VALÈNCIA. Lo que antes del 29 de octubre resultaba un trámite nimio o una preocupación poco relevante, ahora puede convertirse en objeto de reflexión y estudio. Ya sea un post o reel en redes sociales, el lugar elegido para una convocatoria pública o un canutazo cualquier ante los medios de comunicación, algo que el presidente de la Generalitat, Carlos Mazón, solía hacer con soltura y desparpajo, debe cuidarse ahora con mayor diligencia.
Este es el sensible cambio de paradigma que atraviesa el jefe del Consell y también líder del PPCV, Carlos Mazón, tras la trágica Dana que costó la vida a 223 personas. El abrasador y exigente foco mediático, tanto en el ámbito autonómico como en el nacional -e incluso en ocasiones internacional-, sigue posado de forma fija en la plaza de Manises, sede del Palau de la Generalitat, lo que obliga a controlar de forma minuciosa cualquier situación o contingencia a la que se enfrente el presidente.
Pero el ojo mediático no es el único que vigila a Mazón. También lo hacela dirección nacional del PP encabezada por Alberto Núñez Feijóo. El presidente de la Generalitat, ya lo dijo, no va a dimitir: fía su futuro político e incluso una hipotética reedición de su candidatura a su buen hacer y liderazgo en la tarea de reconstrucción. La pregunta que podría formularse cualquiera es: "¿Bajo qué critrerio y la opinión de quién? En este caso, la respuesta apunta a ser la siguiente: "Según los sondeos, los procesos judiciales abiertos y las impresiones de la dirección nacional del PP".
Bajo esta lupa, nada es un mero trámite y todo puede ser susceptible de revisión. Ejemplo de ello son los procesos orgánicos que tiene por delante la formación popular en este 2025, empezando por el congreso regional del PPCV, que en teoría debería celebrarse antes del verano dado que el último cónclave, que proclamó a Mazón como presidente, tuvo lugar en julio de 2021.
Así, si este cónclave no se aplaza, algo que podría ocurrir si la reconstrucción no está lo suficientemente avanzada lo que, de paso, podría evitar debates debates incómodos, Mazón se enfrentará a una reválida que en otro momento sería un mero trámite.
Tal y como informaba El Confidencial días atrás, en Génova han decidido dar un margen al presidente de la Generalitat. Tras unos momentos de tensión iniciales, donde incluso se produjeron contradicciones públicas como la exigencia reiterada de Feijóo a Pedro Sánchez de que tomara el mando de la crisis y, por tanto, le arrebatara las competencias a Mazón, la dirección nacional del PP parece dispuesta a permitir al jefe del Consell apurar sus opciones de liderar la reconstrucción y, con ello, reestablecer en la medida de lo posible su debilitada figura. Por el momento, Feijóo y los suyos parecen haber logrado en cierta medida su propósito de que el problema de la Dana quede en cierto modo encapsulada en la Comunitat Valenciana, pero obviamente tampoco conviene que la situación pueda enquistarse si Mazón y el PPCV no consiguen dar visos de remontada.
Es por ello que el próximo congreso de los populares valencianos puede ser una piedra de toque para calcular el futuro político del presidente de la Generalitat. Si la recuperación empieza a funcionar y Mazón es capaz de sacar la cabeza, la lógica indica que el congreso pudiera celebrarse con relativa normalidad y el líder del PPCV fueran ungido para su continuidad. Esto, sin embargo, no implicaría que la candidatura a la Generalitat estuviera decidida, dado que la dirección nacional del PP siempre tendría la oportunidad de dar un golpe de timón en la recta final de la legislatura y situar otro candidato o candidata.
No obstante, ante esta posibilidad, tampoco es descartable un aplazamiento del cónclave, lo que supondría seguir dando un margen de tiempo y oxígeno a Mazón para ver cómo sigue evolucionando la reconstrucción, los sondeos y la figura del presidente.
Sin duda, lo más impactante -y en cierta medida arriegado- sería que Génova decidiera un relevo en la presidencia regional del PPCV en ese congreso, dado que sería dar casi por amortizado a Mazón con vistas a situar un nuevo candidato o candidata en las próximas elecciones. Una estrategia compleja porque dejaría al jefe del Consell con una imagen debilitada con casi dos años de legislatura por delante, lo que invitaría a pensar en un escenario de adelanto electoral, con la intención por parte del PP de separar el caso particular valenciano de las futuras elecciones generales, tratando de impedir así que el efecto Dana pudiera condicionar los resultados en el ámbito nacional.