CASTELLÓ. Las obras de rehabilitación de la antigua sede de La Muy Noble para su conversión en biblioteca municipal, que arrancaron el pasado mes de enero, avanzan a buen ritmo y culminarán en septiembre. “Luego se equipará con el objetivo final de que sea inaugurada en Sant Jordi de 2025”, señalan a Castellón Plaza fuentes municipales de l’Alcora.
Los trabajos pretenden mejorar la eficiencia energética del edificio, la carpintería exterior, los sistemas de calefacción y refrigeración, la impermeabilización, rehabilitar los antiguos elementos cerámicos y de madera, instalar un ascensor y remodelar los aseos.
En la planta baja habrá una sala infantil, una sala de lectura, una hemeroteca y un archivo. Y en la primera planta se emplazará una zona de ordenadores, una sala de estudio, varias cabinas y un almacén. Las estanterías con los libros estarán repartidas en los dos niveles del edificio.
Los trabajos, cifrados en 1.206.543 euros, están subvencionados en un 50% por la Unión Europea y los ejecuta la empresa constructora Cleop. El consistorio mantiene restringido a residentes el tráfico en las calles Martinet y Pintor Ferrer, donde se ubica La Muy Noble.
El inmueble, de 1.266 metros cuadrados y construido en 1910, albergó la industria textil de Manuel Ruiz y Cia y, posteriormente, de Severino Ramos hasta 1947. Luego, en la década de 1950, abrió la fábrica azulejera La Esmeralda y después AFA. Tras unos años de abandono, el recinto volvió a la vida en 1976 como sede de La Muy Noble y Artística Cerámica de l’Alcora hasta su cierre en 2008.
El Ayuntamiento de l’Alcora lo compró en diciembre de 2020 por 360.000 euros a los herederos de Vicente Ferrer Agost para transformarlo en una Casa de la Cultura que incluirá la biblioteca municipal.
La creación del nuevo espacio de lectura y estudio da continuidad a las obras de remodelación de la casa consistorial que se ejecutaron en octubre de 2022. Los 154.774 euros pagados a la empresa Creaciones Inmobiliarias Patrón permitieron trasladar el Registro General a la planta baja y mejorar la accesibilidad a la primera planta del edificio, que data del año 1974.
El consistorio tuvo que asumir un sobrecoste del 13% en las obras para solventar los problemas de suministro de materiales para sustituir las ventanas de la fachada, instalar la climatización y modernizar el aseo de la primera planta.