Amamantar a tu bebé es darle también hogar, es seguridad, es protección, es salud y es amor… mucho amor. La lactancia materna va más allá de la propia alimentación. Esta semana se celebra la Semana Mundial de la Lactancia Materna, actualmente el movimiento social más extendido en defensa de la lactancia materna.
El debate en torno a la lactancia no existe o no debería existir, cada mujer debería decidir si quiere o no quiere amamantar a su bebe y punto. Un privilegio, por cierto, el poder decidir que no todas las mujeres tenemos. Pero el debate surge cuando afecta al sistema en el que vivimos y especialmente cuando sufrimos un desajuste entre la recomendación que hace la OMS sobre los 6 meses de lactancia exclusiva que recomienda para el desarrollo del bebé y los permisos de lactancia que no se ajustan a esa recomendación sanitaria mundial.
Insisto que mientras no se sigan las indicaciones de la Organización Mundial de Salud (que recomiendan un mínimo de 6 meses de lactancia exclusiva a demanda) y se amplíe las bajas maternales a los 6 meses, se seguirán perdiendo lactancias que se inicien y aumentarán las tasas de abandono a los 3 meses.
Aquí es donde se podría generar cierto debate pues la lactancia exclusiva a demanda durante 6 meses supone un sacrificio y un coste profesional muy elevado para las mujeres trabajadoras que no tienen más opción de acogerse a permisos sin sueldo o excedencias forzosas. La lactancia para una mujer trabajadora por cuenta ajena puede convertirse en una moneda de cambio complicada entre la vida personal y la profesional.
Se trata de una reivindicación que sigue año tras año en nuestro país sin conseguirse avances reales. Mucha declaración de intenciones que no llega a cristalizarse. Y eso que hablamos de países desarrollados con ciertas garantías que se presuponen por el sistema legal que nos sostiene y con entidades que siguen trabajando en esta línea como Amamanta o La Alianza Mundial pro Lactancia Materna (WABA).
Pero la lactancia no siempre depende de la elección de la madre en cuestión. Existen otros factores que la hacen viable o inviable. Y me refiero los contextos en crisis, en guerra o en situaciones realmente duras como la que se viven en algunos países en desarrollo.
Por ello el trabajo de algunas entidades como, por ejemplo, Acción Contra el Hambre es vital en este campo con proyectos de formación y apoyo profesional a mujeres en situación de vulnerabilidad es vital e imprescindible tanto por la mujer como por su bebés. Recordamos que la lactancia materna es la herramienta de prevención contra el hambre y la vacuna natural más efectiva.
La situación de vulnerabilidad de los bebés aumenta considerablemente ante una emergencia. Todas las emergencias generan estrés y traumas, lo que dificulta que las madres mantengan prácticas adecuadas de alimentación infantil. Sin embargo, con el apoyo adecuado, se puede conseguir dar el pecho, incluso en las circunstancias más complicadas.
En situaciones de crisis como por ejemplo los devastadores terremotos que asolaron el sur de Turquía y el norte de Siria hace meses, y que dejaron a familias enteras sin refugio. Acción contra el Hambre y sus socios locales, intervinieron rápidamente estableciendo, entre otros, espacios acogedores para madres y bebés en los campos de desplazados. Estos espacios proporcionan privacidad, apoyo psicológico, asesoramiento y asistencia para ayudar a las madres a amamantar con éxito a pesar de las difíciles circunstancias a las que se enfrentan.
Estos espacios con profesionales en asistencia y asesoría de lactancia han conseguido que casos como el de Latife, madre de tres hijos y originaria de Uzbekistán, embarazada en un campo de desplazados de Turquía, y viviendo en una tienda de campaña, descubrió la importancia de la lactancia materna y sus beneficios tanto para su bebé como para ella.
El conflicto en Ucrania es otra de las emergencias a las que Acción contra el Hambre ha dado respuesta. Uno de los casos de éxito es el de Erodina, una madre de 25 años ingresada en el hospital junto a Anastasia, su hija de año y medio de edad, que sufre de una alergia que le dificulta la respiración. Durante su primer mes de vida, Anastasia no comió suficiente porque su organismo no aceptaba los alimentos. Gracias al asesoramiento en lactancia impartido por la entidad y su socio local, Erodina aprendió cómo alimentar a Anastasia para que el bebé se acercara a sus pechos de forma natural, y qué hacer en caso de que Anastasia no comiera, y cada vez están más cerca de poder volver a casa.
El trabajo de entidades como Acción Contra el Hambre con proyecto concretos y la profesionalidad de las asesoras de lactancia es vital y necesario para llegar a conseguir objetivos concretos.
Y es que como denuncia Acción Contra El Hambre, aunque a lo largo de los años ha aumentado la prevalencia de la lactancia materna exclusiva entre los menores de seis meses, aún queda mucho camino por recorrer para alcanzar el objetivo mundial del 70% en 2030. Esto requiere una inversión sostenida en intervenciones eficaces para promover y apoyar la lactancia materna, especialmente en situaciones de emergencia.
La semana que viene… más!