VALÈNCIA. Los Mesoneros es una banda de Pop, formada en Venezuela, pero actualmente radicada en México. A una corta edad y con pocas canciones en la calle, lograron sonar en las radios más importantes de su país, formando parte de la escena de Pop Rock más importante de Venezuela. Luego, con su disco debut Indeleble, lograron cuatro nominaciones a los Latin Grammy, rompiendo el récord de la banda venezolana con más nominaciones en una sola edición.
La banda, que llena estadios y provoca furor a lo largo y ancho de Latinoamericana, prepara una gira europea que pasara por Valencia (12 de septiembre, Madison Concert Club). Antes, Culturplaza entrevista a su batería Juan Ignacio Sucre.
- A pesar de que habéis agotado las entradas en Madrid, y estáis vendiendo muy bien las entradas, quizá en España no os conocemos tan bien en los grandes medios, es más bien un boca a oído. Sé que siempre es un poco complicado hablar de ti mismo, pero ¿cuál es la dimensión de tu grupo dentro del rock latino en América Latina?
- Bueno, creo que la explicación de eso es porque nuestra música, y nuestro proyecto en general, y también nuestro género —que sería, en cierto modo, pop-rock alternativo— es un medio donde la difusión se ha hecho mucho a través de internet y las redes sociales, por lo que no solemos estar en esos medios convencionales. Los conciertos están llenos, los hacemos todos con entradas agotadas, pero es mucho boca-a-boca. La comunicación es mucho de las redes sociales, de nuestros seguidores, que son muy fieles, son grandes.
- Empezasteis en Venezuela, ¿Qué significa entonces para la escena de ese país vuestro primer disco, Indeleble?
- Ese fue un disco que cambió muchas cosas (principalmente en nuestras vidas) porque fue el que nos dio a conocer en todo el país, y también de una generación. Creemos que fue el sonido que marcó a una generación, y bueno, de ese disco también empezaron a salir muchas otras cosas, pero creemos que es una representación y una fotografía de lo que era ser joven en Venezuela, en ese momento. Y no solo Venezuela, también podría ser Latinoamérica, porque la verdad es que este disco también cruzó un poco las fronteras, incluso llegó a tener nominaciones a los Latin Grammy.Rrepresentó un antes y un después para nosotros y para Venezuela.
- ¿Por qué era nuevo? ¿Cuál fue el avance sonoro en ese momento?
- Las influencias eran anglosajonas, era mucho post-punk, y lo que hicimos fue traducirlos al español en cuentos, en canciones que resonaron muy bien en los jóvenes y en nosotros, y eso es algo que nunca se había hecho en Venezuela, que de alguna manera. También tenía cierto ángulo de pop comercial. O sea, las canciones eran pegadizas, se entendían las letras, contaban una historia que no se había hecho antes.
- ¿En qué punto estáis ahora? Vais a publicar vuestro cuarto disco y esas referencias anglosajonas del indie y post-punk, de alguna manera quedan un poco amortizadas. ¿Cuál es tu paso adelante en la búsqueda de un nuevo textura, un nuevo sonido?
- Ese es el mayor problema. Es el desafío más grande de cualquier proyecto musical. Especialmente el que hacemos: una banda de rock con grandes características, cómo buscamos ser más frescos. Este es un género que tiene más de 50 años, entonces se repite mucho. ¿Cómo hacemos cosas nuevas, nuevas texturas? Hemos tratado de investigar, de salir un poco del rock, indie, pop, lo-que-sea, y ver cómo lo implementamos en nuestra instrumentación, en el formato de banda. Hemos incluído influencias de la música latina, de cosas con las que crecimos, desde el merengue hasta la cumbia, lo que pasa es que lo hacemos de una manera que a veces ni siquiera te das cuenta. También lo hemos hecho con cosas muy pop de los 2000 con los que también crecimos.