SIN RODEOS / OPINIÓN

Larga vida a la Constitución

8/12/2023 - 

Hace dos días celebramos el 45 aniversario de la Constitución y no podía dejar de escribir sobre ello. Lógicamente, en las últimas semanas y días, muchos han analizado este cumpleaños y la gran mayoría coincide en la buena salud de nuestra Carta Magna. Después de todos los obstáculos, es para celebrarlo.

Más allá de la estabilidad garantista que ha supuesto, ya lo destaqué en mi anterior artículo en el que hablaba del atropello democrático de la ley de amnistía y de las argucias de Sánchez para mantenerse en La Moncloa, quiero centrarme en su vigencia. En su plena vigencia. Así es, aunque a algunos les pese.

Nuestra ley de leyes sigue siendo la columna vertebral del ordenamiento jurídico español. La que sigue velando por la igualdad, libertad, pluralidad y justicia. Lo hizo en un momento histórico determinante para nuestro devenir como país; lo hace ahora, nueve lustros después; y lo va a seguir haciendo para que las generaciones futuras gocen de todos sus derechos y libertades como lo hacemos nosotros.

Por eso, yo, más que celebrar lo que ha supuesto la Constitución, que también, quiero congratularme por lo que nos va a traer. Es así porque estoy convencida de que va a seguir aportándonos estabilidad y seguridad. En este sentido, considero que todos los españoles hemos de felicitarnos por lo que hemos conseguido y por todo lo que lograremos. La Carta Magna sigue siendo y será la garante.

Así es porque los siete padres de la Carta Magna supieron estar a la altura de las circunstancias no solo para afrontar la Transición, sino también para mirar al futuro y poner la primera piedra del avance que nuestro país ha experimentado en todos los aspectos durante estos años. ¡Y los que nos quedan!

Según el diario de sesiones del Congreso de los Diputados, el 5 de mayo de 1978, en la Comisión de Asuntos Constitucionales y Libertades Públicas, cuando se debatía el proyecto de nuestra Carta Magna, uno de sus padres, Manuel Fraga Iribarne defendió: “Una Constitución a la altura de los tiempos ha de ser una Constitución para el desarrollo económico y social. Entre los fines del Estado actual, ninguno más evidente que el de promover la estabilidad económica, el pleno empleo, la inversión rentable, los servicios sociales y, en definitiva, la igualdad de oportunidades y el desarrollo general de las posibilidades de todos para lograr una vida digna y la consecución de una proyección personal y familiar de la felicidad posible”.

Este es solo un ejemplo de lo que durante aquellos meses se debatía en la sede de la soberanía nacional. Es interesante leerlo y comprobar que los objetivos de antes siguen siendo los de ahora. También resulta enriquecedor  ver cómo la prensa internacional se hacía eco de la aprobación de nuestra Carta Magna. The Guardian: “España empieza una nueva era”; Le Monde: “Los españoles se pronunciarán el 6 de diciembre sobre una Constitución en la que todos, o casi todos, se pueden reconocer”; The New York Times: “La Constitución garantizará los derechos humanos, define a España como una monarquía parlamentaria y permite un considerable autogobierno a las regiones”. ¿Qué pensarían hoy de nosotros los que escribieron estos titulares? Difícil de saber, con todo lo que ha llovido y con una perspectiva que no es la nuestra. En todo caso, nadie podría negar que España se ha transformado, que ha avanzado en todos los aspectos y que, efectivamente, abrimos una nueva era de la que hemos de estar orgullosos.

Por eso, porque ha supuesto el trampolín para hacer de nuestro país un lugar mejor para vivir en igualdad de obligaciones, derechos y libertades, podemos asegurar que la Constitución de 1978 es de todos. Y ha de ser, cada vez más, de los más jóvenes, de los que pronto llevarán las riendas de nuestro progreso. Con ellos, la Carta Magna irá cumpliendo años y cada 6 de diciembre será motivo de satisfacción por lo que hemos sido y hemos construido como país. Hoy, con sus 45 años, con esa madurez a prueba de críticas y obstáculos, hay que felicitarla por mantenerse firme y vigorosa. Los 46 millones de españoles estamos de aniversario. Celebrémoslo. ¡Por muchos más! ¡Larga vida vida a la Constitución!

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