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Pablo García: “No sé como a la gente con trastorno bipolar nos tienen miedo si a veces nos admiran”

Foto: EDUARDO MANZANA
7/04/2023 - 

VALÈNCIA. Pablo García Férriz (Valencia, 1978), ha sido durante años un emprendedor, dedicado a los negocios, desde tiendas hasta torneos de golf pasando por la venta de publicidad. En 2015 empezó a ir al psiquiatra y en 2016 fue diagnosticado con trastorno bipolar, aunque reconoce que los síntomas ya los tenía a los 17 años cuando salía de fiesta con sus amigos. También asegura no haber sido consciente de qué era su enfermedad hasta 2021, cuando empezó a formar parte de la Asociación Valenciana del Trastorno Bipolar. 

Considera que el estigma sigue presente en la sociedad y reclama a la administración más apoyo, tanto para los enfermos y sus familiares, como para el resto de la sociedad. Cree que más campañas de sensibilización y concienciación acerca de esta enfermedad mejorarían la percepción social. Ahora, le gustaría dar charlas sobre su experiencia. “No soy psicólogo”, recalca, pero considera que contar su experiencia podría ayudar a visibilizar una dolencia que afecta a más de un millón de españoles. Lo que sí ha hecho ya es escribir un poemario, Lluvia de Fresas en Tiempo de Limones (Ed. Mirahadas) donde refleja sus sentimientos y vivencias acerca de esta enfermedad. 

Foto: EDUARDO MANZANA

“Muchas veces le digo a mis compañeros que no sé cómo nos tienen miedo, si a veces nos admiran”, cuenta García durante la entrevista mientras su rostro refleja una sonrisa. Recalca que los enfermos de trastorno bipolar “son muy creativos” y repasa una lista de nombres de artistas y escritores con este trastorno, entre los que se encuentran rostros como Catherine Zeta-Jones y Mel Gibson. Se para a mitad de la entrevista para lanzar otro nombre, el último: Vincent Van-Gogh, nacido el 30 de marzo de 1853. Cada 30 de marzo se celebra el día del trastorno bipolar en conmemoración al nacimiento del pintor holandés. 

¿En qué momento fue diagnosticado con el trastorno?

Fui diagnosticado de trastorno bipolar en el 2016. Lo que pasa es que hasta el 2021 yo no supe qué era. Me tomaba la medicación, pero hasta que no me inscribí en la Asociación de Trastorno Bipolar y me explicaron que era y vi otra gente como yo con mi misma enfermedad no lo acepté ni sabía en qué consistía. Fue a raíz de aceptarla que vas viendo qué es. Pero estos síntomas ya los tenía desde mucho antes de ser diagnosticado.

¿Cómo llegó hasta el diagnóstico?

Una enfermedad mental es muy complicado para un psiquiatra de diagnosticar, porque no es como cuando vas al oftalmólogo que te pone las máquinas y te dice que tienes unas dioptrías concretas. Yo tenía depresiones desde los 17 años. Cuando las tenía, iba al psiquiatra, me daba antidepresivos y subía para arriba, me sentía el rey del mundo.  

En el 2016, durante una depresión, de repente, una cosa que nos pasa mucho, cojo la tarjeta de crédito y la fundo y no puedo hacer frente a todo lo que me viene por lo que mi familia tiene que ayudarme. También tuve como una psicosis, escuchaba voces dentro de mi cabeza.

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Fue un proceso largo que yo empecé en el 2015 a ir a la Unidad Mental de Xàtiva y en 2016 me diagnosticaron la enfermedad. Suelen tardar años en diagnosticarlo. Hay gente que al principio le diagnostican una dolencia y luego le dicen que tiene otra, porque no hay unos patrones concretos que identifiquen el trastorno bipolar. 

¿Cómo es, a diario, convivir con esta enfermedad?

Es duro. De momento no trabajo, estoy de baja. Me levanto y hago mis ejercicios de relajación. Tengo que estudiarme mucho a mí mismo para entender señales sobre mi enfermedad. Hay momentos en los que estás bien, como lo que se entiende en la sociedad como una persona normal, pero necesitas una medicación. Mucha gente se deja la medicación y se mete en un mundo que no debe porque tras ello vienen unos episodios horribles. En esos casos es el familiar o la persona que tiene de referente la que avisa al psiquiatra y le explica la situación. Cuando tenemos hipomanías hace falta dormir, estamos súper activos. Como digo, con hipomanía, soy la locomotora que arrastra el universo. 

¿Cómo afecta la enfermedad al ámbito laboral?

De normal una persona con trastorno bipolar puede trabajar. Pero nos recuerdan que los trabajos de turno no nos van bien, y los nocturnos que los tenemos prohibidos porque nos afectan al ánimo. Luego hay otros casos como el mío, que no puedo trabajar. Me he dado cuenta de que no puedo trabajar para otra persona. Si tu jefe te dice que algo no le gusta, que es lo más normal del mundo, la persona lo asimila y sigue, pero en mi caso me voy a una depresión profunda. En las depresiones profundas acabas pensando siempre en el suicidio. El trastorno bipolar tiene un alto porcentaje de suicidios.

Y más allá del ámbito laboral, en el día a día en el ámbito social y familiar, ¿cómo acaba afectando?

Tengo mucha suerte porque cuando acepté la enfermedad reuní a mi familia y les dije lo que me pasaba, mis límites, mi estar y lo que yo había aprendido hasta ese momento. Lo mismo con mis amigos, quedé un día de comer y lo expliqué. Pero los que tenemos una enfermedad mental solemos alejarnos de la sociedad bastante por el tema del estigma. 

