VALÈNCIA. Contaba Mo
en uno de sus monólogos que americanos solo son los blancos, si eres negro eres afroamericano, si eres de origen palestino como él, árabe americano, todos menos los blancos tienen un nombre compuesto. Hasta los primeros pobladores del continente, que son los americanos nativos. Este es un caso muy singular, porque la primera neurosis y crisis para digerir el pasado que tuvo lugar en este país fue la relacionada con el trato dado a los nativos americanos. Primero, con prácticas genocidas y una estigmatización y estereotipos en los medios y la cultura y luego con un giro de 180 grados a partir de los años 60, con lavado de conciencia y búsqueda de la redención tirando en no pocas ocasiones del mito del buen salvaje. Estos maremotos culturales entorpecen más que ayudan la labor de diseccionar la cultura y buscar sus orígenes, sobre todo las manifestaciones más preciadas hoy, las de la cultura popular. Por ejemplo, vean este vídeo:
Posiblemente se trate del máximo paradigma del rock and roll. Es Link Wray. Ahí, con su chicle, sus gafas y sus patillas está reventando el escenario, pero lo que sale de su guitarra, Rumble, no solo es un clásico del rock and roll, una de las canciones más influyentes, es también la música de sus ancestros. Es algo que siempre se ha pasado por alto, la influencia de los indios, de los nativos americanos, en el R&B y, por consiguiente, el rock and roll.
Lo explica de forma muy sencilla el documental Rumble, the indians who rocked the world, de Catherine Bainbridge y Alfonso Maiorana. Especialmente ella tiene un curriculum centrado en el rock y en la causa nativa. Por ejemplo, fue la productora ejecutiva de Fanny: The Right to rock, muy aclamado por gente que jamás le había hecho ni caso a Fanny porque no estaban dentro de sus fantasías ramonianas de lo que es y no es cool, o el documental Reel Injun sobre el aludido trato que recibieron en la cultura de masas estadounidense los nativos. No obstante, el impulso inicial fue cosa de Stevie Salas, apache, que al tocar con Rod Stewart en el Madison Square Garden se preguntó si era el único indio que lo había logrado y empezó a investigar.
El reportaje comienza con el apunte de que en 1907 se empezó a grabar la música de los nativos porque se tenía constancia de que iba a desaparecer. Sin embargo, hay un vínculo entre su tradición y la del R&B de la que proviene la música popular del siglo XX más importante, el rock and roll. De hecho, la técnica inventada por Link Wray del power chord ha sido empleada hasta la saciedad en el punk y el hard rock.
Una de los primeros músicos entrevistados en el documental es Wayne Kramer, que encarna bien el espíritu de ambos géneros, y declara que cuando fueron a grabar tuvieron problemas con los técnicos por la suciedad y saturación del sonido que querían registrar. Él les tuvo que exigir que fuera así al grito de "¡Como Link Wray!". Pete Townshend también estuvo muy influenciado por el maestro, Iggy Pop confiesa que quiso ser músico desde el momento en el que escuchó Rumble y, como se explica, es que ni siquiera hubiesen existido Led Zeppelin sin Wray. Lo que pasó con esa canción, que da título al documental, es curioso, porque en su día se censuró aunque no tuviese letra. Pocos rockeros han conseguido algo así. Parece que incitaba a la juventud a delinquir, explica Steven Van Zant.
El trasvase se produjo tras las políticas genocidas de las autoridades estadounidenses. Se explica cómo con sus bailes y ritmos los indios pretendían ser invulnerables a las balas de los blancos. Esa desesperación era la misma o más de la que pudiera haber en el blues. Muchos nativos escaparon a Nueva Orleans y se inscribieron como negros gracias al color de su piel, un poco más oscuro. Así conseguían evitar les devolvieran a las reservas. De hecho, muchos tuvieron hijos con negros y aparecieron familias mestizas. La influencia de la cultura nativa en el folclore resultante, cuya máxima expresión es el famoso Mardi Grass, es evidente. Sobre todo en los trajes y los colores.
El propio Wray pasó su infancia escondiéndose del Ku Klux Klan, que iban con frecuencia a buscar a sus padres, de ascendencia Shawnee. Otro personaje clave, Howlin' Wolf, decía que aprendió a tocar la guitarra de un nativo llamado Charley Patton. No obstante, el documental no se detiene solo en las raíces, van desfilando también músicos contemporáneos, como Jesse Ed Davis, que tocó durante años con Taj Mahal, hasta que murió por una sobredosis de heroína; Randy Castillo, el batería de Ozzy, o Robbie Robertson, compañero de Bob Dylan, que era de ascendencia Mohawk y Cayuga.
Personalmente, mi aparición favorita es la de Pat and Lolly Vegas. Su disco en los sesenta, producido por Leon Russell, pretendía ser un llenapistas, lo mismo que luego ha sido la música dance de los 90. Muchas canciones son versiones, tan adorables como Good Lovin', pero las firmadas por los hermanos Vegas, mitad mexicanos, mitad yaqui/shoshone, como Here I go, Any old time o Keep me up tight me parecen realmente reseñables. Juegan en la misma liga que el maestro Del Shannon, pero ellos en los 70 tuvieron un recorrido mucho más celebrado con Redbone, el grupo de rock de nativos por antonomasia, aunque tirasen fundamentalmente por el soul. Lolly, el hermano de Pat, escribió Come and get your love, hit setetero extraido del álbum Wovoka. Sin embargo, cuando decidieron ir a Los Angeles a abrirse paso en la música, en Sunset Strip no contrataban a nadie negro, indio o latino -dicen negro o marrón- pero ellos lo lograron. Al poco tiempo, fue Hendrix quien les recomendó que explotaran sus orígenes y así fue, en los conciertos de Redbone hacían bailes nativos con todos los complementos de atrezzo. Hasta ponían micros en el suelo para que se oyeran las pisadas de los bailes.
Desgraciadamente, el documental se queda en el mainstream. Un grupo como Lincoln St Exit, que luego se convirtió en XIT, que literalmente significa reunión de tribus indias, y siempre trataron estos temas en sus letras, no aparecen. Se les considera embajadores de primer orden del American Indian Movement. Tom Bee, su líder, que compuso para Smokey Robinson o Michael Jackson, manifestó en una ocasión en Indian Country Today "mientras otros grupos cantaban sobre ven a por un poco de amor, nosotros le decíamos a Estados Unidos, ven y mira tus injusticias". Un reproche lleno de rencor dedicado a Redbone.
Sus discos como XIT los sacó Motown. En Albuquerque, el 27 de julio es el día de Tom Bee. Graciosamente, Bee dijo que le daba pena que sus discos siguieran vendiéndose treinta años después, porque eso significaba que su mensaje, por desgracia, seguía siendo válido. En cuanto al documental, se ve que para la mentalidad estadounidense, el concepto de éxito y triunfo sigue marcando la diferencia entre quién existe y quién no, sea cual sea la etnia desde la que se enfoque un asunto.