VALÈNCIA (EFE). La productora de cine, entre otras de la premiada película Alcarràs, y Premio Nacional de Cinematografía 2024, María Zamora (València, 1976), desvela en una entrevista veraniega con EFE hasta dónde sería capaz de viajar, de qué plato está orgullosa y qué le pasó en Sicilia para ser lo que es ahora.
-Hizo el Erasmus en Palermo (Italia) y al volver dijo que no quería estudiar ADE y se enfocó más en su profesión actual, ¿qué le descubrió Sicilia?
-Sicilia simboliza la mezcla de culturas. Venía de un entorno cultural cero y por primera vez estaba con gente de muchos países y con disciplinas muy distintas, y se me abrió un mundo; mis inquietudes que yo tenía adjudicadas como hobbies empezaron a crecer como una realidad potencial para mi vida profesional y a partir de ahí empecé a plantearme lo del cine.
Acabé la carrera de ADE pero con el objetivo de irme a esa dirección. En los dos últimos años de carrera todas las asignaturas de libre elección fueron de Comunicación Audiovisual y luego hice un máster de Gestión en la producción del audiovisual.
-Ha viajado mucho por placer y por trabajo, pero ¿tiene algún lugar pendiente para visitar?
-He viajado mucho de mochilera en mis 20, a Vietnam, Marruecos, por Latinoamérica, Chile o Brasil. Eran viajes largos con amigos pero eso se acabó en cuanto tuve hijos, salvo los viajes vacacionales a la playa o la montaña. Tengo una cuenta pendiente con Japón para conocer bien su cultura y quiero ir con mi marido, y también hemos pensado ir con los niños dos semanas a Australia o Nueva Zelanda.
-¿Qué virtud y qué defecto caracterizan a María Zamora?
-Tengo la virtud de ser muy perseverante y constante, y eso es importante para un productor de cine porque no todo el mundo tiene la capacidad y la paciencia de ver a largo plazo.
Defectos tengo mogollón -impuntual, desorganizada en casa- pero lo que más me ha bloqueado tiene que ver con anticiparme a posibles escenarios negativos, que no deja de ser miedo, soy muy patidora (sufridora) pero confío en que eso se puede cambiar y creo que estoy en el buen camino, me estoy relajando más.
-Su apuesta es clara por las mujeres cineastas, pero ¿hay algún director con el que le gustaría trabajar?
-Un montón, pero me gustaría mucho producir a Lois Patiño, el director de Costa da Morte.
-¿Hay algún tema que le gustaría que tratara una película que produzca?
-Estamos tan descreídos con la política que tenemos la sensación de que no nos cambia la vida. Sin embargo, cuando el pueblo se une se pueden hacer grandísimas cosas. Me gustaría producir alguna película que hablara del poder que realmente tiene la gente cuando se une.
-Sus producciones han ganado la Concha de Oro en San Sebastián y el Oso de Oro en la Berlinale, además de nominaciones a los Goya. ¿El Oscar está entre sus sueños?
-Es una cosa poco probable, pero ¿por qué no? Aunque creo que me haría más ilusión ganar una Palma en el Festival de Cannes.
-¿María Zamora tiene algún ritual de belleza?
-Soy bastante dejada. Por las mañanas, después de la ducha, me lavo la cara y me pongo crema protectora y a menudo me pongo máscara de pestañas y brillo de labios, pero nada más, y por la noches, intento limpiarme la cara y me pongo algún sérum y una crema más hidratante.
-¿Quién cocina en su casa?
-Me gustaba cocinar, me relajaba, y durante mucho tiempo he sido la que más cocinaba en casa pero en la pandemia, no sé por qué, pero cogí tirria a las cosas caseras y de pronto, Enrique (su marido) tenía más tiempo libre y cambiamos los roles. Yo tenía mucho curro y me vino genial. Se convirtió en el gallego que mejores paellas valencianas hacía y yo hago lo que se me da muy bien, como la tortilla de patatas.
-De pequeña era buena en el tenis, ¿pensó en algún momento que podría dedicarse al tenis profesional?
-No, para nada. Con 13 años decían que era buena porque soy zurda y tenía potencia, pero fue a posteriori cuando mis padres me dijeron que los entrenadores me habían valorado pero que a ellos no les hacía mucha gracia, y nunca me lo planteé como algo real.
-¿Hace algún deporte?
-El deporte no es una cosa que me haga feliz. Lo hago por salud, porque es conveniente. Me encanta verlo, tenis, fútbol o baloncesto, pero no practicarlo.
-Tuvo una boda exprés, ¿nunca soñó con una gran boda?
-Nunca he sido muy de bodas. En la pandemia ya teníamos dos hijos pero ni nos habíamos casado ni nos habíamos registrado como pareja de hecho, y pensamos que debíamos solucionarlo por su futuro. Nos fuimos al notario y de golpe nos casamos e hicimos testamento. Fue megapráctico. A mi hijo nos lo llevamos y le dijimos que nos casábamos, y cuando vio a un señor leyendo preguntó dónde estaba la boda y dijo que le habíamos engañado y estaba indignadísimo. Ya haremos algo porque somos muy de celebrar, como hicimos con los veinte años juntos.