MADRID. La OCDE ha instado recientemente a los gobiernos a aprovechar la ligera mejora del crecimiento para recortar las ayudas fiscales y apuntalar las finanzas de cara a futuros gastos esenciales, como la atención a la población de más edad. Creo que ésta es la decisión correcta para evitar que aumente la inflación, aunque hay que tener mucho cuidado de no infligir un grave dolor a la economía en forma de profundas recesiones.
Nuestras perspectivas económicas son menos optimistas que las de la OCDE, ya que prevemos una recesión de los mercados desarrollados liderada por EE UU que afectará a la economía mundial en 2024. Pero coincidimos en que un estímulo fiscal a estas alturas del ciclo sería contraproducente
Los mercados laborales de EE UU y el Reino Unido se están sobrecalentando, lo que genera un crecimiento salarial muy fuerte. Si bien es cierto que esta variable no ha sido la principal responsable del fuerte aumento de la inflación que hemos experimentado hasta ahora, la actual fortaleza del crecimiento de los sueldos hace muy difícil prever un retorno de la inflación al objetivo sin una recesión, que parece una opción muy dolorosa, pero necesaria. Una política fiscal más expansiva no haría sino inyectar más presión inflacionista en la economía, lo que obligaría a subir aún más los tipos de interés y acabaría provocando una recesión aún más dura.
Los gobiernos pueden controlar el gasto global y, al mismo tiempo, ayudar a los hogares en situación de necesidad mediante una asignación cuidadosa de los recursos. Todavía es posible que los gobiernos desarrollen paquetes fiscales específicos que apoyen los ingresos de los hogares más vulnerables.
Estos paquetes implicarían seguramente algunos aumentos del gasto y recortes fiscales compensados con subidas de impuestos en otros ámbitos. Esto redistribuiría el dolor de una recesión entre la sociedad de forma más equitativa y ayudaría a evitar algunas de las cicatrices económicas a largo plazo que suelen causar las recesiones.
Luke Bartholomew es economista senior de abrdn
La Reserva Federal (FED) no tiene mucho margen para recortar los tipos a corto plazo, ya que la inflación sigue sin acercarse a su objetivo