Foto: ROCÍO RUIZ/EPManolito es un joven que estaba un sábado por la tarde arreglándose para salir con sus amigos. Llegada la hora en la que había programado irse, su madre le intercepta y le dice: "Manolito, hijo, pórtate bien y no vuelvas tarde". "Sí, Mamá, claro. Hoy hemos quedado de tranqui".
Manolito esa noche se bebió 14 cubatas, se fumó cuatro porros, se esnifó cinco rayas, violentó obscenamente a la novia de su mejor amigo, fue expulsado de un local por agredir a otra persona que supuestamente le estaba mirando mal, se bañó desnudo en la fuente más popular de su localidad y, ya a las ocho de la mañana, depositó en el vestíbulo de su edificio la ropa mojada y un nauseabundo vómito cuando se cruzaba con la vecina del segundo, señora mayor y viuda que comparte su vida con un modelado caniche, al que saca a pasear a esa hora. Manolito representa todo lo que una madre quiera para su hija.
El pasado mes de diciembre, in extremis, el Consejo Europeo llegó a un acuerdo para modificar las reglas fiscales que iban a entrar en vigor escasos días más tarde, con la llegada de 2024. El Parlamento Europeo prevé aprobarlo a finales de mes. El estado de confusión en cuanto a lo que supone es alto. La aprobación definitiva es posterior a la formulación de presupuestos de los estados para el 2024 y este año se considera poco menos que transitorio. Y por ello, como la madre de Manolito, las instituciones europeas mandaron unas recomendaciones a los Gobiernos, cuyo incumplimiento no parece tener ninguna consecuencia.
"todos van a incumplir las reglas de gasto españolas y a desatender las recomendaciones europeas"
A nivel nacional, como Manolito, la respuesta ha sido devastadora. Volvemos a las reglas fiscales sin objetivos de estabilidad, que fueron rechazados en el Senado y que el Gobierno se negó a reformular; sin presupuesto donde se debe consolidar los objetivos de estabilidad (si los hubiere) y la dudosa entrada en vigor del programa de estabilidad remitido a la Comisión en octubre pasado (texto que no está aprobado ni por el Consejo de Ministros ni, por supuesto, por el Congreso y basado en estimaciones con bastantes diferencias sobre los datos actuales). Toda medida encaminada a la estabilidad queda supeditada al plan estructural fiscal de medio plazo preceptivo que tiene que realizar España en septiembre de este año.
En este mes de abril, la AIReF ha emitido su informe sobre los presupuestos iniciales de las AAPP (administraciones públicas) en 2024. Es el juicio de valor de la vecina mayor, dueña del caniche. Yendo a un resumen genérico la conclusión es lapidaria: al conjunto de las AAPP y cada uno de los segmentos (Central, Autonómico, Municipal y Fondos de la Seguridad Social) van a incumplir las reglas de gasto españolas y a desatender las recomendaciones europeas.
En cuanto a deuda y déficit, no tenemos referencias en reglas nacionales ni recomendaciones europeas, ya que las primeras no se han aprobado y las segundas no han entrado a valorarlo. Pero las previsiones de evolución de la AIReF para el año 2024 son de disminución a valores de 105,8% sobre el PIB y 3% de ratios respectivos. Pero no se deben ni por la reducción de deuda nominal en el primer caso ni por disminución de gasto primario neto en el segundo. De hecho, las previsiones para los años siguientes son bastante planos al remitir los factores que mejoran los datos en este 2024. Donde nos pasamos en gran medida y ponemos en serias dificultades los planes para años posteriores es en el incremento del gasto primario neto (gasto excluyendo intereses y desempleo cíclico). Según nuestro programa de estabilidad y según las recomendaciones europeas, no debería subir de un 2,6%. Sin embargo, TODAS las administraciones registrarán una subida muy superior. Se prevé para el conjunto de ellas, según la AIReF, que alcanzaremos el 4%.
Pero además del incumplimiento como tal, la siguiente consecuencia es que los ajustes que deberemos realizar a partir de 2025 en los próximos 4 a 7 años (según incorporemos más o menos reformas estructurales a los planes de estabilidad), serán más duros al partir de valores más desviados. En los próximos años, para reducir el déficit y el porcentaje de la deuda por PIB tendremos que acometer serios recortes, sabiendo que los intereses, gastos de pensiones y, probablemente, gastos militares irán en aumento. Si ese incremento del gasto primario neto en 2024, además, recae sobre gastos corrientes que comprometen años venideros (por ejemplo, sueldos) la situación se vuelve más dramática.
Someramente hablaré de que Manolito tiene un hermano pequeño llamado Chenchito que el otro día acudió a la celebración de un cumpleaños. En él, hizo sangrar dos espinillas por patadas jugando al fútbol, levantó las faldas a las niñas invitadas, tiró huesos de aceitunas a los abuelos del homenajeado y exasperó a todos soplando las velas varias veces antes de iniciar el "cumpleaños feliz".
Según el informe de la AIReF, la Comunidad de Murcia alcanzará un déficit de un 1,7% (solo superada por la Comunidad Valenciana), el incremento del gasto computable en las reglas de gasto será de un 8,0% (añadido al incremento en 2023 de 8,5%) y la deuda se alzará a un 31,9% sobre el PIB regional. La previsión del Gobierno regional es un déficit de -0,6%, y una variación del gasto computable inferior a la referencia del 2,6%. También la previsión de deuda es inferior a la que realiza el organismo independiente. En definitiva, Chenchito mantiene o supera la línea de su hermano Manolito.
Y no solo eso. El menor de los hermanos no tiene inconvenientes en anunciar con gran orgullo, sin rubor y a bombo y platillo que "los Presupuestos Generales de la CARM para 2024 alcanzan una cifra récord para blindar el Estado del Bienestar", y que "contamos con más de 6.526 millones de euros, un incremento de más de 500 millones respecto a lo presupuestado en 2023".
Es como si Manolito anunciara orgulloso que esta noche alcanzará los 18 cubatas, o que Chenchito, con mucho descaro, manifestara que estampará la tarta en la cara del imbécil del cumpleaños…
