El programa de cine de Culturplaza y Plaza Radio
VALÈNCIA. El próximo 14 de junio, Atalante lleva a los cines Eureka, la última película de Lisandro Alonso, una road movie sobre los pueblos originarios de los Estados Unidos, protagonizada por Viggo Mortensen (Green Book, El señor de los anillos) y Chiara Mastroianni (Los hijos de los otros, Los canallas). Previamente, pudo verse en Cannes Première en la pasada edición del certamen y en la Sección Albar del Festival de Cine de Gijón.
El director de Jauja, volvió al Festival de Cannes con una de sus películas más ambiciosas, un viaje fascinante y enigmático a través del tiempo en el que explora la experiencia de las comunidades indígenas comparando la forma de vida de los indios en la selva de América Latina, donde todavía pueden refugiarse en su vasto entorno natural, con la situación de los nativos americanos, que viven en una parcela de tierra asignada por el gobierno estadounidense.
¿Hacia dónde nos dirigimos? ¿Adónde nos lleva el progreso? ¿Qué ha hecho la noción de progreso por los nativos americanos? ¿Es mejor ser pobre en Sudamérica o estar un poco mejor, pero completamente aislado y sin perspectivas de futuro? ¿Es mejor vivir bajo un árbol viendo la luz a lo largo del día, o ser un engranaje de la civilización occidental?.
Un singular western en blanco y negro con una mirada hacia el futuro en el que Mortensen une fuerzas con Chiara Mastroianni para crear una película mágica sobre la condición global de los pueblos indígenas y nuestra misma noción del progreso.
El cielo rojo del director alemán Christian Petzold (“Ondina”) se estrenará en CINES el próximo 14 de junio, distribuida por Filmin. La película, que viene de ser premiada en el Festival de Berlín con el Gran Premio del Jurado y de participar en el Festival de San Sebastián, es una comedia dramática sobre cuatro jóvenes desconocidos entre ellos que, por distintas razones, comparten una casa de verano al lado de la playa. Uno de ellos es Leon (Thomas Schubert), un escritor engreído y estancado en su última obra que se va de vacaciones con su amigo, de carácter opuesto, Felix (Langston Uibel). Devid (Enno Trebs), por su lado, es el socorrista de la playa y Nadja, quien ya estaba en la casa cuando los demás llegaron, es una chica misteriosa y escurridiza que va arriba y abajo con su bicicleta rohmeriana. La joven, objeto de deseo y de ira para el escritor protagonista, está interpretada por la ya actriz emblema de Petzold, Paula Beer (“Ondina”).
Se trata de la segunda película de la trilogía de los elementos de Petzold, que se inició con el encantador relato sobre una ninfa acuática y un buceador industrial en “Ondina” (2021). Esta vez, el fuego tiñe el cuento. “El cielo rojo” empieza con la llegada de Leon y Felix a la casa, cada uno con sendos planes: terminar su segunda novela y disfrutar del verano en la costa báltica, respectivamente. La presencia casi mística de Nadja en la casa distrae a Leon, a pesar de que nunca se deja ver durante el día y solo se la escucha por las noches mientras mantiene relaciones. El misterio de Nadja irrita y atrae, al mismo tiempo, a Leon.
“No fue hasta los ensayos que me di cuenta de que la película iba sobre mí”, admite Petzold haciendo referencia al protagonista, un autor solitario que oculta sus inseguridades y su frustración a través del sarcasmo y la soberbia. “Haciéndola, he aprendido mucho sobre mí mismo, sobre las estructuras narcisistas y sobre el valor del trabajo colectivo”. En la película, cuando un fuego forestal amenaza al grupo, Leon descubrirá si es capaz de preocuparse de algo más que de sí mismo. El director sentencia: “Leon tiene mucho que aprender, al igual que yo”.
Vercine estrenará el 14 de junio Green Border, la nueva película de la tres veces nominada al Óscar Agnieszka Holland (Europa, Europa, Amarga Cosecha, In Darkness). Tras ganar el Premio del Jurado en el Festival de Venecia, el filme pudo participó en la Sección Oficial de la SEMINCI y más adelante pudo verse en el BCN Film Fest, fuera de competición.
Es un relato que nos abre los ojos, habla al corazón y nos desafía a reflexionar sobre las decisiones morales que recaen todos los días sobre la gente común y corriente.
El bosque en la frontera entre Polonia y Bielorrusia es uno de los últimos bosques primitivos de Europa, a la vez que monumental y traicionero. Las autoridades aislaron a los medios de comunicación y a toda la ayuda humanitaria y médica. Muchos polacos estuvieron de acuerdo con estos métodos, y la Unión Europea tampoco protestó contenta de que el problema se estuviera solucionando sin su implicación. Pero una gran parte de la población local y de los jóvenes activistas, ante el sufrimiento y el miedo de personas inocentes, reaccionaron con normalidad: hay que ayudar a estas personas. Esta es la historia de estos sucesos.
Agnieszka Holland habla sobre su implicación personal y política en la película: “Mi generación de cineastas sentía que éramos responsables de representar los problemas del mundo y que era necesario hablar de temas difíciles y hacer preguntas, no sólo existenciales, sino también éticas, sociales y políticas. Soy consciente de que podría provocar reacciones muy desagradables y mal entendidas por parte de las personas, quienes, tal vez si escucharan lo que digo, podrían entenderlo. Pero en general no tengo miedo. No tenía miedo antes, así que no veo ninguna razón para tener miedo ahora. Cada vez tengo menos que perder y cada vez más responsabilidad por lo que debo transmitir.”
El director serbio Vladimir Perisic ha llegado este lunes a la Sección Oficial de Mostra de València-Cinema del Mediterrani con Lost Country, un film premiado en La Semana de la Crítica del Festival de Cannes ambientado en las elecciones de Belgrado de 1996, en lo que era entonces Yugoslavia, que de forma inesperada acabó perdiendo el partido de Milosevic. "No percibimos la Historia como nos cuentan los thrillers de Hollywood", apunta.
La película se centra en Stefan, un adolescente que se encuentra en un dilema moral cuando se enfrenta a su madre, portavoz y cómplice del gobierno corrupto contra el que se levantan y manifiestan sus amigos. Aunque no coincide con su biografía al completo, el director comparte similitudes con el protagonista: "Yo tenía 14 años cuando empezó la guerra de Yugoslavia, crecí viendo algo que no entendía; mi madre también formaba parte del Partido Socialista, aunque no ocupaba un rango tan alto", manifiesta.
A través de esta relación materno-filial, Perisic quería también explorar el papel de la mentira en la política: "La madre es una experta en comunicación pero es incapaz de comunicarse con su hijo, no puede hacerle cambiar de opinión pero sí engañarle".
Lost Country refleja "cómo la política se abre camino en nuestras relaciones más íntimas y cómo la persuasión, la seducción, incluso la ternura, a pesar de su apariencia no violenta, pueden desempeñar un papel en nuestras luchas de poder", explica el realizador, según ha indicado la organización del festival en un comunicado.
La historia de Lost Country "tiene ecos de lo que está sucediendo ahora, cuando el autoritarismo y el nacionalismo regresan a Serbia y mientras la extrema derecha gana terreno en todo el mundo amenazando a la democracia", destaca.