GRAND PLACE / OPINIÓN

Más de mil misiles, más de mil millones…

25/04/2023 - 

Nada es casual, ni las palabras son inocentes. Cuando el embajador chino en Francia, Lu Shaye, dijo un viernes durante una entrevista en televisión que los países de la antigua Unión Soviética, incluidos los países bálticos, no tienen “estatus efectivo en el derecho internacional”, ¿sufrió un lapsus o cumplía órdenes?. Cuando el Embajador de la Unión Europea (UE), Josep Borrell, respondió diciendo que “había que recalibrar las relaciones con China”, ¿en nombre de quién hablaba?

Lu hizo los comentarios en respuesta a una pregunta sobre si Crimea, anexionada  por Rusia en 2014, era parte de Ucrania. “Incluso estos países ex soviéticos -refiriéndose también a los países bálticos- no tienen un estatus efectivo en el derecho internacional porque no hubo un acuerdo internacional para materializar su estatus como países soberanos”, añadió Lu.

La respuesta del Alto Representante del Consejo Europeo para su acción exterior, Josep Borrell, no se hizo de esperar y emitió un comunicado en Twitter: “La Unión Europea solo puede suponer que estas declaraciones no representan la política oficial de China”.

Durante todo un fin de semana de abril del Año III d.C. -después de la Covid-, los países de la Unión Europea exigieron la respuesta de Pekín después de que su principal diplomático en París cuestionara la soberanía de las antiguas repúblicas soviéticas. La imagen de China como el perfecto mediador de la guerra entre Rusia y Ucrania parecía disolverse como la bruma en Occidente.

La respuesta de Xi Jinping tampoco se hizo de esperar. El Ministerio de Relaciones Exteriores de China reaccionó el lunes, en su rueda de prensa habitual, con unas declaraciones de su portavoz Mao Ning: “China respeta el "estatus de Estado soberano" de los países de la antigua Unión Soviética.

Mientras, el Consejo de Asuntos Exteriores de la Unión Europea acordaba el mismo lunes la entrega a Ucrania de más de mil millones de euros en armamento que se sumaba a los “más de 1.000 misiles proveídos a Ucrania para su defensa frente a la invasión rusa”. También prometía al gobierno de Kiev acelerar las entregas de munición y armamento para responder a los ataques rusos, con cargo al “stock militar de los Estados miembros” , pese a que éste disminuía de forma alarmante.

Josep Borrell se dirigía a los periodistas y al mundo, y hablaba de China sin nombrar a China: “Hay quien no quiere tomar posiciones respecto a Ucrania”. Se refería a la supuesta neutralidad de Pekín, que no condenaba la guerra y que acusaba a la OTAN de alimentar el conflicto mientras su líder visitaba Moscú, y firmaba acuerdos de amistad y colaboración con el Kremlin.

Borrell, interpelado por las declaraciones del embajador en Francia declaró: “Todo el mundo puede tener una posición propia o una expresión equívoca”. Había recibido ya la respuesta de Pekín y se ciñó al guion, contrariamente a su costumbre. “Bastan las explicaciones del Ministerio de Exteriores chino”, manifestó de forma extremadamente escueta.

Previamente había hablando de “recalibrar” las relaciones UE-China como “competidor, socio y rival muy válido”. Y explicó que el equilibrio de estos tres componentes puede verse como si de un triángulo equilátero se tratara, y cuyos vértices fueran inclinándose de un lado o de otro. “Hoy, la rivalidad ha aumentado pero la de socio y competencia no ha disminuido”, explicó Borrell respecto de China.

“Ha aumentado nuestra relación comercial. Y es tan importante que no se puede ignorar. Son 2.5 billones de euros al día. Y esta cifra aumenta. Y con la actitud de Estados Unidos , vamos a calibrar nuestra posición con China”. Parecía una amenaza… Pero, ¿quién se atreve a amenazar al gigante asiático?

Borrell continuó expresando públicamente su esperanza de que “China defienda las normas internacionales de forma entera y no parcial. Cuando se trata de China, ésta tiene la responsabilidad de defender la Carta de Naciones Unidas como miembro de su Consejo”. Y decidió dar por zanjado el incidente: “Las palabras del embajador  chino en París no son la posición oficial de China, según Pekín. Y eso son buena noticias”.

-Escucha David, las palabras de Lu Shaye fueron un prueba de fuego para conocer las respuesta de Occidente ante una toma de posición más clara. ¿Quién puede pensar que un embajador se sale del guión? Y, más aún, si es un enviado de la República Popular China.

-Lo tengo claro, Laura. Los servicios de inteligencia occidentales saben que Xi Jinping controla hasta la última tienda de los Todo a Cien del continente europeo. Se vio claramente durante la pandemia de la Covid-19. Los comerciantes chinos fueron los primeros en cerrar al unísono, ante la llamada de Pekín y de sus embajadas. Incluso, antes de cualquier Estado de Alarma, los comerciantes chinos ya habían cerrado tiendas y restaurantes, tiendas donde se vendían las mascarillas que tanto nos hacían falta… Menos mal que no eran misiles.

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