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grand place / OPINIÓN

Las arenas movedizas del Sahel

8/08/2023 - 

El verano del Año III d.C. -después de la covid- se esperaba tranquilo. Los ataques habían cesado, como era de esperar. La solución había sido drástica y definitiva. Tras unas escaramuzas, los escasos supervivientes habían terminado por desaparecer de la zona de peligro. Las continuas incursiones de estos soldados amenazaban la paz. Era imposible que recuperaran posiciones. Se habían quedado aislados y sin acceso al campamento base. La estrategia había dado resultado: aislar a la abeja reina y a sus obreras, y tapiar el agujero de la pared donde se ocultaba el panal.  

Aislar a Níger va a ser un poco más difícil que acabar con una colmena. Pero Occidente parece decidido a recuperar el terreno perdido en un país estratégico para la seguridad energética en Europa. Las centrales nucleares de Francia dependen del uranio nigerino para seguir produciendo el uranio enriquecido que dé luz a sus ciudadanos y a sus vecinos.

Una vez dinamitados en septiembre de 2021 los gasoductos Nord Stream I y II de Gazprom, que abastecían de gas al Este europeo, se acabó la hegemonía energética alemana como distribuidor del gas ruso. Ahora, el golpe de Estado en Níger amenaza con reproducir este declive acabando con la independencia energética del otro gigante económico de la Unión Europea, Francia.

Los jefes de los ejércitos de la Comunidad Económica de Estados de África Occidental (Ceeao) lanzaron el viernes una reunión extraordinaria de tres días en la que elaboraron un plan contra la junta golpista de Níger -el Consejo Nacional para la Protección de la Patria (CNSP, por sus siglas en francés)-, con un ultimátum que finalizó el domingo y en el que incluían la liberación del Presidente depuesto, Mohamed Bazoum. Cuatro países le han declarado la guerra: Nigeria, Benín, Costa de Marfil y Senegal confirmaron de una manera clara la disponibilidad de sus ejércitos para intervenir en territorio nigerino.

Protestas a favor del golpe de Estado en Níger. Foto. Djibo Issifou/Dpa

Mientras tanto, Guinea-Conakry, Malí y Burkina Faso reconocen a la Junta militar que ha derrocado al presidente y le han prometido ayuda. Argelia se ofrece a pacificar. El conflicto regional en África está servido. Con gobiernos dependientes de la ayuda occidental de cooperación, con multinacionales de todos los continentes explotando sus recursos energéticos, lo que ocurra en el Sahel será una broma comparado con el genocidio de Ruanda de los  años 90 del siglo XX, que culminó con la masacre del 70% de los tutsies a manos de los hutus en el poder.

Tambores de guerra: La junta militar nigerina ha ordenado el cierre del espacio aéreo y h aumentado los controles de seguridad en el país. Francia tiene 1.500 militares desplegados en Níger como parte de la lucha contra el yihadismo. Estados Unidos tiene una base de drones y unos 1.100 soldados en suelo nigerino, pero pide prudencia. China tiene un oleoducto a punto de poner en marcha, que le ha costado 4.000 millones de dólares. Irán, Turquía y Arabia Saudita también tienen intereses comerciales en el país. Bruselas ha cesado de inmediato el apoyo presupuestario y la cooperación en el campo de la seguridad, temiendo una avalancha de emigrantes sin control hacia Europa y el acercamiento de Níger a Rusia. Y Rusia se deja querer por las arenas movedizas del Sahel…

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