Tras comenzar el año con unos datos de crecimiento e inflación mejores de lo esperado, los mercados parecen inclinarse ahora por apoyar la narrativa de una ralentización del crecimiento estadounidense, y algunos actores de Wall Street siguen pronosticando entre tres y seis recortes de tipos para finales de 2024.
Sin embargo, analizando el mercado laboral estadounidense, si bien asistimos a una caída de la demanda desde los máximos de 2022, la contratación se mantiene un 15% por encima de los niveles previos a la crisis, con más de 8 millones de vacantes en abril.
Según los últimos datos publicados el viernes, en mayo se crearon 272.000 nuevos puestos de trabajo, excluido el sector agrícola, cifra significativamente superior tanto a la media del último año (232.000) como a la de los últimos tres meses (249.000) y que no muestra una aparente ralentización de la demanda de mano de obra. Además, el número de despidos se mantiene en niveles históricamente bajos, con solicitudes de subsidio de desempleo que se mantienen en 220.000 o menos desde hace casi un año.
Obviamente, los defensores de los bonos señalarán la debilidad de las últimas encuestas de hogares estadounidenses, según las cuales el empleo cayó en 408.000 personas en mayo, aunque hay que recordar que se trata de una serie bastante volátil, que ha tenido poco impacto en la trayectoria de la economía estadounidense y la política monetaria en los últimos dos años y medio.
En conclusión, los temores a una ralentización de la economía estadounidense son, en nuestra opinión, exagerados, especialmente a la luz de los últimos datos de empleo de mayo, y consideramos mínima la posibilidad de un recorte de los tipos de interés a corto plazo.
Jeffrey Cleveland es economista Jefe de la gestora estadounidense Payden & Rygel