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EL EUCROCRISTIANO TIBIO / OPINIÓN

No solo es la pasta; es la nación

Foto: Lorena Sopêna / Europa Press
6/08/2024 - 

CARTAGENA. Una vez conocido el texto del pacto firmado entre Izquierda Republicana de Cataluña (IRC) y el Partido de los Socialistas de Cataluña (PSC) todo el mundo anda haciendo cuentas de cuánto se reduciría la aportación estatal a su región. Según unos, Murcia perdería unos cien millones de euros anuales; otros triplican esa cantidad. Y el que te diga que no te preocupes porque se trata de un pacto solidario es tonto o te miente. Como comprenderás, los separatistas no iban a armar todo este lío para luego dar más dinero a Murcia y a Valencia. ¿Te imaginas al presidente Illa anunciando que, una vez recaudados todos los impuestos, su primera medida será duplicar las transferencias de su hacienda a la caja común? ¿A qué no? ¿Por qué es la renta pública vasca mucho alta que la media española? Porque el cupo es un truco para no compartir los impuestos. Todos lo sabemos e Illa también. Poniendo entre paréntesis mis comentarios, te resumo los acuerdos para hacértelo fácil, que diría Ruiz Vivo. El pacto incluye las siguientes perlas:

- Establecer un sistema de financiación singular para alcanzar plena soberanía fiscal catalana (Más claro, agua).

-Financiación basada en la bilateralidad (Nada de rebajarse al nivel de las demás regiones. El Gobierno catalán solo negociará con el español. Cataluña es más que Murcia y que Valencia. Incluso más que Murcia y Valencia juntas).

-Creación de una hacienda catalana para regular, captar y supervisar todos los tributos (Adiós a la base conjunta de datos fiscales en España. Garanticemos la corrupción en Cataluña ocultando las transacciones económicas en su territorio. Carguémonos de un plumazo la Agencia Tributaria Española. Que les bombeen -Trias dixit- a los muchos centenares de inspectores de Hacienda que trabajan en Cataluña)

-Aportación catalana sujeta al principio de ordinalidad (Los que más tienen serán los que más reciban. ¡Viva la igualdad socialista!).

Pero no te creas que todo se reduce a una cuestión de dinero. Están en juego otras cuestiones, como las siguientes:

-Reconocimiento de Cataluña como nación (A la mierda la nación española en la que se fundamenta la Constitución).

-Reconocimiento de que hay un conflicto político entre Cataluña y el Estado Español (En realidad, el conflicto es entre los separatistas y la nación española, pero no te molestes en buscar la palabra España en el texto porque no aparece).

-El origen del conflicto es la corrección por el Tribunal Constitucional del Estatuto de Cataluña. La judicialización incrementó el conflicto (La eterna tesis separatista de que reprimir la sedición y la malversación es una venganza).

-La solución del conflicto político es establecer un acuerdo con el Estado y que lo refrenden los catalanes (La vieja tesis separatista de que la decisión sobre el territorio les corresponde solo a los catalanes).

-Articular una Convención nacional para la resolución del conflicto político (Una antigua idea del PSC para desentenderse de las demás regiones sin salirse de España).

-Dar voz a la ciudadanía para conocer sus preferencias territoriales y articularlas (Con el nombre de consulta ciudadana, colarnos el referéndum de autodeterminación o un nuevo Estatuto confederal).

-Reforzar el uso del catalán. Acoger en catalán a los inmigrantes (Convertir Cataluña en una sociedad monolingüe. Adiós a estudiar algunas asignaturas en español. Imponer el catalán también en los recreos).

 -Reforzar la acción exterior de Cataluña (Impulsar la red de embajadas catalanas. Pasarse por el forro que las relaciones exteriores son competencia exclusiva del gobierno español).

-Presencia catalana en organismos internacionales, como UNESCO, Interpol, ONU, FAO, etc. (Lo dicho: Cataluña tendría su propia diplomacia, como si fuese una nación diferente de España).

-Participación de selecciones deportivas catalanas en competiciones internacionales (Adiós a la selección española de toda la vida).

En resumen, se trata de convertir a Cataluña en un Estado libre asociado a España. Hace quince años un prestigioso arquitecto lorquino, de orientación socialista, me preguntó si yo creía que el PSC era un partido separatista. Le dije que era algo peor: quería todos los privilegios de una nación independiente, pero sin salirse de España. Me repreguntó por qué no querría salirse de España. Le expuse dos motivos: asegurarse el apoyo de España si las cosas fuesen mal en Cataluña (por ejemplo, con las pensiones) y poder seguir influyendo en la elección del presidente español (por ejemplo, Sánchez). No me creyó, pero ahora el pacto que han firmado me da la razón. A los separatistas se les ve venir: son tan simples que quieren la independencia; el PSC es más sibilino: quiere los mismos privilegios para su región que los separatistas, pero dentro de España. Puestos a elegir, la respuesta es sencilla: los separatistas son menos peligrosos para España que los del PSC. Y el castellano Page lleva razón: ninguna sección regional del PSOE debería apoyar en el Congreso ese infame pacto. El problema es que la garantía del pacto es Sánchez. La explicación, en el próximo Tibio.

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