Foto: EDUARDO MANZANA

Entonces, en mi caso, sí que tengo contacto con mis amigos, pero no tengo una vida social que digamos. Estoy más en casa que otra cosa. Lo único igual salgo de casa para hacer unas compras o cuatro gestiones y me vuelvo. No tengo una vida de quedar todos los viernes para salir. Aparte que no lo aguantaría lo de salir por la noche.

Respecto al estigma social que que comentaba, ¿con qué mecanismos o de qué forma se puede mitigar este estigma e ir superándolo?

La razón de mi libro es poner ese granito de arena. Hay dos tipos de estigma, el social y el laboral. Luego está el propio auto estigma, que ya es más complicado. Hay situaciones muy difíciles dentro de esta enfermedad, te encuentras con familiares que no lo entienden y lo esconden, y con amigos que no han entendido mis cosas raras y me han dejado de lado sabiendo lo que tenía. 

Siempre es importante que los enfermos hablemos e informemos a nuestro alrededor de qué es esta enfermedad crónica grave llamada trastorno bipolar. A raíz de ahí, tus conocidos irán hablando cada vez más del trastorno bipolar. Otra parte muy importante son las asociaciones. Tienen que hacer y hacen mucho para hacerles entender a los enfermos su situación. Y además hay una parte muy importante que todo el mundo se olvida que es el cuidador, el familiar en este caso.

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Las asociaciones ayudan a los a los familiares a llevar y a saber cómo actuar en cualquier momento. Nosotros en la asociación estamos empezando a dar charlas por asociaciones de vecinos para informar, porque la gente está muy desinformada y en esta enfermedad se mantiene el estigma que lleva toda la vida. 

A nivel de mental te afecta mucho. Ten en cuenta que el trastorno bipolar es genético, pero no quería decir que yo tengo un hijo y mi hijo vaya a tener trastorno bipolar, sino que puede ser que mi nieto lo tenga. Entonces si hubiera alguna persona de mi familia que va al psicólogo por una depresión, mi obligación es decirle que debe informar de que tiene un familiar con esta enfermedad para que el profesional lo tenga en cuenta. 

Foto: EDUARDO MANZANA

Con este libro ha habido mucha gente que no se atreve a decirle a su  familia que tiene una depresión, por lo que me lo han dicho a mí y me  han preguntado qué hacer. También está el estigma de la persona que se  encuentra con depresión y no va al psicólogo por lo que dirán. Y luego  está el estigma laboral, que es el más duro porque del total de trabajos  que hay para trabajos de discapacitado, solo el 4% se lo dan a gente  con problemas de salud mental.

Es muy difícil conseguir trabajo con una enfermedad así. Pero el que tiene trabajo rinde como cualquier otra persona. No tiene que tener trabajos de estrés, pero rinde. Hay gente muy cualificada en este tema y que tiene trastorno bipolar. Pero las ofertas son todas de trabajos como limpieza y jardinería. De hecho, hay personas muy cualificadas que por la enfermedad que tienen, deben empleos más indicados para personas con trastorno bipolar.

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Ahora hay gente muy joven a la que le están detectando el trastorno bipolar. Yo lo tenía de jovencito y no lo sabía, pero es difícil que te digan con 17 años, que estás en la flor de la vida, que tienes esta enfermedad. Estás empezando a salir, y que te digan que no puedes fumar ni beber es duro de asimilar con esa edad.

¿Con qué mecanismos contamos en la Comunidad Valenciana para gestionar, tratar e investigar el trastorno bipolar?

Tenemos la unidad de trastorno bipolar en La Fe, una unidad pionera y casi exclusiva a nivel nacional. En España solo está y dos más dedicadas a la enfermedad. También contamos la Asociación del Trastorno Bipolar. En mi caso estoy tratado por la unidad de Trastorno Bipolar de La Fe. Además, una buena forma para visibilizar nuestra enfermedad son los talleres llamados Eco Educacionales. Esos talleres enseñan qué es la enfermedad y cómo podemos actuar ante ella. 

¿Qué medidas cree que se deben implementar por parte de la administración respecto al trastorno bipolar?

Yo empecé a escribir mi libro tras ver un cortometraje de Santiago Requejo llamado 'Votamos' que va sobre el estigma. Aquel día yo me di cuenta de que había sufrido algún tipo de estigma y pensé que debía hacer algo. Escribí una carta a los miembros del Congreso y del Senado, y también a la Mesa de Sanidad del Congreso. También escribí a Ximo Puig y a Joan Ribó. La respuesta del Congreso, el Senado y Puig fue la de los millones que habían invertido. Pasaron de mí. Ribó me respondió diciendo que no era su competencia. 

Foto: EDUARDO MANZANA

Quiero que se luche contra todos los estigmas. No tienen sentido ningún tipo de estigma en el siglo XXI, ni por color de piel, ni por sexualidad, ni por  nada. Deberían estar ya desaparecidos de la sociedad. Necesitamos más apoyo, políticas inclusivas, y un marketing de acercamiento y de socialización de las enfermedades mentales. Para socializar a la gente sobre el sida, la televisión estaba llena de publicidad sobre esas cosas, y se socializó, aunque se mantiene algo de estigma con esta enfermedad.

Respecto a la gente, lo único que puedo pedir es que se informe de estas enfermedades y que si tienen algún familiar con trastorno bipolar que lo entiendan, lo apoyen y le ayuden a poder tener una vida más bien normal, que no le pongan complicaciones. El apoyo es realmente lo que se necesita para que nosotros podamos intentar tener una vida lo más normal posible.

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