ALICANTE. "¿Tú qué prefieres: dejar o ser dejada?", le preguntó mi amiga a otra. No tenemos una larga historia de amor en la que podamos asentarnos para responder esa pregunta. "Yo el ron-cola", le respondió, tan pancha. Yo creo que estoy como ella porque me voy dando cuenta de que no sé nada, de nada, de nada sobre qué es estar vivo. Solo sé de moda y poco más.
La moda se ha formado a través de los años y la evolución de la sociedad ha provocado un avance en la vestimenta, estilos y cortes de las prendas. Si echamos la mirada atrás, era impensable que una mujer pudiera llevar minifalda, escote o incluso algo tan básico como unos pantalones. Los diseñadores marcan las tendencias del momento y los medios de comunicación las avalan o los pueden destruir. No todo lo que vemos en la pasarela nos gusta, pero es que yo siempre digo que hay que ser lo más fiel a uno mismo que podamos. Mirad a David Delfín, que enfureció a una sociedad, pero aquello le hizo que todos los telediarios hablaran de él. Por regla general, los niños malos funcionan muy bien en la moda.
Los editoriales de moda son una parte importante de las revistas y de cómo mostrar ese avance: las combinaciones entre prendas, colores, texturas y estilos, todo ello misión de la dirección de moda del medio, que consigue crear sueños e inspiración. Detrás hay auténticos iconos, pero se mantienen ocultos, referentes de la moda que mueven los hilos de la industria por detrás. Cuando vemos los desfiles de moda vemos muchas caras conocidas en sus primeras filas, quienes ayudan a dar gran repercusión, pero ¿quiénes son las demás? Bajo rostros anónimos y estilos impecables se esconden grandes talentos, pero hay una que destacar, un gran referente de la moda, una mujer que fue capaz de superar adversidades y posicionó a Vogue, revista denominada como 'la Biblia de la moda', en un estatus sobre el que no existe calificativo. Su nombre: Grace Coddington.
Su imagen y aspecto es algo que podemos calificar como excepcional, puesto que la vemos como la extraña, que dibujaba frenética en una libreta apoyada sobre sus rodillas, sin maquillaje sobre su rostro que no esconde la edad que tiene y una melena roja rebelde que sujeta sin solución con una diadema infantil -o la deja al viento-. Fotógrafos, modelos, creativos, futuros gurús e incluso Anna Wintour han mostrado el respeto que procesan hacia esta figura. En varias de sus famosas afirmaciones, cuando las revistas comenzaron a estar copadas por famosos e influencias, Coddington comentó: "Siempre he pensado que hay que concentrarse en el trabajo y no en toda la tontería esa de quiero ser famoso".
El máximo error que sufre la moda es que tiene esa intención de mostrar esa imagen perfecta, ese idilio entre la persona y las prendas que viste. A sus 82 años, Grace Coddington lleva más de 45 apuntalando la historia reciente del sector con sus composiciones estéticas, combinaciones de tejidos y recreaciones fantásticas convertidas en fotografías. Y no solo creándolas como la mítica estilista que es, maestra de varias generaciones, sino también protagonizándolas, es y seguirá siendo la creativa que la moda necesita para crear referencia. Cuando Vidal Sassoon inventó el corte cinco puntas, lo hizo sobre su melena pelirroja. Cuando Calvin Klein impuso el minimalismo como estética, ella conformaba el equipo creativo de la firma. Cuando Tifanny’s quiso dar un aire nuevo a su imagen, fue ella la que con su arte, volvió a poner a la marca en el mapa de la actualidad
Los 80 y los 90 fueron los años de oro de la moda y ahí fue cuando comenzó la fiesta, puesto que ella fue quien vistió a John Galliano de reina de corazones, empujó a Kate Moss al prêt-à-porter y colocó a Naomi Campbell, con solo 15 años, en su primera revista. Su figura también tuvo lugar en el cine, con la película 'El diablo viste de Prada' con la figura de Nigel, el director de moda de la ficticia Runway. Su actitud, forma de trabajar y su predisposición, era un espejo sobre la realidad de Coddington. Se podrían mencionar otras muchas referencias que le ha relegado la industria y cualquier palabra de estas es buena si sirve para explicar que Grace Coddington es única en su especie. El mundo la conoció gracias al documental The September Issue. ¿Quién era esa pelirroja sin trazas que enmendaba la plana a una imperturbable, distante, todopoderosa e implacable Anna Wintour? Su nombre era una referencia en la industria. Pero ¿y el público?
Seamos realistas, si buscamos por internet y vemos cualquier imagen suya, podríamos decir que es la antítesis de la moda y la tendencia, pero no es como nos lleva la ropa a nosotros, es como nosotros llevamos la ropa. Además, su mantra es que el negro es el color del día a día por la elegancia que desprende, cosa en la que discrepa Anna Wintour, que es un color que prefiere evitar. Ambas discrepaban mucho en el trabajo, pero cuando Coddington decidió abandonar hace un par de años el Vogue estadounidense, Wintour le pidió que no lo hiciera.
Tiene esa capacidad de crear la belleza. De convertir entornos rutinarios en sitios en los que fotografiar la realidad de la moda. Porque en el trabajo de Grace todo tiene sentido. No se deja nada. Todo está puesto por algo. Y Anna, a pesar de las disputas que podía tener, sabía verlo en su amiga. Tan solo tenemos que ver los últimos trabajos de la estilista y fotógrafa, que con una mirada madura sabe entender la realidad de la moda actual. Tan solo tenemos que verlo en el último trabajo fotográfico que hizo, que volví lo ordinario único.
A pesar de la fama de Wintour, Coddington guarda algunos recuerdos que sorprenden de la directora de Vogue, como cuando fueron a celebrar los cincuenta cumpleaños de Grace y como a Anna no le gustaba el retrato que le habían hecho en la tarta, le clavó las gafas al pastel para que no se viese. Dos personas con personalidades diferentes, pero complementarias. Aunque muchas pensaran que había rivalidad entre ambos pesos pesados de la moda, su relación de amistad ha pesado sobre todo y eso fue lo que llevó a que ambas dos, posicionaran la revista en la cúspide editorial y crear una amistad de lo más real. Ellas salvaron a Vogue del olvido.
Y así, sin más, descubrí que Coddington llevaba, lleva y llevará el timón de la moda.