CASTELLÓ. L’Alcora estrena una nueva faceta en la que el arte de acción toma el protagonismo. La artista alcorina Ana Beltrán Porcar es la comisaria de Terra Ceràmica, un ciclo internacional dedicado al arte de la performance con foco en la cerámica.
La idea, explica Beltrán, nace de su trabajo con la performance y su interés con la unión de disciplinas, por ello, se propuso acercar a su localidad el arte de acción relacionándolo con lo más tradicional de su tierra, la cerámica. Investigando la multidisciplinariedad en sus procesos creativos y con referentes que acercan estas dos disciplinas, decidió materializar esta unión. Un proyecto que tiene la contemporaneidad artística como iniciativa para una población como l’Alcora, con disposición a fomentar la vanguardia cultural, la creación artística y el desarrollo cerámico.
Para esta primera edición, Terra Ceràmica ha programado un cartel con artistas de trayectorias admirables y que presentan proyectos atractivos. Inaugura el ciclo la ceramista Verónica Moar que, desde Galicia, presenta una propuesta muy ligada a la tierra como contexto y a la cerámica como tradición. Verónica ofrece una colaboración con la artista Paula Pintos, que pone su voz y ambas se entrelazan con el movimiento. Llegan a l’Alcora aunando artes, la cerámica y la performance, pero también la danza y la palabra.
Alexandra Engelfriet, desde los Países Bajos, presentará una propuesta intensa de performance duracional, en la que el barro y el cuerpo se vuelven uno y el movimiento recoge toda la fuerza de la acción convirtiendo el cuerpo en parte de la cerámica, la barbotina de tierras locales y su cromatismo se funden con ella misma.
El ciclo cierra esta primera edición con Las Chicas del Barro, artistas de Girona cuya propuesta escénica trae la reflexión sobre las realidades sociales en las que nos vemos envueltas, el dúo formado por Tanit Mora e Irene Fernández genera discursos de gran dinamismo artístico mezclando la acrobacia, la narración y el barro para contarnos al unísono una historia propia.
La idea del comisariado de este festival nace, para Beltrán, desde su interés en la colaboración y la ruptura de barreras que nos encajonan para presentar una propuesta comunicativa que pueda acercarse a cualquier público. Con el ciclo, se aportará a la población una visión amplia de la performance con tres propuestas muy diferentes entre sí: Entre cántaro y càntir de Moar y Pintos es un proyecto íntimo, poético, de una belleza calmada y de gran sutilidad, evocando a la relación entre culturas.
La performance de Engelfriet acerca a la contemporaneidad más conceptual, una propuesta que va a la sensibilidad profunda de la artista, que parte de las entrañas y de las sensaciones del movimiento y de la materia. Cos(i)ficades, por su parte, es la propuesta de las Chicas del Barro, que traen una puesta en escena más teatral, con un discurso que se transmite mediante el desafío corporal de la acrobacia. Todas ellas, mostrando la posibilidad del barro, de la cerámica, de la tierra, de unificar la materia con el cuerpo, el movimiento y la acción para generar piezas artísticas que nos lleven a la emoción, a la reflexión y a compartir, desde el arte, nuestras vivencias.
Al mismo tiempo que se busca esta amplitud formal y conceptual que puede ofrecer el arte de performance, Terra Ceràmica también contiene una gran especificidad que lo acerca a la cultura local. El ciclo, como un proyecto muy vinculado a la tradición cerámica, fomenta esta comunión con la tierra y con lo local, promueve el acercamiento del arte contemporáneo a la raíz de lo íntimo y tradicional para desarrollar una propuesta para todos los públicos, cercana y atractiva con intención de seguir creciendo en futuras ediciones.