VALÈNCIA (EFE). "Miedo" y "angustia" son las palabras que más repiten los turistas valencianos llegados este sábado a València desde la ciudad marroquí de Marrakech, donde la pasada noche se produjo un terremoto que ha dejado, hasta el momento, más de mil personas muertas y más de 1.200 heridos.
"Fue una sensación de que se va a abrir la tierra y te va a tragar. Fue muy angustioso", asegura María Ramón, de Faura (Valencia), recién aterrizada esta tarde en el aeropuerto de València a bordo de un vuelo procedente de Marrakech, y quien todavía no encuentra las palabras exactas para describir lo que ha vivido.
Afirma que ella y su grupo tuvieron suerte porque cuando se produjo el terremoto estaban en una cena espectáculo a la afueras de la ciudad, y no fueron conscientes de la magnitud de lo sucedido hasta regresar a su riad, situado en una zona que, según dice, ha quedado bastante afectada.
El terremoto, de magnitud siete en la escala abierta de Richter, ha tenido su epicentro en la localidad de Ighil, situada unos 80 kilómetros al suroeste de la ciudad de Marrakech.
"Fue horroroso", asegura, y recuerda que entraron corriendo al hotel a por los pasaportes, y tras pasar casi la noche en la calle, decidieron coger un taxi para ir al aeropuerto y esperar la salida de su vuelo, previsto para las 15 horas de este sábado y que ha salido sin contratiempos.
A Alba Valenciano, de Burjassot, el terremoto le pilló en la habitación del hotel y en un primer momento no entendía lo que estaba pasando, hasta que un trabajador del hotel le dijo que era un terremoto.
Recuerda que sintió "pánico total" y dice haber pasado "la peor noche" de su vida y que estaba "deseando volver". "Sentir que hay una posibilidad muy clara de que me vaya a morir ahora mismo en este momento: nunca había sentido eso", relata.
Pasó la noche en la calle hasta que sobre las cinco de la madrugada decidió coger un taxi al aeropuerto, y ahora siente alivio pero también mucha pena por las familias marroquíes que se han quedado allí y que durante la noche les han estado arropando con mantas y han sido "superamables" con ellos.
Iago Rodríguez es de El Puig de Santa María y el temblor de tierra le pilló en una tienda, de la que salió corriendo hasta llegar a una zona abierta, en la que permaneció hasta que pudo acercarse a su riad, en el centro de la Medina, a coger la maleta y todas sus cosas para irse al aeropuerto.
Explica que más que el temblor, lo que le asustó fue ver a la gente correr, "la estampida, no saber qué está pasando", y asegura que pasaron "miedo".
Una experiencia similar ha vivido Mike, un británico residente en España, quien en un primer momento pensó que había explotado una botella de butano de una casa de al lado, pero enseguida se dio cuenta de lo que pasaba y salió corriendo a la calle "sin maletas ni pasaporte ni móviles".
Isabel Herrero estaba pasando unos días de ocio en Marrakech con dos amigas y explica que cuando empezó a moverse todo, no sabía si era "un tren, un avión o un ataque terrorista".
Afirma que sintió "mucho miedo" pues no sabía si podrían salir de allí ni cómo lo iban a hacer.
Como suele pasar en estos casos, después de días de intensidad informativa sobre el terremoto de Marruecos… llega el silencio. Un silencio que viene de la mano de la falta de información al respecto pero que no va ligado a que el drama haya acabado. De hecho las entidades valencianas siguen trabajando en el terreno y se sigue necesitando la solidaridad de la ciudadanía.