VALÈNCIA. Super Mario Bros: La película ha roto todas las expectativas y se ha convertido, en un solo fin de semana, en uno de los hitos taquilleros de todo el año, devolviendo a los cines los niveles de público pre-pandemia en estas vacaciones de Semana Santa: Con una recaudación de 8.032.951 euros, ya lleva 1.266.490 espectadores desde su estreno el 5 de abril, con una cuota de mercado del 55%. Los casi 2,1 millones de euros el día de su apertura, con 374.344 espectadores, le hacen ser el mejor estreno para una película de animación en España, la mayor apertura en número de espectadores desde la pandemia, la mejor apertura de 2023 y la mejor apertura de abril de todos los tiempos, según informa Universal, su distribuidora. A nivel mundial, los 377 millones de dólares recaudados arrebata a Frozen 2 el título del mejor estreno de una película de animación de la historia; y rompe cualquier techo como mejor estreno para la adaptación al cine de un videojuego.
Pero del éxito ya habla todo el mundo. La realidad es que la historia de los fontaneros de Nintendo ya ha sido llevado a las pantallas en otras ocasiones, aunque ninguna de manera notable. Habitualmente han sido productos televisivos para cadenas infantiles baratos y sin mayor recorrido. Y la joya de la corona fue el primer intento de hacer de Super Mario Bros un taquillazo en 1993.
Hollywood Studios, un estudio perteneciente a Disney que buscaba hacer películas de género para un público adulto, fue quien recogió el guante de hacer un live action del videojuego. Ya en 1989, la serie de televisión El show de Super Mario Bros. combinaba una parte de actores reales y de animación. El proyecto era ambicioso y tuvo un presupuesto de 48 millones de dólares y una batería de productos asociados de merchandising. Finalmente solo recaudó 21 millones en Estados Unidos y poca gente quería tener algún recuerdo de ello. Un fracaso total que se sumó al proyecto fallido de los primeros años del estudio.
Pero, ¿qué pudo fallar? Además de los millones recaudados, el elenco contaba con Bob Hoskins como Mario y Dennis Hopper como el villano Koopa. Hoskins venía de haber protagonizado ¿Quién engañó a Roger Rabbit? y de haber estado nominado al Óscar por su papel en Mona Lisa, mientras Hopper era uno de los actores más solicitados del momento, tras haber participado en films como Terciopelo Azul o Apocalipsis Now.
Ningún actor ni actriz pudieron defender una historia que poco tenía que ver con el videjuego (cuyos jugadores eran sus potenciales espectadores, siendo la primera gran adaptación de un videojuego en Hollywood) y con una fórmula copiada y pegada de cualquier otra película de aventuras de los 90. Los personajes de Mario y Luigi conocer a Daisy (no a Peach) en Manhattan. Pero pronto le secuestran para llevarle a una dimensión paralela que hay justo en un terreno que un promotor quiere explotar y en el que ha aparecido un yacimiento arqueológico. La segunda dimnesión se creó en el momento del impacto del meteorito con la Tierra que acabó con los dinosaurios, y en ella, estos siguen desarrollando una sociedad parecida a la nuestra. Koopa, el malvado dictador de Dinohattan, busca una piedra que le permitiría fusionar las dos dimensiones y acabar con la humanidad.
Intentar resumir en unas pocas líneas el argumento caótico no tiene nada que ver con ver la película, que da un par de pasos más. Traiciones, personajes cruzados, giros de guion que aguantan poco metraje… El argumento se va rizando hasta acabar desdibujándose en una película de estructura calcada. Mario y Luigi, mucho menos carismáticos de lo que la película pretendían, acaban luchando a tres bandas. Especialmente en la parte final, donde se suceden las escenas del clímax de la aventura, no hay ningún atisbo de originalidad. Los 80 y los 90 fueron el boom de este tipo de cine familiar, pero a la fórmula le quedaba aún mucho que innovar cuando Anabel Jankel y Rocky Morton decidieron no cambiar nada.
La película tampoco mantuvo la coherencia con el videojuego, ya no solo con su trama sino tampoco con los personajes que convirtieron al producto de Nintendo en icónico. Tema aparte merece el rodaje, que los propios Hoskins y Hopper no dudaron en calificar de pesadilla, con accidentes, atropellos, protagonistas bebiendo para pasar precisamente el mal trago… Jankell y Morton no volvieron a dirigir nada juntos, y la siguiente gran adaptación a la gran pantalla tardaría tres décadas en hacerse realidad.