VALÈNCIA. El ataque con misiles y drones de Irán contra Israel este 13 de abril, primero de este tipo desde su territorio, en represalia por un presunto ataque israelí contra la sección consular de la embajada de Irán en Damasco a principios de mes, que mató a varios comandantes iraníes, aunque anticipado, es, por su escala, mayor de lo esperado. Irán ha indicado tras este ataque, que le permite salvar las apariencias, que las medidas de represalia han terminado. Por su parte EEUU y otros aliados israelíes, al actuar con decisión para proteger a Israel, han evitado un mayor riesgo de escalada. Ahora la reacción de Israel es crucial. Joe Biden, presidente de EEUU ha instado a Israel a mostrar moderación. Quiere ser reelegido en noviembre y no desea un mayor conflicto regional, ni que EEUU, se vea arrastrado. Además, EEUU ha venido mediando, al igual que Egipto y Qatar en conversaciones para asegurar un alto el fuego en Gaza.
Con todo, aunque un mayor conflicto regional no beneficia a ninguna de las partes, las posibilidades han aumentado en alrededor de 30 a 35 % y, dado este aumento de las tensiones en Medio Oriente, la probabilidad de un alto el fuego entre Israel y Hamas en Gaza han disminuido. Además, Irán, al apoderarse de un buque de carga vinculado a Israel, ha mostrado capacidad para interrumpir el transporte marítimo a través del Estrecho de Ormuz, por el que pasa un tercio de los cargamentos de petróleo.
También que hay que seguir de cerca los acontecimientos en el frente entre Rusia y Ucrania, donde el ejército ruso está reemplazando sus pérdidas en el campo de batalla más rápido de lo esperado. Rusia ha indicado que añadirá dos nuevos ejércitos y 30 formaciones para finales de este año.
El caso es que es posible un aumento de la volatilidad en los mercados financieros. Aunque el índice de referencia de Arabia Saudita, Tadawul All Share, apenas lo ha notado, ha llegado a verse una corrección en el comercio de criptomonedas. Dependiendo de la respuesta de Israel, puede haber mayor una reacción reflejada en mayor precio del petróleo, el tipo de cambio del dólar y de otros refugios como el oro -que ya había alcanzado máximo histórico, aparentemente impermeable al aumento de las rentabilidades reales de la deuda de EEUU- Por su parte los activos de renta fija pueden registrar ganancias a corto plazo, si bien pueden ser moderadas si las tensiones en Oriente Medio alimentan presiones inflacionistas. Los bonos del Tesoro de EEUU, se enfrentan al ciclo electoral y el creciente déficit público y la rentabilidad a vencimiento de los bonos puede seguir volátil a corto plazo.
De hecho, los datos de inflación -el IPC anual en EEUU ha aumentado hasta 3,5 % en marzo- y los temores a un estallido del conflicto en Oriente Medio, han obligado a reducir las expectativas de recortes de tipos de interés de la Reserva Federal, con aumento de la aversión al riesgo y de la volatilidad en la renta variable. Ante el accidentado proceso de desinflación ha aumentado la probabilidad de que los recortes de tipos de la Reserva Federal sean más modestos de lo que los mercados esperaban. Salvo sorpresa, hay más confianza en que el BCE comenzará a recortar tipos en Junio.
En este estado de cosas es posible aprovechar el aumento de la volatilidad, dado el bajo precio de la protección. Además, mantenemos una posición estratégica en oro, reforzada por las persistentes preocupaciones respecto a la persitencia de la inflación, así como la demanda oficial del metal amarillo parte de los bancos centrales e instituciones como fondos soberanos, que se ha disparado desde las sanciones occidentales a las reservas de divisas rusas de principios de 2022.
Ahora la temporada de resultados del primer trimestre acaba de comenzar y, dada ante la previsión de un mayor crecimiento económico, esperamos que los resultados en general superen las expectativas, con mejora de las previsiones de beneficios por parte de las empresas. Es destacable la resiliencia de la economía estadounidense aunque hay que ser conscientes de las elevadas valoraciones y baja volatilidad de su renta variable, razones para ser cautos. Hay que ver una ampliación sostenida del aumento de beneficios más allá de las "grandes tecnológicas". En conjunto favorecemos empresas con abundante liquidez, capaces de reducir deuda y devolver dinero a los accionistas mediante recompras de acciones y dividendos sostenibles. Además, tras años en los que los consumidores han sido el principal motor del crecimiento, el impulso puede pasar a la fabricación, con oportunidades en empresas alineadas con temas de inversión a largo plazo relacionadas con la transición energética, la digitalización y el fortalecimiento de las cadenas de suministro.
César Pérez es director global de inversiones en Pictet WM