CASTELLÓ. La digitalización es la única herramienta que permitirá a las redes eléctricas enfrentar los retos del sector -abandono progresivo de los combustibles fósiles, apuesta por las energías eólica y solar e integración de nuevas fuentes de producción como el vehículo eléctrico- y además lograr ventajas en términos económicos, de eficiencia de gestión y disminución de costes en la operación y mantenimiento de red.
Resolver todos estos desafíos, “solo es posible a través de una red eléctrica cada vez más inteligente, eficiente, resiliente y por tanto digitalizada”, ha explicado Íñigo Berganza, experto en redes eléctricas y responsable del departamento Red de Acceso Digital, dentro del área de Smart Grids de i-DE Redes Eléctricas Inteligentes, empresa de Iberdrola que gestiona el negocio regulado de Redes en España.
Con más de 11 millones de usuarios en territorio nacional y el manejo de unos activos de red eléctrica de más de 10.000 millones de euros, i-DE Redes Eléctricas Inteligentes acometió, desde 2008, un “ambicioso" programa de digitalización de redes en todos los procesos, sistemas y activos de su negocio y se focalizó en el despliegue de Redes Inteligentes (Smart Grids).
Para explicar cómo se ha desarrollado ese programa y cuales son las grandes lecciones aprendidas en ese proceso de digitalización, Iñigo Berganza, junto con el responsable de la unidad AMI (Advanced Meter Infrastructure) en i-DE Redes Eléctricas Inteligentes, dentro del departamento de Red Digital Central, Íñigo Larumbe, impartieron en el séptimo microtaller digital del proyecto Industrias inteligentes; el desafío del futuro que lidera la Agencia Valenciana de la Innovación (AVI) junto al Colegio Oficial de Ingenieros Industriales de la Comunitat Valenciana.
La primera de esas lecciones, tal y como destaca Íñigo Berganza, ha sido la importancia de las personas “en un proceso de tanto calado”. Así, de forma paralela a la digitalización de la compañía, “comenzamos con un ambicioso plan de formación y capacitación para nuestro personal y contratistas que ha sido la clave del éxito. Hubo que adaptar la forma de manejar el negocio y operar nuestra red eléctrica a la nueva situación. Para ello, lo principal era que las personas adquirieran las habilidades y estuvieran comprometidas con el cambio que venía”.
Berganza señaló que el sector utilities es uno de los más comprometidos con la digitalización de su negocio, ya que al implicar infraestructuras de gran tamaño y dispersas por todo el territorio, los beneficios de la digitalización son evidentes para el rendimiento de los activos, mejor servicio al cliente o mantenimiento proactivo.
De ahí que, tan importante como ese compromiso, también sea fundamental la cultura de la innovación de la compañía, ya que “es necesaria para aprovechar al máximo las oportunidades, de forma continuada y en el largo plazo”, incide Berganza. En Iberdrola se ha resuelto con la creación de un centro de innovación Global Smart Grids Innovation Hub, que potencia la I+D en iniciativas novedosas de todo tipo en el ámbito de las redes inteligentes.
Además, tal y como explica el experto, el cliente final es el gran beneficiado del sistema de telegestión de las redes inteligentes, puesto que se terminan las visitas a domicilio para las lecturas de contadores y se transacciona a un servicio remoto de control de consumos casi en tiempo real, con mucha mayor funcionalidad para el cliente y capacidad de gestión de su potencia y energía.
Una telegestión que Iberdrola impulsó a raíz del Real Decreto 110 de 2007 y que supuso el despliegue de contadores eléctricos inteligentes y un proceso de “subirse al carro” de todas las compañías en este terreno. Estaban obligadas a sustituir un total de 28 millones de contadores electromecánicos en toda la geografía nacional en el plazo de unos años. “La apuesta de Iberdrola fue convertir esta obligación en una oportunidad y aprovechar el despliegue masivo de contadores para instalar también un Sistema de Telegestión y Automatización de Red. Podemos decir que la regulación fue el pistoletazo de salida de una tendencia y que se consolidó en España a partir de 2007. Pero Iberdrola decidió ponerse por delante de la regulación e ir más allá”, destaca Íñigo Larumbe.
En definitiva, como señala Íñigo Berganza, las empresas que no digitalicen sus redes y las operaciones de negocio de su día a día “corren el riesgo de no poder conseguir los niveles de eficiencia y calidad de red que los reguladores europeos vienen exigiendo o de hacerlo de forma no sostenible económicamente”. En concreto, en este sector, añade Íñigo Larumbre “la digitalización va a ser más y más importante y va a permitir llevar la automatización hasta los niveles de Baja Tensión (220V) que permitirá una interacción de aún más tiempo real por parte de los clientes/lecturas de contadores cada 15 minutos”.
A estas lecciones hay que sumar el requisito de la interoperabilidad. En Iberdrola “existe una apuesta clara de tecnologías que garantizan la interoperabilidad entre diferentes suministradores. Dado que las grandes inversiones de una empresa eléctrica en redes han de venir asociadas al mínimo riesgo y a tiempos de vida largos para nuestros activos, garantizar que no se depende de un único suministrador ni de mercados cerrados en competencia, es fundamental. Cuesta tiempo educar al mercado, pero el requisito de la interoperabilidad entre competidores es ya una condición irrenunciable”, explica Íñigo Larumbe.