VALÈNCIA. En una novela de misterio, empecemos por las certezas: el personaje principal no tiene nombre pero se apellida March. Es la señora March, mujer del exitoso novelista George March, que acaba de sacar su último libro. Los dos viven en un piso en el Upper East Side de Nueva York y tienen un hijo, Jonathan. A partir de aquí, empieza el misterio: un día, yendo a comprar (qué acción más inocente que este), la mujer que atiende a la señora March le dice que si su marido se ha inspirado en ella para el personaje de su última novela, “una prostituta con la que no se quieren acostar ni siquiere sus clientes”. Entonces, el pánico invade a la señora March y comienza una espiral en el que la realidad y el delirio se mezclan en la rutina de la familia.
Este es el punto de partida de La señora March, la novela con la que Virginia Feito visita España tras su éxito en Estados Unidos. Feito es madrileña, pero vive en Nueva York, y fue en el país americano donde publicó, originalmente en inglés, esta historia. El resto es historia: la novela gusta mucho a la crítica, sale en los grandes medios, y Elisabeth Moss compra los derechos de la novela para adaptarla al cine. Con estas credenciales llega ahora la historia a España, con traducción de Gemma Rovira.
La historia de la señora March, que no tiene nombre pero sí el apellido de su marido, es la una mujer marcada por las circunstancias de una vida traumática. Y con ello, la tristeza y el trauma de la clase social, burguesa en este caso, que le aboca a una vida de apariencias, fiestas, una vida social de la que no quiere participar, y miradas que juzgan. “Abordo la historia desde esa clase social porque vengo de una familia acomodada y me resultaba más fácil hablar de cómo viven en Nueva York, pero a partir de ahí me hago preguntas como lo que ocurre cuando, en el mundo del privilegio, siempre tienes que ir tuneado”, explica Feito.
Las apariencias es el gran tema de la novela. “No sé si las partes que impostamos de nosotros tienen tanto de realidad como la propia realidad. A veces la espontaneidad no es lo más natural, lo estoy notando cuando hago entrevistas pero en mi casa a mí me gusta contestar con monosílabos”, se pregunta la novelista. Los delirios de la señora March van en aumento y la trama acaba dejando al lector en un terreno de grises en el que no termina de dilucidar lo que es cierto de lo que es producto de la imaginación perversa de la señora Marcha. La gran referencia de Feito es American Psycho, de Bret Easton Ellis.
La señora March se siente juzgada todo el tiempo y entra en pánico cuando teme que descubran que su vida es de cartón piedra. Mientras, con aparente normalidad, su hijo y su marido disfrutan del privilegio de la vida de un novelista de éxito. El relato remite a la clase, pero también al género, a la generación, y a la propia cultura estadounidense, pero Feito busca ir más allá: “también quiero contar que ella puede tener un problema mental, que es lo que le provoca actuar como actúa finalmente”. No quiere justificar toda la novela por las circunstancias del personaje.
Y entre todo esto, un asesinato sin resolver, un problema marital, y toda una colección de personajes que, superficialmente, atraviesan ferozmente la vida de la señora March, que vivía tranquila hasta que le removieron sus traumas infantiles.