entrevista

Nil Moliner: "No quiero dejarme atrapar por las noticias que hablan de éxito"

21/07/2020 - 

CASTELLÓ. Con lo holgada que era la agenda de conciertos de Castelló para este verano, de entro todos los artistas que había antes del confinamiento no aparecía en la lista el nombre de Nil Moliner. Algo que, tras estas semanas de reconfigurar agendas, ha llevado a que el artista catalán visite finalmente la capital de la Plana, en un directo que servirá para abrir el ciclo Mar de Sons. Será el 30 de julio, en el Real Club Náutico del Grau, cuando lleve sobre el escenario su álbum debut Bailando en la Batalla. Un trabajo vitalista, lleno de ese buen hacer que ha caracterizado al artista desde que empezase a versionar canciones con tan solo 15 años en varios pubs de Cataluña. Ahora, tras planear y aplazar una extensa gira por todo el país, ha readaptado su show a unos directos que se disfrutan casi en la intimidad, pero no desde el sofá.

-Durante la cuarentena te hemos podido ver en varios conciertos en streaming y ahora también has empezado a hacer directos ante un público con mascarilla y asientos separados. ¿En cuál de estos escenarios te sientes tú más cómodo?
-Me quedo con el separado, con mascarillas y con lo que haga falta. No tiene nada que ver hacer un concierto a través de una pantalla y estando solo que con la banda, el equipo y mirando a los ojos de la gente. Siempre digo que me dedico a la música por ese momento de comunicar y aunque sea separados y con mascarillas, siempre vamos a tener los ojos para mirar y las orejas para escuchar. El otro día hice mi primer concierto así, pensé que sería muy extraño pero al contrario, únicamente fue distinto a lo que había vivido hasta ahora. Es otra manera de hacer conciertos y ojalá sea temporal, pero es como cuando tocas en un teatro, en un festival, en una sala, pues ahora en un concierto adaptado.

-Se define mucho tu música como 'positiva' y 'festiva', pero hay canciones en las que has llegado a tratar, por ejemplo, la ansiedad. ¿Cómo consigues generar tal contraste de sensaciones?
-Yo hago música optimista porque soy un tipo optimista y sí hay canciones festivas, pero también he escrito mucho sobre la ansiedad, porque la sufrí y la sufro. La música me ha ayudado a superar muchas situaciones difíciles. Lo que ocurre es que el corazón del proyecto respira cierto optimismo, en parte porque yo soy así. Y también con los directos nos gusta hacer shows dinámicos para que la gente se lo pase bien básicamente.

-¿No te resulta entonces complicado darle un toque de 'buen rollo' a temas que parecen no tenerlo?
-Tengo una canción que se llama 'Déjame escapar' que recuerdo escribirla llorando y después la gente me dijo que, aunque era una canción triste, tenía algo de optimismo. Tu piensas wow, cómo puede ser. Pero es lo que hablamos, al ser un tío optimista, al escribirla, algo quedará allí. Evidentemente es difícil escribir, porque tienes que rescatar sensaciones de las entrañas que no apetece sacar, pero en sí es una terapia. 

-El mensaje de Bailando en la batalla es directo y sencillo: ante los problemas hay que ponerse a bailar. O como tu mismo has referenciado alguna vez, "si la vida te da la espalda, tócale el culo". Sigues con el positivismo y también con el humor. 
-Hace falta mucho humor. Yo le encuentro la risa a todo. Hay que reírse de cualquier situación por difícil que sea. Bailando en la batalla es interesante porque da título a esto. La vida a veces es una putada y nos pasan cosas feas, pero siempre va a quedar la risa y ese momento para reírse. En esta pandemia se ha visto. Yo al menos me lo he aplicado. Fui a vivir con mis padres para pasarlo en familia y nos hemos reído un montón. Eso cura, porque se me ha pasado la cuarentena super rápido. 

