CASTELLÓN. Los últimos partidos del Castellón han evidenciado los mismos males que ha venido padeciendo el equipo durante buena parte de la Liga y que parecían quedar atrás con la incorporación en el banquillo de Óscar Cano. Pero, una vez agotado el efecto impulsor de la llegada del nuevo entrenador, el conjunto albinegro ha retomado la senda anterior. Y no solo a nivel de resultados, donde vuelven a sucederse los empates, sino en el juego.
En los tres últimos partidos, saldados con una derrota y dos empates, las carencias han sido muy similares a las que se vieron en tiempos de David Gutiérrez, con un equipo muy limitado cuando quiere construir, con tendencia a bajar el nivel cuando se pone por delante en el marcador, como ocurrió ante el Teruel, y con escaso bagaje como visitante, evidenciado ante el Ebro. La formación de La Plana no sabe competir los partidos y sus rivales le penalizan al mínimo error. La confianza, muy mermada por la dinámica actual, también recuerda a los tiempos anteriores a Óscar Cano.
El agravante de estos síntomas es que se manifiestan con una plantilla muy reforzada, donde abundan los futbolistas de corte creativo. El Castellón tiene más jugadores que hace dos meses, tanto en calidad como en cantidad, pero no se está reflejando en el juego ni en la clasificación.
Hablaba Óscar Cano de la importancia de no reducir todo el discurso al resultado, sino profundizar en las formas y los merecimientos. En los tres últimos partidos, el equipo albinegro no ha mostrado un nivel de juego que haya dejado buenas sensaciones. Y los resultados, muy importantes porque son los que marcan el futuro del club, le sitúan a cinco puntos de la permanencia directa y a tres del play out a falta de 13 partidos para el final.