Los tipos de interés, la inflación, el estancamiento de la economía China y los conflictos bélicos serán determinantes, según el consultor
VALÈNCIA. Los últimos datos publicados por la Organización Mundial del Comercio (OMC) manifiestan una clara revisión a la baja para la parte final del año en curso y principios de 2024. De cara a lo que resta de 2023, la institución revisó su previsión de crecimiento del volumen del comercio mundial de mercancías has rebajarla al 0,8%. Esto es menos de la mitad de la tasa de crecimiento del 1,7% prevista en abril.
Sin embargo, las perspectivas para todo el próximo ejercicio siguen siendo relativamente sólidas, con una tasa de crecimiento del comercio prevista del 3,3%. Se trata de una décima por encima de la estimación anterior del 3,2% en abril.
El pesimismo actual se basa en:
A pesar de estos datos, hay razones fundamentales para ser optimistas y evidentemente no sembrar el pánico; pero el flujo internacional de bienes y servicios seguirá resistiendo a pesar de las incertidumbres.
Dicha situación, qué impactará durante todo 2024, supondrá un aumento de los costes comerciales y un impacto más que probable en los precios finales. Pero a pesar de los malos augurios, la caída del comercio internacional será leve y contenida gracias precisamente a la solidez y la muy difícil fragmentación de las cadenas de suministros actuales.
Por su parte, España está menos expuesta que otras economías a muchas de estas amenazas. Nuestros socios comerciales están mayoritariamente conectados por cadenas de suministros muy cortas y estables. En este sentido conviene recordar que más del 50% de nuestras relaciones comerciales se centran en Alemania, Francia, Portugal e Italia, lo que nos hace un poco más fuertes ante estos riesgos en las cadenas de suministros largas y más globales.
Ignacio González Ochoa es socio director de AVD Consultores