Celebrar es vida y la vida hay que celebrarla en lugares especiales. Así es como encontré Mar de Fulles hace algunos años ya cuando aún no escribía sobre gastronomía. Digo encontrar porque llegar a este espacio supone una ruta por carretera entre montañas, solamente molesta si las ganas de llegar son ansiosas. Con cada curva la sensación de naturaleza te intuye un destino que debe merecer la pena, hasta que de lo muy lejos aparece una silueta de una construcción metida en la montaña, no parece construida por casualidad, rodeada de 160.000 metros de bosque centenario.
Mar de Fulles es un estilo de vida consciente, en concreto el de Juanma Urbán, junto a su entonces pareja Maria José Serra, activista de Greenpace que pasó a la acción para demostrar que lo ecológico y lo social es posible, más saludable y sostenible a largo plazo. Recién galardonado con el premio especial de Turismo Comunitat Valenciana por la sostenibilidad de su proyecto, su inauguración le valió para ser el primer hotel de Europa 100% sostenible. Con 136 baterías y placas solares es autosuficiente, también cuenta con un pozo y sistema de depuración propios. Pasó un tiempo de aprendizaje hasta que pudieron prescindir de las velas en las mesas, no había servicio sin apagón. Ahora conocen el equilibrio perfecto para que todo funcione: es cuestión de organización y de gestión. “No se trata de cuánta energía se produce, sino como administrarla”.