VALÈNCIA. Intervenía ayer por la mañana Pedro Sánchez en el Debate del Estado de la Nación mientras el Ibex 35 se movía cómodamente por encima de los 8.000 puntos, cuando de pronto anunció en el Congreso de los Diputados un nuevo impuesto a la banca.... y la respuesta de uno de los sectores que -con mucha diferencia- más está sufriendo en los últimos años fue inmediata: auténtico desplome a bloque. En algunos momentos superior al 10% en casos concretos, si bien es cierto que al cierre las pérdidas aflojaron un poco. De este modo lograron que el Ibex 35, que llegó a tocar un mínimo intradía de 7.893,1 puntos, acabara manteniendo la cota psicológica del 8.000.
Los seis bancos que cotizan en la bolsa española (BBVA, Banco Sabadell, Banco Santander, Bankinter, CaixaBank y Unicaja Banco) despidieron un auténtico 'martes negro' con una capitalización conjunta de 100.535 millones de euros frente a los 105.909 millones del día anterior. O lo que es lo mismo: se esfumaron 5.374 millones de euros en apenas unas horas. Casi nada en un sector que no gana para sustos con 'tipos negativos', competencia fintech/bigtech, hiperregulación, obligado a llevar a cabo provisiones multimillonarias durante la crisis pandémica...
El peor parado fue CaixaBank, cuyas minusvalías latentes ascendieron a 2.055 millones de euros, al dejarse un 8,63% y cerrar en los 2,701 euros. Cierto es que llegó a tocar los 2,636 euros durante la sesión, pero al final el suave rebote redujo sus ganancias anuales hasta el 17,35%. A continuación se situó BBVA (-3,77%), que vio como se esfumaban en el parqué 1.080 millones de euros al finalizar en los 4,123 euros -llegó a marcar los 3,993 euros-, lo que elevó su rentabilidad negativa en lo que va de 2022 hasta el 17,86%. Un porcentaje ligeramente superior al 14,56% del Banco Santander, cuyas acciones retrocedieron un 3,65% acabando el día en los 2,467 euros -el mínimo fue de 2,40 euros-, lo que se tradujo en 1.561 millones de euros menos.
Pérdidas latentes menos abultadas en los otros tres bancos. Así, el Sabadell (-7,44%) acusó la 'marcha' de 275 millones de euros, finalizando en los 0,612 euros -mínimo diario de 0,575 euros- y reduciendo su ganancia anual hasta el 7,45%. Bankinter (-5,08%) cedió 233 millones al terminar en los 4,841 euros -mínimo de 4,531 euros-, lo que le apeó de la rentabilidad anual del 10% en cuatro décimas. Mientras que las minusvalías latentes de Unicaja Banco (-7,67%) alcanzaron los 170 millones, al echar el cierre en los 0,77 euros -tocó los 0,764 euros-, aumentando hasta el 8,90% sus 'números rojos' en bolsa en lo que va de ejercicio.
Tampoco se hicieron esperar las reacciones desde las patronales. Así, el portavoz de la Asociación Española de Banca (AEB), José Luis Martínez Campuzano, señalaba al respecto que el nuevo impuesto refleja "la improvisación jurídica" en que opera "un sector tan importante para la economía y la sociedad", en referencia al bancario, y ha indicado que "distorsiona el mercado". Además, advertía que la AEB "no conoce detalles sobre el anuncio" de un impuesto temporal, para 2023 y 2024, para las grandes entidades financieras "que ya han empezado a beneficiarse de la subida de tipos de interés", según explicaba el presidente del Gobierno en el Cámara Baja.
La AEB aseguraba que el sector "no ha sido consultado ni informado", a pesar de "mantener un diálogo permanente con el Gobierno. "Los accionistas de la banca española -muchos de ellos ahorradores- han sufrido ya un castigo en bolsa por este anuncio, que refleja la improvisación jurídica en que opera un sector tan importante para la economía y la sociedad". Asimismo añadía que esa "eventual" subida de tipos del Banco Central Europeo (BCE) "no asegura necesariamente una mejora de la rentabilidad de los bancos" ni "se traduce en beneficios extraordinarios", sino que es consecuencia de la subida de la inflación y "puede provocar una menor actividad económica". "Lo extraordinario han sido los tipos de interés negativos durante muchos años".
Por su parte, Alberto Aza, portavoz de la Confederación Española de Cajas de Ahorros (CECA), no dudaba en manifestar que es una medida que "no contribuye a armonizar los regímenes fiscales" dentro de la Unión Bancaria, si bien ha señalado la necesidad de conocer los detalles de la medida "para poder hacer una valoración más informada". Además, recordaba que el repunte de los tipos de interés "supone una normalización de la política monetaria" tras una "década ultraexpansiva".
Alberto Valle, director de la firma madrileña de asesoramiento financiero Accuracy fundada en 2014 por un grupo de ex consultores de Arthur Andersen, manifestaba no entender que el sector "sea el gran beneficiado en estos momentos. La subida de tipos de interés normaliza un entorno del precio del dinero totalmente excepcional. Precio que sigue siendo históricamente bajo en la zona euro. Por lo tanto, los mayores ingresos derivados de una subida de tipos son parte normal del negocio de la banca. Nada extraordinario por el momento".
Lo hacía incidiendo en que "el principal perjudicado por este impuesto es el accionista de las entidades, tanto los grandes fondos como el pequeño ahorrador. Los bancos españoles se han caracterizado por repartir dividendos de manera recurrente y son por lo tanto un tipo de valor muy incluido en la cartera del inversor español tradicional". Y, además, señalando "hay que leer la letra pequeña del impuesto, pero si bien a corto plazo los ingresos van a subir, no está tan claro a medio y largo plazo. La desaceleración económica puede tener efectos negativos en el negocio –menor volumen, mayor tasa de mora...- y podemos ver un impuesto especial sobre beneficios bancarios en 2023 cuando estos beneficios pueden perfectamente ser menores que en 2021".