VALÈNCIA. Los españoles se muestran receptivos a hacer cambios en sus vidas en 2023, según un estudio elaborado por SigmaDos para IKEA que pretende ser una radiografía de cómo los españoles afrontan los cambios vitales y cuáles son sus deseos más habituales en este terreno.
Para acometer el estudio se ha realizado una encuesta a 5.300 personas mayores de 18 años y se ha contado con la colaboración de la doctora en psicología Silvia Álava.
El estudio analiza los cambios desde diferentes ángulos: cuáles son las emociones más predominantes ante los cambios vitales, cuáles son las principales barreras para llevarlos a cabo, si 2022 ha sido un año de grandes cambios y cuál es la previsión para 2023.
El 65,3% de los encuestados afirma que en 2023 le gustaría realizar un cambio relevante en su vida, siendo los más mencionados los cambios relacionados con el ámbito laboral (39,5%) seguidos por los relacionados con el hogar (33,7%).
Por franjas de edad se constata que este deseo es más elevado cuanta menor es la edad subiendo el porcentaje hasta 78,6% en los jóvenes de 18 a 29 años.
Además, la percepción ante la consecución del cambio es optimista, ya que 7 de cada 10 españoles cree que lo conseguirá. En este sentido, los jóvenes son los que más capaces se ven de hacerlo realidad (77,4%).
Si se pone el foco en los aspectos que ayudan a los españoles a realizar los cambios, en primer lugar se menciona la seguridad económica (42,7%) seguido de la seguridad personal y bienestar emocional (39%).
Al analizar los cambios llevados en 2022 por los españoles, 4 de cada 10 afirma haber hecho un cambio relevante en su vida y de ellos un 83,5% considera que ha sido exitoso. También los jóvenes entre 18 y 29 años han sido los que más se han atrevido a realizarlos (54,4%).
Según Silvia Álava, “los factores económicos han supuesto un freno a la hora de realizar un cambio en 2022 para el 46,9% de los encuestados seguidos de los emocionales (30,2%). Sin embargo, las cuestiones que han ayudado a la hora de realizar un cambio para el 41,4% de los encuestados son la seguridad personal y el bienestar emocional seguido del apoyo familiar (38,2%), es decir, el factor económico puede llegar a bloquear el cambio, pero sin una buena seguridad personal, sin un buen bienestar emocional, es más complicado que pese a tener estabilidad económica, se lleven a cabo los planes.”
El estudio muestra que las emociones que se asocian más frecuentemente al cambio son la esperanza para el 20,8% y la inseguridad para el 20,6%. Se trata de las dos más habituales seguidas por: 12,1% interés, 11,4% alegría y 10,8% miedo.
En el caso de los jóvenes entre 18 y 29 años la emoción más predominante es la inseguridad que sube hasta el 28% seguido por miedo para el 17,5%. Por el contrario, los mayores de 65 años son los que más asocian la esperanza a los cambios vitales (para el 26,1%).
La muestra también revela que, de cara a los cambios venideros, las emociones agradables actúan como facilitadoras del cambio en este orden: esperanza 51,9%; calma 38,7%; interés 35,7%; inspiración 31,3%; alegría 28,2%. Sin embargo, es importante gestionar las emociones desagradables dado que la segunda emoción que más se siente ante los cambios es la inseguridad (20,6%) y en menor medida el miedo (10,8%).
En cuanto a barreras, 7 de cada 10 encuestados afirma no haberse atrevido a realizar un cambio relevante en su vida pese a quererlo. Los motivos económicos son los que más pesan como barrera (48,6%) seguido de familiares (38,1%) y emocionales (27,9%).
Según Álvaro Rol, “venimos de unos años en los que las circunstancias sociales, económicas y políticas han condicionado en gran medida la posibilidad de realizar los cambios deseados por la ciudanía. Para muchos, 2023 es un año en el que se espera por fin poder acometerlos. Contar con el hogar como aliado a la hora de llevar a cabo estos cambios vitales es importante para un 82,5%”.