VILA-REAL. El destino es caprichoso, tanto que Marcelino se medirá al Olympique de Marsella en los octavos de final de la UEFA Europa League. Y es que el actual técnico del Villarreal empezó la temporada como entrenador del conjunto galo, pero su primera y esperada aventura fuera de España pronto llegó a su fin.
El preparador asturiano afrontó el inicio de su nueva etapa cargado de ilusión. Marcelino llegaba a Marsella para dirigir al único club francés con una Champions League en su haber, y el reto, como expresó en su presentación, le resultaba apasionante: "Mi agradecimiento a McCourt, a Longoria, a Ribalta y a su equipo por confiar en nosotros para afrontar una temporada llena de retos e ilusión. En esta experiencia hay algo muy motivador, el reto de dirigir a uno de los grandes clubes de Europa. Es una gran oportunidad y muy apasionante".
Sin embargo, el actual técnico del Villarreal apenas duró 89 días en el cargo. El asturiano, tras un incidente con los ultras del conjunto marsellés, presentó oficialmente su dimisión el 20 de septiembre, aunque su andadura por tierras francesas empezó a torcerse mucho antes. Concretamente, el 16 de agosto, cuando el Marsella fue apeado por el Panathinaikos griego de la fase previa de la Liga de Campeones.
El cuadro galo, tras caer por 1-0 en el partido de ida disputado en Grecia, no pudo darle la vuelta a la eliminatoria en el Vélodrome. El 2-1 final llevó el encuentro a la tanda de penaltis, donde los de Marcelino sucumbieron tras errar Guendouzi su lanzamiento. Esto fue tan solo la primera gota de un vaso que se fue llenando hasta colmarse.
La eliminación en la fase previa de la Champions marcó un antes y un después en la breve estancia de Marcelino en Marsella. Los seguidores radicales del conjunto francés no perdonaron ni al asturiano ni a los dirigentes la derrota a manos del Panathinaikos, por lo que aprovecharon el más mínimo pinchazo para desatar una tormenta que acabó con la dimisión del preparador.
El empate a cero que los galos cosecharon en la quinta jornada frente al Toulouse fue el detonante de la situación. El lunes, tras el encuentro, se celebró una reunión entre los ultras del Olympique y su dirección deportiva, en la que los seguidores franceses pidieron a Pablo Longoria (presidente español del club) y su cúpula directiva su dimisión bajo amenazas. La razón, que algunas decisiones tomadas estaban desnaturalizando la identidad del club. La tensión acumulada y el escenario existente propiciaron la renuncia del asturiano dos días después.
Marcelino sufrió en sus carnes el tremendo problema que tiene el fútbol francés con el comportamiento de sus aficionados más radicales. Son varios los episodios violentos que han protagonizado durante esta temporada los ultras en el país galo. Seguidores del propio Marsella ya hirieron gravemente al entrenador del Lyon, Fabio Grosso, al lanzar piedras contra el autobús del cuadro lionés cuando este se disponía a entrar en el Vélodrome. El técnico italiano sufrió un corte profundo en el ojo que requirió puntos de sutura.
Otros incidentes se han saldado con víctimas mortales. El más reciente, el pasado 3 de diciembre, cuando un hombre de 31 años falleció tras ser apuñalado en una pelea entre ultras del Nantes y el Niza. La violencia en Francia no cesa y los Juegos Olímpicos están a la vuelta de la esquina.
Ahora, el azar ha deparado la vuelta de Marcelino a Marsella. El asturiano regresará al lugar donde los ultras le impidieron ser feliz, con el objetivo de encarrilar la clasificación del Villarreal para los cuartos de final de la Europa League. Allí, le esperará un Olympique del que huyó abrumado y un clima presumiblemente tenso tras su abrupta salida.
De todo ello tratarán de abstraerse tanto el Submarino como el técnico que, a pesar de no llamarse Salvador, ni apellidarse Milagros, ha resucitado a un conjunto amarillo que sueña con llegar lejos en la competición. Así lo expresó recientemente su presidente, Fernando Roig, quien marcó como objetivos "mantener al equipo en Primera División y hacer un gran papel en la Europa League”.