar sus cañones con ramas de árboles. En la costa, en la playa de Tofta, se avistaban los navíos del grupo de anfibios del USS Gunston Hall. Acababan de desembarcar a los infantes de marina del mar a la orilla, quienes ya avanzaban silenciosamente entre los altos matorrales de las marismas.

Baltops 22. Foto: OTAN

No tardarían en encontrarse en campo abierto, separados por un rebaño de vacas que pacían plácidamente en la pradera. El pelotón patrullaba en dos filas indias, a uno y otro lado de la carretera, escoltado por un helicóptero de ataque Viper AH-1Z, que aterrizó para evacuar a los primeros heridos. No se habían contabilizado aún las bajas.

Cumplidos los 100 días de la invasión rusa de Ucrania, el ejército sueco y el estadounidense se entrenaban en las costas del mar Báltico, a tan sólo 331 kilómetros de distancia de Kaliningrado, un pequeño territorio ruso aislado dentro de la Unión Europea.

El coronel del ejército sueco Magnus Frykwall, comandante del regimiento de Gotland, fue contundente al afirmar que, “si nos convertimos en miembros de la OTAN, podemos ser parte de la planificación operativa militar conjunta, para la defensa de Europa y del Norte del continente. La amenaza es real y hemos visto lo que Rusia está dispuesta a hacer a un país vecino”.

-La Cumbre de la OTAN no tardaría en aprobar la entrada de Suecia y Finlandia, con fronteras marítimas y terrestres con el TerritorioKremlin, en los albores del verano de 2022. Nadie se dio cuenta, David, de que no era sólo un entrenamiento.

-Sí se dieron cuenta, Laura… Pero las voces disidentes eran acalladas por la propaganda atlantista y la política de la cancelación y el pensamiento único habían llegado a todos los rincones del TerritorioEuropa, socavando sus valores democráticos y sus principios de libertad. Poco podría hacerse para su defensa, después de lo que pasó en Gotland.

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