ALICANTE. He empleado más de dos años en descifrar uno de los acontecimientos más oscuros del final de la dictadura en Alicante, la muerte en Elda de un joven trabajador por disparos de la policía armada el 24 de febrero de 1976. No ha sido fácil descubrir qué ocurrió aquella noche. El resultado de esas investigaciones puede verse en mi documental Las tres muertes de Teófilo del Valle. Un filme que podrá verse en Alicante en dos citas, próximamente. El martes 17 de octubre, en la Sede Universitaria Ciudad de Alicante, de la UA, en la calle San Fernando, y el jueves 26 de octubre, en el Centro Social Isla de Cuba.
Hay que recordar que, en el mes de febrero de 1976, tuvo lugar una gran movilización de trabajadores del entonces pujante sector del calzado alicantino. La falta de libertades y la represión policial, en una dictadura aun intacta, sembró la tragedia. Los trabajadores y trabajadoras solo reclamaban un convenio justo y poder participar con representantes propios en una negociación controlada exclusivamente por el sindicato vertical franquista.
Hubo concentraciones y alguna manifestación en Elda, Elche y Petrer. Por toda respuesta, el gobernador civil Benito Sáez González de Elipe envió a la policía armada, los temidos 'grises' de la dictadura, a patrullar por las calles con órdenes de impedir cualquier movilización de los trabajadores.
Llegó el fatídico día 24 de febrero y la policía armada se empleó a fondo disolviendo las concentraciones. Ese día, en Elda, al caer la noche, y cuando el convoy policial estaba de retirada, la policía bajó del último autobús y persiguió a un grupo de jóvenes que les había increpado y tirado al autobús una andanada de piedras.
Los policías armados, tras atravesar varias calles y ver que los jóvenes se les escapaban, comenzaron a disparar y detuvieron a varios de ellos. A más de trescientos metros del incidente, el policía armado Daniel Aroca, disparó por la espalda hasta seis balas de su cargador a Teófilo del Valle, cuando estaba a punto de escapar. Una le impactó en el tobillo. Otra en la nuca. El cuerpo del joven Teófilo cayó al suelo mortalmente herido. Unos minutos después moría desangrado en el asfalto de la calle San Roque.
Ahora, 47 años después, hemos conseguido acceder a los expedientes judicial y militar gracias al empeño de un hermano de Teófilo. Hay que señalar que todavía está vigente la Ley de Secretos Oficiales aprobada por el régimen franquista en 1968, que establece un plazo de cincuenta años para acceder a estos expedientes judiciales.
Ha resultado crucial en la investigación la participación en el documental de Agustín Ferrer, entonces juez de primera instancia e instrucción de Elda. Su colaboración permite ver, desde dentro de la propia legalidad franquista, cómo se intentó destruir las pruebas que incriminaban a la policía armada en un delito de imprudencia con resultado de homicidio.
La entereza y profesionalidad de Ferrer permitieron establecer, en su día, la responsabilidad criminal de la actuación policial de forma rotunda, de manera que, en Alicante, los mandos militares no pudieron evitar que se hiciera un consejo de guerra al policía. Pero un tribunal formado exclusivamente por militares, dos de ellos del mismo cuerpo policial, lograron, en una sentencia incoherente, exonerar de cualquier responsabilidad al policía autor de los disparos.
Para mayor indefensión el mando militar rechazó la petición de la familia de Teófilo de personarse en el proceso al policía. No les informaron de la celebración del Consejo de Guerra ni de su resultado. Un veredicto que exoneraba también a la policía armada de responsabilidad civil, de forma que a la familia no se abonó ni siquiera los gastos del sepelio.
El policía que disparó contra Teófilo fue absuelto. En esos días, Juan Carlos I había asumido la jefatura del Estado y Martín Villa era ministro de Relaciones Sindicales del Gobierno Carlos Arias Navarro.
Los hermanos de Teófilo han esperado todos estos años para averiguar cómo murió. Se ha tardado mucho tiempo, pero, al final, la verdad de aquellos hechos ha visto la luz. Ahora, tras visionar el documental, la familia afronta el reto de conseguir la verdad judicial y una sentencia justa que repare legal y moralmente el daño causado. Las recientes noticias sobre la admisión en sede judicial de varias querellas por torturas y otros crímenes en esos años de la Transición les animan a ello.
Teófilo fue la primera víctima de la Transición, luego habría más, muchos más, que caerían en manifestaciones o en atentados de organizaciones de extrema derecha, como desgraciadamente ocurrió en Alicante, en octubre del siguiente año, cuando Miguel Ángel-Díaz - Panadero Sandoval, miembro de Fuerza Nueva, acabó con la vida de Miquel Grau en la plaza de los Luceros.
Las tres muertes de Teófilo del Valle narra una importante etapa de nuestro reciente pasado mostrando los hechos con documentación y fotografías inéditas y con las declaraciones de los principales protagonistas de aquellos días. Ojalá alcance a ser una herramienta contra la banalización de nuestra propia historia y contra el olvido.
El documental fue presentado como película invitada en el Festival de Cine de Alicante. Ha sido seleccionado en el Festival Docs Valencia y en el Festival de Cine Independiente de Lisboa. Un variado equipo de profesionales forma la ficha técnica.
Michael Meert, script consultant, ha asesorado en el guion y la dirección. Meert es un cineasta alemán afincado en España que ha dirigido más de treinta documentales. Como operadores de cámara, Manel de Juan Poveda, graduado en Multimedia en la UPC, y Javier de Juan Gerónimo, filmaker y realizador formado en Escuela de Cine Ciudad de la Luz y en Madrid.
Mención especial merece Carles Esquembre, autor de las ilustraciones. Esquembre es autor de comics, músico e ilustrador. Sus novelas gráficas sobre Lorca (seis ediciones) y Miguel Hernández están publicadas por Planeta. La banda sonora original es de Merche Muñoz, pianista y compositora dirige la escuela de música Casa Sofía, en el Altet. En la postproducción, Guillermo Alcalá-Santaella, director de Marallavi Films, y Cristina Aguilar, editora y montadora.