CASTELLÓ. La salvación del Castellón, lograda en el último suspiro de la temporada, ha supuesto un alivio para una afición que veía al equipo de bruces en Tercera cuando, a falta de 10 jornadas para el final, se encontraba a seis puntos de la permanencia. Pero el desenlace favorable no evita que la temporada haya sido un fiasco después de la fuerte inversión realizada y las expectativas triunfalistas que se vendieron desde el propio club. Estas son cinco razones que explican la condena al sufrimiento de un equipo que, según su director deportivo, estaba llamado a ser campeón en su grupo de Segunda B.
1. Fijarse el objetivo del ascenso de forma explícita, en una temporada en la que no había esa exigencia por parte de la grada. Después de haber puesto fin a siete años en Tercera División, el paso previo a ese objetivo hubiera sido la creación de un bloque que se consolidara en Segunda B y no presionar innecesariamente a la plantilla.
2. Prescindir de casi todas las piezas clave del ascenso. José Miguel Garrido y su equipo prefirieron cambiar toda la plantilla antes que mantener la base y reforzarla con seis o siete jugadores contrastados que dieran un salto de calidad al equipo. Algunos de los recién llegados demostraron nivel para jugar en el Castellón, pero a muchos otros les vino grande el equipo.
3. Renovar a un entrenador para echarlo al mes de iniciarse la Liga. La destitución de Sergi Escobar después de tres empates y una derrota fue precipitada y no contribuyó a mejorar la situación. De hecho, el Castellón fue a menos y no ganó su primer partido hasta la jornada 14.
4. Tres entrenadores y 24 jugadores fichados en una sola temporada, en una secuencia de entradas y salidas que recordó los tiempos más inestables de David Cruz.
5. La falta de sintonía entre el bloque de Garrido y el de Montesinos fue manifiesta durante toda la temporada y no ayudó a la causa del primer equipo. La secretaría técnica del club, encabezada por Ángel Dealbert, no fue tenida en cuenta en su labor y acabó dimitiendo.
