VALÈNCIA. El Debate de Política General celebrado este miércoles permitió extraer una serie conclusiones sobre el presidente de la Generalitat, Carlos Mazón, y los grupos de la oposición. Una de ellas es la consolidación del responsable del PPCV en su rol como jefe del Consell. Echando la vista atrás, cuando alcanzó el liderazgo de los populares valencianos en 2021, las fuerzas del Botànic le miraban como un candidato 'underdog' -aspirante con pocas posibilidades de ganar- por ser poco conocido y tener su base de operaciones en Alicante.
Sin embargo, la coyuntura nacional, el momento de debilidad de la marca PSOE de Pedro Sánchez y el propio desgaste del Govern del Botànic sirvieron de trampolín para que Mazón, subestimado por el Consell de Ximo Puig, lograra 40 escaños y, merced a un acuerdo con Vox, entrara en el Palau de la Generalitat.
El golpe sufrido en las urnas por la izquierda valenciana condujo a PSPV y Compromís a cierta sensación de irrealidad. La derrota, la pérdida de las instituciones y, en definitiva, la tarea de regresar a la oposición, costó de digerir a estas formaciones políticas. De hecho, a día de hoy, todavía se observan signos y actitudes en estas que recuerdan a aquel momento cuando Mazón fue elegido presidente del PPCV y no se le consideraba competidor frente a Ximo Puig y Mónica Oltra. Prueba de ello es el desdén con el que desde estas fuerzas políticas tratan la faceta más campechana del jefe del Consell en redes sociales, que sin embargo parece gozar de buenos frutos, según aseguran fuentes del Consell.
En cualquier caso, la realidad es que ha pasado un año y tres meses desde que el líder de los populares valencianos fue investido presidente de la Generalitat y, pese haber atravesado una ruptura de sus socios de gobierno y no tener los apoyos garantizados para aprobar los presupuestos, este miércoles dio una imagen de solidez y solvencia en Les Corts Valencianes durante su primer debate de política general.
Es cierto que el presidente de la Generalitat siempre tiene ventaja en esta cita. Sin límite de tiempo para su discurso y réplicas, con el control del reloj y la mesa y la posibilidad de hacer uso de toda la documentación recopilada contra el anterior Consell, la posición es notablemente superior de partida. Todo ello unido a que el primer año de gobierno suele ser el más plácido, dejaba en la coctelera muchos ingredientes para que la mezcla fuera buena. Eso sí, luego hay que saber rematar.
Mazón y su equipo no dejaron nada al azar: un discurso larguísimo (más de tres horas) que envió las intervenciones de la oposición fuera del horario de las televisiones, retahíla de anuncios a las puertas de los informativos, lista de reproches eterna a los ocho años del Botànic, respuestas hechas a medida contra sus interlocutores y su trayectoria...
Un conjunto de elementos a los que Mazón acompañó con una virtud que no todos los líderes tienen en estos casos: la buena ejecución del discurso y la habilidad en el cuerpo a cuerpo parlamentario, un aspecto este último en el que protagonizó contraataques certeros, aunque traspasando por momentos la línea de la bravuconería.
En la oposición, en la mayoría de casos, no comparten esta visión. Consideran que Mazón practicó el "obstruccionismo parlamentario" con ese discurso "repetitivo" y "sobreactuado" de más de tres horas que, a su juicio, no tenía mayor objetivo que el de intentar arrinconar a sus rivales. Es más, la actitud dialéctica del presidente de la Generalitat era calificada por algunos opositores como "tabernaria" y más propia de la "barra de un bar" que la de un jefe del Consell dando cuentas en sede parlamentaria. Al margen de esto, fuentes de PSPV y Compromís coincidían en que el discurso de Mazón, lleno de "medias verdades" y "cifras retorcidas" fue el de un dirigente "en la oposición" al dedicar dos tercios del mismo a criticar la gestión del Botànic, que mezcló con anuncios cuya semilla provenía del anterior ejecutivo.
Más allá de que estas quejas puedan tener sentido, las fuerzas que conformaron el Botànic también tienen la tarea de asumir algún tipo de autocrítica sobre el ejercicio de oposición. La sensación en PSPV y Compromís de que el 28M de 2023 un equipo conservador y ramplón les robó el partido de penalti injusto en el último minuto sigue quizá demasiado vigente.
Los socialistas valencianos, liderados ahora por la ministra Diana Morant y con José Muñoz como portavoz en Les Corts, son una de las federaciones que con más pasión y fervor defiende y respalda las decisiones del Gobierno de Pedro Sánchez. No fue precisamente el ejecutivo central el que más ayudó al resultado de las citadas elecciones autonómicas al PSPV, y en este momento, también genera ciertas dudas si esa lealtad casi 'perruna' -defensa incondicional de la"financiación singular" para Cataluña, por ejemplo- mejora la posición de los socialistas valencianos en la Comunitat.
En esta línea, posiciones como abandonar, en consonancia con Ferraz, la reivindicación del fondo de nivelación que solicitaban hace un año -aunque no sea una cuestión conocida a pie de calle- contribuye a perder herramientas de cara a poder ser más ofensivo en las exigencias al presidente de la Generalitat. Si a ello se suma que Morant no puede dar la réplica a Mazón en Les Corts porque no es diputada y tiene la agenda dividida entre Madrid y la Comunitat, no resulta extraño que, a día de hoy, el presidente de la Generalitat vaya consolidando su posición pese a las dificultades que tiene -y tendrá- por gobernar en minoría.
Tampoco pinta demasiado bien en Compromís. La falta de liderazgos en la coalición valencianista, que tiene pendiente una revisión interna, también se hace patente en ciertas líneas de actuación que le han llevado a algunos vaivenes con intentos de entendimiento con el PP que el propio Mazón sacó a colación en el debate. El síndic de la coalición, Joan Baldoví, resultaba más efectivo y original en el Congreso de lo que está siendo en Les Corts, sin que atisbe un relevo claro en el grupo. Además, la formación valencianista necesita más pronto que tarde algún éxito parlamentario en el Congreso que ponga de manifiesto su utilidad como opción política, dado que ha empezado a calar su papel de muleta del PSOE y Sumar por la falta de resultados concretos en sus grandes reivindicaciones.
Bien es cierto que el Debate de Política General, a falta de las resoluciones de este viernes, no es mucho más que una cita en Les Corts que no goza de una gran atención por parte de la ciudadanía, pero lo visto este miércoles en el primer gran encuentro parlamentario del curso evidencia que Mazón, pese a dirigir un gobierno en minoría con el que va a sufrir al tener como único socio posible a Vox, ha comenzado a consolidar su posición frente a una izquierda en la que no sobran las ideas para contrarrestar al presidente de la Generalitat.