CASTELLÓ. Las obras del colegio Santa Quitèria de Almassora avanzan para finalizar en mayo y trasladar mobiliario durante las vacaciones escolares de verano para abrir el centro el primer día del nuevo curso. La constructora Civicons, adjudicataria de la ejecución, ha alcanzado ya el ecuador de la obra tras los retrasos acumulados y en estos momentos liquida trabajos por valor de más de 400.000 euros mensuales.
Los técnicos municipales validan un cronograma de trabajo marcado en estos momentos por las instalaciones de suministros, el montaje del ascensor y el alicatado de pasillos, entre otros, unas obras que se distribuyen en todo el perímetro. Diferentes equipos de operarios se dividen entre la planta baja y el primer piso para acometer la construcción por zonas y cumplir el calendario. Además, otros trabajadores llevan a cabo las acometidas bajo el pavimento de las calles más próximas para conectar los suministros.
Las obras adjudicadas por 3.882.163,23 euros transforman la parcela de la calle Derechos Humanos en el cruce con Morella. En este último mes, la dirección ha certificado 414.563,68 euros y ya alcanza el ecuador de la construcción incluida en el plan Edificant de la Generalitat Valenciana para acabar con los barracones instalados en 2010.
“Es el tercer colegio que construimos en esta legislatura y marcará un antes y un después en el mapa de infraestructuras educativas de Almassora, en el que ya no quedará ningún estudiante de Infantil ni Primaria en barracones”, según la alcaldesa, Merche Galí, que ha visitado las obras esta semana.
La construcción se alza en una parcela de 5.041,70 metros cuadrados para albergar tres unidades de Infantil, seis de Primaria y un comedor con capacidad para 180 comensales repartidos en dos turnos. Además, el diseño del gabinete ganador del concurso de ideas incluye zonas para administración, biblioteca, espacios comunes y una apuesta decidida por la luz natural en un entorno sin edificios altos que impidan su entrada para reducir el consumo energético.
El avance de la construcción deja ver ya las zonas exteriores en las que el alumnado realizará actividades al aire libre en un patio inclusivo para primar los juegos en equipo. La estructura del porche central también está ya a la vista, como punto de reunión, mientras que las pistas deportivas quedarán en el lateral del recinto, junto al espacio para el huerto escolar. Además, el jardín municipal de permacultura, proyectado en la parcela contigua, permitirá al alumnado realizar prácticas relacionadas con el medio ambiente.
Los revestimientos de las fachadas también dejan ver en estos momentos los colores terracota y blanco que marcarán todo el bloque como reclamo de la luz natural, así como las escaleras interiores que conectan ambos pisos y el ascensor para garantizar la accesibilidad a todas las personas.