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Mulet lamenta que ni la UE ni el Gobierno son "ambiciosos" para reducir las tasas por emisiones

26/04/2020 - 

CASTELLÓ (EP). El senador de Compromís, Carles Mulet, lamenta que ni la Unión Europea ni el Gobierno son "ambiciosos" en materia de exportaciones ni con las tasas por emisiones de carbono: "El Gobierno no lidera ni es parte activa en políticas para minimizar las importaciones y está a expensas de los plazos de neutralidad climática que marca la UE para 2050".

Así lo asegura Mulet tras una respuesta parlamentaria del ejecutivo PSOE-Unidas Podemos. El senador preguntó si el Ejecutivo pensaba solicitar a las autoridades europeas o impulsar dentro de sus competencias acciones para establecer tasas en las importaciones por las emisiones de carbono y otras partículas contaminantes que conlleva el transporte marítimo.

En un comunicado, Mulet muestra su "decepción" y denuncia que el Gobierno "se alinea con las previsiones de la UE de neutralidad climática para 2050, cuando las previsiones del cambio climático son nefastas para la propia economía, la línea de costa o la viabilidad de los cultivos". "Pagamos con impuestos y otros instrumentos para mitigar el cambio climático, pero el que viene de fuera contamina y acelera el cambio climático sin que le cueste nada", subraya.

Criterios poco ambiciosos

Mulet critica así que el gobierno de Pedro Sánchez "no defiende criterios ambiciosos en materia medioambiental a la hora de afrontar la huella que dejan los productos agroalimentarios que llegan a España, como reclaman entidades y organizaciones agrarias". En la misma línea, rechaza que el Ejecutivo "apele a posibles pérdidas de competitividad debidas a políticas como las descritas, imaginando escenarios en los que las empresas huirían hacia regiones con regulaciones menos estrictas". También cuestiona que "apueste por regulaciones de ajustes de carbono en frontera, propuestas muy hipotéticas y de futuro a pesar de la declaración de emergencia climática".


El representante de Compromís recuerda que la agricultura valenciana y española están sujetas a severos protocolos que actúan de barrera en países como Estados Unidos, China, Japón, Corea del Sur o Australia y que incluyen desplazamientos, preauditorías, traductores, tratamientos en frío o desplazamiento al puesto de inspección fronterizo.

Se trata, recalca, de "controles fitosanitarios muy estrictos mientras no existe reciprocidad por parte de las autoridades comunitarias, algo que rompe las reglas del juego citrícola y demuestra que ni las autoridades españoles ni las europeas defienden los intereses de los citricultores exportadores".

Como consecuencia, Mulet advierte que les "deja en una situación de inferioridad e insostenibilidad al relajarse la preferencia comunitaria por las producciones de otros sitios remotos del mundo en situaciones no homologables y sin protocolos".

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