Foto: RAFA MOLINAALICANTE. La nueva Kelme, que en realidad se llama New Millennium Sports, se fundó en 2007 para rescatar la histórica marca de la garra de la quiebra de la empresa original. El Consell, a través del IVF, CAM y Bancaja se implicaron en el 'rescate' de la empresa, toda una institución en el deporte nacional. La operación se articuló a través de un fondo de inversión, Tirant, promovido por el IVF y gestionado por una firma catalana. El fondo fue a liquidación en 2017 tras cumplir su objetivo y perder unos 15 millones por el camino.
En esta segunda etapa, no obstante, los problemas financieros han seguido condicionando la actividad de una firma que, paradójicamente, ha ganado penetración, mercados, clientes y verticales nuevas como los deportes electrónicos. En 2019, el grupo chino Yuanxiang, fabricante textil y distribuidor de Kelme en Asia, se hizo con la mayoría accionarial de la empresa al capitalizar las deudas de New Millennium Sports. Y en 2021, un pleito con otro distribuidor, esta vez de Panamá, obligó a New Millennium Sports a declararse en concurso para evitar que la ejecución de la sentencia (condena de 3,2 millones de euros por incumplimiento contractual) terminase con su liquidación.
El concurso no ha sido un proceso sencillo. Durante año y medio, la empresa (que ha mantenido de forma notoria su actividad) y sus administradores concursales, del despacho ilicitano Galsán Consultores, han hecho encaje de bolillos para sacar adelante un convenio que necesitaba una importante quita, muy por encima del 50%, el visto bueno del principal acreedor de la empresa y, además, la complicidad de Hacienda. No ha sido fácil porque el fisco suele optar por la vía rápida en los concursos: ejercer su privilegio y liquidar, para cobrar lo que se pueda (maniobra que en muchos casos deja sin recuperar un euro al resto de acreedores).
Por si fuera poco, el concurso de Kelme se vio afectado por la entrada en vigor de la nueva ley concursal, que ha cambiado la forma de negociar y aprobar el convenio. Al final, no obstante, todo ha salido bien. Hacienda ha dejado pasar el convenio y el 75% de los acreedores ha aceptado las condiciones para permitir la viabilidad de la empresa. Aunque es un punto y seguido, porque una vez aprobado el convenio, la concursada entra en una fase de extrema fiscalización de su cumplimiento, y cualquier paso en falso puede desembocar en la liquidación. En New Millennium Sports, no obstante, están tranquilos y se muestran confiados en poder asumir sus obligaciones y, lo que es más, seguir creciendo en su cifra de negocio.
Tras la caída de los ingresos en 2020 (que se conjugó con la sentencia para aconsejar acudir al concurso), la nueva Kelme se ha recuperado rápido, máxime teniendo en cuenta su situación en medio de un concurso: en 2021 cerró la brecha de la pandemia, en 2022 creció a doble dígito sobre el año anterior, y en lo que llevamos de 2023 la evolución del negocio apunta a repetir el crecimiento (sobre lo ya crecido). "Una vez superada la fase de concurso, somos muy optimistas con la evolución de la cifra de negocio, que nos permitirá cumplir el plan previsto", indican desde la empresa.
Por el otro lado, la deuda que ahora debe afrontar New Millennium Sports es considerablemente más 'manejable' (si se pone en relación con su facturación anual) que la previa al concurso. Entre los pagos que se han ido afrontando, la reordenación del pasivo y la quita aceptada por el 75% del crédito, el pasivo asciende ahora a algo menos de 3,5 millones de euros. El futuro a corto plazo pinta bien para la nueva Kelme que sale del concurso, tras superar el tercer punto crítico de su todavía breve historia desde que asumió la mítica enseña de la garra.