-¿Entiendes a la gente que le molesta el buen rollismo?
-A ver yo creo en él, pero no en una cosa extrema. Es más el buen rollismo con uno mismo. Llevas una semana mal y dices pues voy a cambiar el chip, ya que nadie te lo va a cambiar, has de ser tu mismo. 

-La cuarentena se divide en dos 'bandos': los artistas que han aprovechado estos días de encierro para componer e incluso crear discos y los que no han podido llenar sus cuadernos de absolutamente nada. ¿En cuál te has situado tú?
-En los de nada. Yo para componer necesito vivir y que me pasen cosas. Soy una montaña rusa emocional y necesito vivir para estar en esa montaña. Cuando he estado confinado he estado en una zona muy equilibrada donde no me pasaban cosas. Pero bueno... ahora ya puedo escribir, ya que podemos salir con precauciones y con todas las medidas de seguridad. Estoy empezando a llenar las notas del móvil.

-En alguna ocasión has dicho que de saber que tus canciones iban a llegar a tanta gente, quizá no las hubieras escrito de la misma forma. ¿Sigues haciendo oídos sordos al éxito para poder componer?
-A la hora de escribir no quiero ser consciente de que mi música va a llegar a mucha gente, quiero pensar que es un momento de intimidad para mí, de escribir en un papel cómo me siento y de explicar como quiero lo que quiera. Ya después cuando pasas al estudio y la canción crece, sí que empiezas a pensar en que lo va a escuchar mucha gente, pero no me dan ganas de tirarme para atrás o de cortarme las alas, sino al contrario. Es emocionante que una historias que has escrito en la intimidad y desnudándote se convierta en una historia que acompañe a mucha gente y que mucha gente se vea reflejada en ella. 

No soy consciente a la hora de escribir, porque supongo que no quiero serlo, pero me encanta que mi trabajo llegue a tanta gente. 

-Aunque a los artistas no os gusta hablar de cifras, al final hacen falta para mantenerse en lo alto de la industria. En tu caso, tienes más de dos millones de oyentes mensuales solo en Spotify. ¿Esperabas tanto apoyo en un momento en el que nace música nueva cada minuto?
-Y que no pare nunca de salir más artistas y más grupos, porque cuantos más seamos mejor nos lo pasaremos. La gente tendrá más para escoger. La competencia aquí no existe. Y lo que dices de los números es brutal. A mi me sorprende mucho, aunque es fruto de haber picado mucha piedra y la que me queda por picar. Aun así, no me gusta pensar en eso. Me sorprende y me alucina, pero prefiero pensar en el día a día, en cantar mis canciones... No quiero dejarme atrapar por noticias que hablan de éxito.

-Parece que en la música, al igual que en otras artes, los artistas hacéis mucha piña. ¿Pero, cómo son esos círculos que se crean?
-El apoyo entre los artistas está siempre. Recuerdo cuando no había firmado aún por ninguna discográfica que ya tenía el apoyo de Rosana, de La Pegatina, de Dani Martín o de David Otero. Da igual con quien estés, todos nos conocemos y si amas y haces canciones amando la música es fácil que alguien te de la mano y recibas lo mismo que das. No hace falta estar en una multinacional, nos queremos igual. Tenemos grupos de WhatsApp con un montón de personas, unos con discográfica, unos independientes y otros que no van a hacer nada con la música porque no quieren pero son unos artistazos. 

-¿Te ha costado quitarte la etiqueta de 'compositor de la canción de Alfred de OT' para ser solo Nil Moliner? ¿O es una etiqueta que no te importa tan siquiera que te pongan?
-Para nada. Al final lo soy, soy el compositor de 'Que nos sigan las luces'. Yo la canto en mis conciertos y también Alfred en los suyos. Fue algo que sucedió super bonito y a mi me dio la oportunidad de conocer a todo el equipo de Operación Triunfo, especialmente a Alfred. He podido hacer muchos amigos a partir de esa edición. Pero fue más algo del momento, la anécdota, ni me supone un problema ni me molesta. Estoy muy contento de ello. 


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