Las clementinas buscan espacio 'lejos' de Sudáfrica y Castellón plantará 250.000 árboles de leanri

2/03/2019 - 

CASTELLÓN. La nefasta temporada citrícola, sobre todo en la primera parte de la campaña, muy perjudicada por la llegada de fruta de Sudáfrica, ha acentuado la tendencia que en los últimos años vienen experimentando los productores, sobre todo los más potentes, para reconvertir sus campos. En este sentido, los agricultores están incidiendo en la tendencia a plantar variedades tardías, que amplíen la campaña hacia el final y no sufran los problemas de cohabitación con la naranja que llega de esta parte del hemisferio sur.

Y parecen haber encontrado un hueco entre la clemenules y las variedades con royalties, como la nadorcott, tango y orri. Al menos así lo apuntan los registros de la Compañía de Variedades Vegetales Protegidas (CVVP), que en las últimas semana ha cerrado la venta de licencias para la plantación en España de una nueva variedad la leanri, que llega, precisamente, de Sudáfrica. Se trata de una mutación de la clementina murcott cuyo periodo de recolección va "desde mediados de diciembre hasta finales de febrero", señala la gerente del CVVP, Reyes Moratal

En este periodo, que comienza en la recta final de la recolección de la clemenules y que se solapa con otras variedades menos apreciadas, como la hernandina, los productores parecen haber encontrado un hueco en el mercado y han agotado el millón de licencias para la plantación de árboles en España, cuyo royalty se eleva a "20 euros por planta", indica Moratal. De estas licencias, algunas pendientes de firmar, "entre el 20 y el 25% se han concedido para la provincia de Castellón y aproximadamente un 40% para su explotación en fincas de la Comunitat Valenciana". 

De esta manera, en los próximos años se plantarán en el territorio provincial alrededor de 250.000 árboles de esta nueva clementina y unos 400.000 en el autonómico. Esto significa casi 500 hectáreas en las comarcas castellonenses y unas 730 en el conjunto de la Comunitat. No está nada mal para una variedad que el próximo año comenzará a ofrecer cosecha comercial, aunque algunos de quienes han comprado licencia "no podrán plantar hasta 2020" debido a las restricciones que marca la gestión de la variedad, señala la directora del CVVP.

Ampliar la campaña

Esta variedad está marcando una tendencia clara hacia dónde quieren extender los productores la campaña, aunque faltan variedades de calidad. El propio secretario general de la Unió de Llauradors, Carles Peris, reconoce que tan novedoso como leanri, "no hay ninguna variedad", en un periodo al que ya llegó la sando. Sí parece que el Institut Valencià de Investigacions Agràries (IVIA) ha desarrollado una variedad, la murina, también desarrollada a partir de la murcott, "que ya está a la venta y para la que parece que hay bastante demanda", indica. Esta llegaría todavía más tarde, desde febrero hasta abril. 

El IVIA, apunta Peris, también está experimentando con un híbrido de mandarino, denominado alborea, cuya recolección se produciría en enero, pero todavía no se comercializa. Asimismo, "se está trabajando para desarrollar un híbrido temprano para octubre", cuyo nombre es bingo, aunque el responsable de la Unió reconoce que lo habitual es querer plantar, "sobre todo en Castellón, hacia el final de la campaña, no hacia delante". En este sentido, señala que, aunque en la primera parte existe la competencia de las variedades tardías del hemisferio sur, "se debería estirar la campaña en España porque, si no, colapsaremos la segunda parte", la que mejor funciona actualmente. 

Los comercios, los que más plantan

Y todo en busca de una garantía de ingresos que constantemente busca el sector. En este sentido, el presidente de Fepac-Asaja, José Vicente Guinot, destaca que la tendencia hacia la reconversión se ha acentuado por la nefasta campaña actual, pero se da, sobre todo, entre los grandes productores "que son los que están aprovechando el momento para comprar tierra, que el agricultor tradicional está vendiendo barata". Esto se notará, asegura, "sobre todo de cara a la próxima campaña", cuando habrá más campos que vivan el proceso de cambio de variedades. También Peris reconoce "más actividad en las grandes firmas que en los pequeños productores, aunque los hay que no se resignan al abandono y quieren reconvertir". 

Y es que ya son varios los ejercicios en que grandes comercios vienen haciéndose con huertos para asegurarse una producción propia. Un proceso de concentración al que, como también experimenta la economía global, no escapa el campo castellonense. 

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