CASTELLÓ. El Conselll Valencià de Col·legis Veterinaris (CVCV) y la Federación Valenciana de Municipios y Provincias (FVMP) han lanzado una campaña para alertar sobre los riesgos del uso de collares eléctricos en perros. Se trata de recurso utilizado sobre todo ahora en verano por los propietarios para atajar los ladridos continuos que provocan molestias entre los vecinos.
Estas dos entidades han hecho un llamamiento, en un tríptico explicativo, para que tanto los propietarios como las autoridades locales eviten este tipo de collares, porque "además de conllevar un riesgo real de lesión física, son contraproducentes en la resolución del problema: el collar actúa sobre el ladrido, que es el síntoma, pero no considera la causa, que suele ser la ansiedad", ha informado el CVCV en un comunicado.
En este sentido, según ha explicado la presidenta de órgano colegial autonómico de los veterinarios, Inmaculada Ibor, "los perros ladran durante horas cuando están solos en casa o en una terraza al aire libre". "Aunque existen distintos motivos, en muchas ocasiones el problema es la ansiedad relacionada con la separación de sus propietarios", ha incidido.
"Los perros están predispuestos a reaccionar así al tratarse de una especie gregaria: la seguridad la obtienen del grupo, siendo un peligro quedarse solos en la naturaleza", ha subrayado Ibor.
En estos casos, la Policía Local es quien tiene el primer contacto con los responsables del animal denunciado. En esta situación, muchas veces por desconocimiento o por temor a posibles sanciones, se suele recurrir a estos collares, que además se adquieren "sin mayor control ni excesivas explicaciones en sus instrucciones", critica.
Estos aparatos contienen un dispositivo con dos diodos que envían una descarga eléctrica al cuello del perro, bien desde un control remoto o mediante un impulso automático si detecta vibración, como en un ladrido.
Los veterinarios desaconsejan este método, ya que "en el mejor de los casos, el problema quedaría enmascarado y, en otros, la ansiedad no resuelta se expresará de otras maneras como en trastornos compulsivos, conductas destructivas y síntomas somáticos como vómitos o diarrea", según se ha informado en el folleto difundido entre todos los ayuntamientos valencianos.
Por ello, la solución recomendada por el CVCV no pasa por la utilización del collar eléctrico, sino por el diagnóstico de causa y su posterior tratamiento. En estas circunstancias la visita al veterinario podría aportar las primeras respuestas y consejos. Si fuera necesario, incluso, el caso podría derivarse a un profesional veterinario especializado en el comportamiento animal, un etólogo.
Los collares eléctricos ya están restringidos o prohibidos en algunas autonomías españolas y tampoco están autorizados en algunos países miembros de la UE, como Dinamarca, Alemania o Eslovenia así como en otros también europeos no comunitarios como Noruega o Suiza.
En esta línea, tanto el anteproyecto de Ley de Protección, Derechos y Bienestar de los Animales aprobado el pasado 1 de agosto por el Consejo de Ministros y la futura Ley de Protección, Bienestar y Tenencia de los Animales de Compañía, que está en su última fase de tramitación en Les Corts, restringen el posible uso de los collares eléctricos.
Igualmente, el Convenio Europeo para la Protección de los Animales de Compañía también prohíbe "el uso de ayudas artificiales para el entrenamiento que causen sufrimiento físico y psicológico".
Por otro lado, la FVMP además de colaborar en la iniciativa, ha incluido el documento de 'la Xarxa de Benestar Animal', una red de municipios --que se anticipa y que viene recogida en la futura Ley de Protección, Bienestar y Tenencia de los Animales de Compañía-- que trata de impulsar un modelo de ciudad "amable" con la presencia de animales domésticos, y que busca optimizar los recursos existentes para el desarrollo de esta norma y adecuar las ordenanzas locales de tenencia de animales domésticos en el entorno humano.