VALÈNCIA. En general, el negocio de los bancos es captar dinero a corto plazo para prestarlo a largo. Algo que visto así a muchos grandes inversores les ha llevado a alejarse de ellos como inversión, pues o bien mantienes el dinero captado a largo plazo o hay muchas posibilidades de entrar en default. Por eso el sistema financiero requiere de mucha confianza para que se sostenga. Para solucionar este problema se crearon los bancos centrales, capaces de prestar dinero cuando hay tensiones de liquidez, es decir, cuando los que prestaron al banco a corto plazo exigen su dinero y no se puede obtener de los prestamos a largo. Y hasta aquí la explicación simple. Luego hay que añadir al juego algunas variables más.
Una de ellas es que en vez de prestar el dinero a largo, los bancos lo inviertan en bonos u otros productos financieros a diversos plazos, lo que conlleva obviamente nuevos riesgos derivados de la relación riesgo-beneficio de estas inversiones. Las cosas pueden salir mal, ya no se trata de que un hipotecado te pague o no la hipoteca por ejemplo.
Otra es la estructura de incentivos, algo de lo que Charlie Munger sabe mucho y resumió en su frase "Muéstrame los incentivos y te mostraré los resultados". Es decir, los incentivos están detrás del comportamiento humano y los hay de muchos tipos. Pero lo que esta claro es que no siempre están alineados con la buena marcha del negocio, que requiere una gran dosis de humildad, aceptación de errores y visión de largo plazo. En muchos casos los incentivos en las compañías están ligados al crecimiento en bolsa a corto plazo, y eso no siempre está en consonancia con el trabajo que cada uno debe desarrollar para la supervivencia del negocio.
Por citar una variable más está la pesadilla de tener que convivir con un mundo tan volátil como el vivido en los últimos cinco años en los que hemos visto 'tipos cero', pandemia, vuelta al trabajo, grandes inflaciones y altos intereses. Cuando se trata de gestionar un balance se requiere estabilidad y si no la hay los operadores tienen que tener grandes dosis de tranquilidad y previsión. Muchas de estas cosas tienen que ver con la quiebra del Silicon Valley Bank (SVB), pero también del Signature Bank o el First Republic en EE UU y el Credit Suisse en Europa.
Con el alza de tipos todo el mundo pensaba que los bancos por fin iban a ganar dinero, mientras nadie se preguntó dónde tenían invertido su balance y cuantas pérdidas iban a soportar en sus carteras de inversión. La cifra ya la sabemos: en Estados Unidos las pérdidas latentes en bonos supera los 650.000 millones y en el caso del BCE alcanzan casi un billón de euros ¿Cómo puede ser eso? Muy fácil: cuando invertimos en bonos con un interés al 0,5% -o al 1%- y de repente los tipos suben, lo que pasa con esos bonos es que pierden su valor; no los puedes vender por el 100% de lo invertido. Si no necesitas el dinero puedes esperar a vencimiento y recibir tu dinero más los intereses, pero si necesitas el dinero deberás vender por debajo de tu inversión. Lease SVB por ejemplo.
No lo han tenido fácil los bancos ¿y qué va a pasar ahora? Como siempre nos enfrentamos a un mundo multicausal y con infinidad de consecuencias, y es imposible determinar como nos gustaría a qué causa se le aplica qué consecuencia. Realmente las cosas nunca funcionan así. El mundo suele funcionar con multitud de variables que generan multitud de consecuencias. Dicho esto parece obvio que es difícil seguir endureciendo los tipos mucho tiempo, por lo que las subidas de tipos pueden haber llegado a su fin... y ello a pesar de la inflación. Esto nos debería llevar a un escenario que ya dibujé hace muchos meses como el mas probable: inflaciones persistentes alrededor del 5% y tipos al 5% en EE UU y al 4% en Europa durante varios años. Un escenario difícil para todos los ahorradores e inversores pero al que nos tenemos que acostumbrar.
Otra consecuencia clara es el resurgir de la tecnología como inversión, por eso la semana pasada vivimos grandes subidas del Nasdaq. Las tecnológicas estaban presionadas por las subidas de tipos que obligaron a repensar sus valoraciones. Ahora que este escenario cambia ya podemos hacer balance, y el balance es que podemos comprar barato. Para muestra las cosas que cuenta la gestora Janus Henderson, que cree que la innovación seguirá siendo el principal impulsor de la economía y que nos encontramos con valoraciones que no se veían desde las grandes caídas de 2020 Por ejemplo, el índice Russell 1000 Growth, que engloba empresas pequeñas y medianas, cotiza a 21 veces beneficios. Bastante baratas en comparación con sus medias históricas.
Habrá muchas mas consecuencias, eso es seguro. En el inmobiliario americano comienzan a surgir historias que dan miedo, pues hay muchos compradores que no pueden pagar sus hipotecas y eso ya sabemos que tarde temprano llega a Europa. Pero para los ahorradores e inversores parece que queda claro: hay que volver a mirar a las tecnológicas en busca de ese 6% de rentabilidad necesario para mantener el poder adquisitivo. Tengan cuidado y conduzcan sus ahorros con cabeza.
Lorenzo Serratosa es cofundador de la EAF valenciana Kau Markets y presidente de Substrate AI