Casi todos los países de la Unión Europea, y la mayoría abrumadora de capitales y ciudades patrimoniales, cobran la tasa turística en sus dos modalidades básicas: la tasa a secas y la ecotasa (más enfocada a políticas de sostenibilidad, agua y eficiencia energética). A veces se entrelazan las dos. Las últimas Fallas de València, con reventón de público, ha reabierto un debate que se inició hace muchos años: el primero que propuso formalmente una tasa fue Joan Ignasi Pla cuando era secretario general del PSPV/ PSOE y canditato a la Generalitat; era 2003 en plena era Francisco Camps. La derecha se tiró al degüello, y las patronales hoteleras también.
Ocurrió lo mismo que cuando el anterior Gobierno del Botànic, el presidido por Ximo Puig, formuló una tasa turística para las municipios que la quisieran instaurar...¡de forma optativa! Y en una horquilla que oscilaba de los 0.50 euros por pernoctación (campings) a los 2 euros (hoteles de 4 y 5 estrellas). Se reprodujo un nervioso frente liderado por el PP, Carlos Mazón, secundado por un sector del PSOE, Francesc Colomer, secretario autonómico de Turismo, y con el apoyo incondicional de la patronal hotelera Hosbec que entonces presidía Toni Mayor, un empresario ilustrado y de sensibilidad progresista, simpatizante nacionalista en sus años mozos. Entre todos rozaron la histeria.
La alcaldesa de València, la popular María José Catalá, dice ahora que se lo está pensando tras el aluvión fallero donde el Ayuntamiento tiene que hacer un sobre-esfuerzo en todo: servicios, policía, limpieza... Puede que los hoteles y la restauración hagan su agosto en marzo. El consistorio desde luego que no, ni en Fallas ni en el resto del año. València, al igual que Madrid, Barcelona y Sevilla, ya está en el top de las ciudades más visitadas (y saturadas) de España. Hace años que Barcelona se puso las pilas con la tasa/ecotasa, consolidada a pleno rendimiento con Ada Colau. Y ahí sigue. Barcelona no quiere ser Disney World.
Hace ya años también, 2016, que Baleares instauró una tasa con muchos visos de ecotasa, muy enfocada a la protección del territorio, energías sostenibles y mantenimiento de espacios naturales (auténticos paraísos en algunos casos). Fue la socialista Francina Armengol quien la promovió. Y la popular Marga Prohens la ha mantenido (suponemos que con el apoyo del revoltijo disfuncional en el que se ha convertido Vox en las islas). Es más: Prohens presume de los 350 millones de euros que se van a ingresar con la tasa/ecotasa: así lo declaró hace unos días a la revista Hosteltur a propósito de la Feria de Turismo de Berlín. No sé si el PP de Baleares tiene distinta pasta, y ADN, que el PP de la Comunitat Valenciana, rehén ahora de sus reiteradas campañas para satanizar la tasa turística.
El alcalde de Sevilla, el popular José Luis Sanz, reafirmó en un pleno celebrado el pasado 21 de marzo su empeño en instaurar una tasa turística para la capital hispalense así como el cobro de una entrada para el acceso a la Plaza de España con el fin de crear un equipo permanente de mantenimiento que incluiría incluso a estudiantes de Bellas Artes en prácticas. Solo pagarían los foráneos "como quien paga 20 euros por ver el coliseo", fueron sus palabras. Igual la comparación es un poco desmedida. Pero bueno, dicha está. En Berlín se aplican dos tasas turísticas: una cultural y otra general. Y en el cobro se especifican las dos por separado. En Alemania en general, las tasas se calculan por el 5% del coste del alojamiento. En Amsterdam es el 7%.
El alcalde sevillano ha convulsionado, un poco, al Gobierno andaluz que preside el también popular Juanma Moreno... está a punto de empezar a pensárselo, como María José Catalá. Es decir, hablar de tasas/ecotasa ya no es un tabú en el PP. En el caso de la Comunitat a mí me preocupa especialmente el concepto específico de ecotasa. El alcalde de Alicante, Luis Barcala (PP), quiere reclasificar, o readaptar, suelo para usos hoteleros ya que en la capital alicantina faltan establecimientos. El alcalde de Benidorm, el también popular Toni Pérez, proyecta 20 hoteles en la nueva zona de expansión, Plan Ensanche Levante. Estamos que nos salimos. Toni Pérez es también, en sus ratos libres, presidente de la Diputación de Alicante. Al grano: aquí el agua es un bien escasísimo y por eso estamos, están, mendigando todos los días agua de otros sitios .
¿Qué hacemos si un turista se tira 20 minutos en la ducha sin tener ni pajolera idea de que está derrochando oro? ¿Y que hacemos si la familia del turista, pareja y dos hijos por ejemplo, siguen el ejemplo de los 20 minutos? Agua que va al sistema de alcantarillado, que cuesta un riñón de mantener y otro riñón las depuradoras. Pues para eso está la tasa/ecotasa: para concienciar y aportar. También para el mantenimiento de espacios naturales , parques y parajes, y, por supuesto, para aliviar, aunque sea un poco, el coste de servicios tan esenciales como es la limpieza de calles, la recogida de basuras, la policía y el transporte. Para aliviar e incluso mejorar.
¿De verdad que alguien piensa que pagar 2 euros/día por pernoctación va a disuadir a los turistas de renta media, de visitar la Comunitat? Ni al turismo del 'modelo Magaluf ' (que ya lo están desmantelando, por cierto).
CODA 1: El Puerto de Alicante cedió el edificio de Sanidad para albergar un centro dedicado a la Memoria Histórica/Democrática. Eso ocurrió la pasada legislatura siendo consellera del ramo Rosa Pérez (Izquierda Unida). Las obras ya han empezado sin que se especifique en los carteles el objeto de las mismas ¿Va a mantener esta idea la coalición PP/Vox que acaba de anunciar la supresión de la ley autonómica de Memoria Democrática para suplirla por otra que se va llamar ley de Concordia y que arrancará desde 1931?
CODA 2: Juan Carlos Girauta, mano derecha en su día de Albert Rivera en Cs, irá de número 3 en la lista de Vox para las elecciones europeas. Cs era en parte eso: una alegre pandilla, no todo, de criptofachas sin escrúpulos y con mucha jeta. Por el Imperio hacia Dios, señor Girauta. Y hacia el sueldón/bonoloto que se cobra en Bruselas.