Con una primera parada en el Teatro Rialto, 'Obra pública' se presentará el 30 de marzo en el Principal de Castelló
VALÈNCIA. No es especialmente habitual que las instituciones culturales se exploren a sí mismas desde un punto de vista crítico. En el ámbito de las artes plásticas se viene dando algún caso, con la revisión de los discursos históricos de los museos o en cuestión de perspectiva de género, aunque no tanto sobre las propias dinámicas internas de la institución. En cualquier caso, se trata más bien de excepciones y no de una regla. Obra pública llega para romper con eso. Con texto Vicente Arlandis y Paula Miralles, la obra aterrizará el próximo 17 de febrero en el Teatre Rialto con el objetivo de mostrar las costuras de la institución cultural pública… desde la propia institución cultural pública.
“Una institución pública que admite la crítica es una institución muy saludable. Cuando un museo como el Reina Sofía se pone a hablar de colonialismo, por ejemplo, está haciendo algo muy bueno por la cultura de un país. Las instituciones públicas se cargan de sentido cuando tienen capacidad de autocrítica y cuando se proyectan de una manera diferente cara al futuro". Estas palabras las firma Vicente Arlandis, quien, también, asume el rol de director de un proyecto en el que los procesos son tan importantes como las conclusiones, una obra que suma en su elenco a Arantxa Pastor, Aris Spentsas, David Mallols, Gloria March, Héctor Arnau, Hipólito Patón, Lucía Jaén y Rosana Sánchez.
Este espíritu de revisión marca un proyecto que parte de una profunda investigación a través de la que se ha entrevistado a distintos trabajadores -y extrabajadores- de "la casa" -entendida como el Institut Valencià de Cultura (IVC)- con el objetivo de crear una pieza que sirva tanto de homenaje a las distintas profesiones que hacen cultura como de reflexión crítica sobre la gestión en torno a ella. "Desde Taller Placer llevamos años trabajando en torno a los oficios, a las formas de trabajo. Cuando nos llamaron para hacer una producción lo primero que pensamos fue: cuál ha sido la historia de esta institución y qué trabajos la han formado, entendiendo el trabajo tanto como producciones propias como personal. Esta es una institución con mucha historia, con conflictos laborales, un ERE... Nuestra propuesta nace ahí".
Con todo, el proyecto desarrollado por Arlandis y Miralles quiere poner el foco en esas bambalinas que, aunque quedan fuera de la caja negra, son las que, en última instancia, hacen que ese teatro funcione. Así, el proyecto que nace de la reivindicación, un relato que quiere resituar la crítica, moviéndola de los márgenes al centro de la propia creación artística. "Tenemos clarísimo que tenemos que defender los colegios o los hospitales públicos pero no está tan claro que hay que defender los teatros públicos. Para defender una institución pública es preciso conocer cómo funciona, cuáles son las dinámicas laborales que tiene... Con esta obra queríamos poner esto sobre la mesa", reflexiona Arlandis, quien denuncia un proceso de "privatización" de los público que "no solo en cosa de la cultura valenciana", sino que se da "en general en las instituciones culturales".
Este punto de vista es clave para entender el proceso intelectual que ha acabado dando forma a Obra pública, un camino que ha pasado por conocer la historia de la institución a través de las entrevistas a trabajadores y, también, de los fondos materiales, elementos de escenografía o vestuario de otras producciones, y del archivo de IVC. La mezcla de estos ingredientes resulta en una producción que respira esta historia y reivindicación, aunque no siempre la muestra de manera explícita sobre el escenario.
Así, la obra que juega con una serie de objetos que estaban guardados en los almacenes del teatro y que ahora cobrarán una nueva vida sobre el mismo, una recuperación de la "memoria colectiva" que atiende tanto al pasado como a la construcción del futuro de la profesión. Con un espíritu casi "berlanguiano", los intérpretes componen y recomponen los objetos que ocupan una escena que se muestra sin pudor ante los espectadores, elementos que "en conjunto cuentan la historia del teatro público valenciano que se podría tramar desde perspectivas infinitas”. Entre maletas, pelucas, telones y maquetas se levanta una Obra pública que quiere ser precisamente eso, obra pública.
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