EN CONCIENCIA  / OPINIÓN

Pedro Sánchez: Conde de Sandwich

4/11/2021 - 

Ayer, 3 de noviembre, hemos celebrado el Día Mundial del Sándwich. 

En esta fecha se conmemora el nacimiento de John Montagu, cuarto conde de Sandwich. Este noble inglés era un empedernido jugador de cartas que tenía una obsesión: poder comer mientras jugaba, pero sin mancharse las manos. Un día, en una partida, decidió coger la carne entre dos rebanadas de pan y de ahí nació este manjar del que, según la Asociación Británica del Sándwich (BSA), cada año se consumen alrededor de 11.500 millones sólo en Inglaterra. 

No voy a hablarles hoy de cocina sino de obsesiones. Parece que el empecinamiento en “no querer mancharse las manos mientras juega” lo ha importado a tierras patrias Sánchez, por ejemplo, con su posicionamiento mediático ante la reforma laboral. 

La cosa es bien sencilla. Una de las condiciones de Europa para que España pueda optar a los siguientes desembolsos de los fondos europeos es modificar nuestro mercado de trabajo. 

La Comisión Europea debe tener el nuevo marco laboral antes de fin de año para desbloquear las ayudas. Ante la alta temporalidad de nuestros empleos y las tasas de paro (especialmente juvenil), la UE reclama medidas para "favorecer transiciones hacia contratos indefinidos, entre ellas la simplificación de los incentivos a la contratación". 

Bruselas ha sido clara sobre la reforma laboral de Rajoy: "desempeñó un importante papel en el fomento de una recuperación intensiva en empleo" y “será importante que cualquier nueva medida sólo se adopte tras una detenida evaluación de sus efectos potenciales y que se preserven los logros de las reformas anteriores". En el Plan de Recuperación enviado a la Comisión, Sánchez asumió las recomendaciones europeas y se comprometió a buscar un equilibrio entre la seguridad para los trabajadores y la flexibilidad para las empresas. 

Sin embargo, y por otra parte, para llegar al Gobierno, el PSOE firmó con Podemos un acuerdo que decía en su literalidad "derogaremos la reforma laboral''/.../ “Recuperaremos los derechos laborales arrebatados por la reforma de 2012". Estos “derechos arrebatados” se refieren a la reducción de la indemnización por despido (de 45 a 33 días), al contrato de prueba sin indemnización para empresas de menos de 50 empleados, y a la capacidad de renegociar a nivel de empresa los convenios colectivos, que quitó poder a los sindicatos. Lo cierto es que estas medidas impulsaron la recuperación en su momento y funcionaron.

Queriendo hacer borrón y cuenta nueva, Yolanda Díaz plantea reducir a tres los tipos de contrato y limitar a un 15% la modalidad temporal, recuperar que los convenios no decaigan y devolverle el poder a sus “queridos sindicatos”. La patronal no traga. Cree que se está demonizando la contratación y dice que las propuestas podemitas son "marxistas".

Con todos estos mimbres hace unas semanas se montó un interesante  “pimpinela político” entre Nadia Calviño, (vicepresidenta primera y ministra de Asuntos Económicos, con experiencia  en las instituciones europeas) y  Yolanda Díaz (vicepresidenta segunda, Ministra de Trabajo y negociadora con patronales y sindicatos). 

Espectáculo (con acusaciones incluidas) que reflejó la tensión entre un sector que busca normas que faciliten contratos y despidos y otro que persigue la perdurabilidad de los puestos de trabajo y el poder sindical.

La cosa es complicada. Es difícil encontrar un punto medio. Mientras tanto, el tiempo y Europa, apremian. 

Sánchez se está viendo en un callejón sin salida, en un “Catch 22” que dicen los anglosajones. ¿Y qué ha hecho esta situación en la que se encuentra atrapado? Pues, de momento, salir como mejor sabe: jugando con el lenguaje y con los medios. Tirando de propaganda, vaya.

Hace unos días, en el G20, y muy en modo “establishment” manifestó:  "Lo que debemos hacer como Gobierno es no solamente cambiar nuestro modelo productivo sino modernizar nuestras relaciones laborales”. ¿Mande? 

Un día después, tras reunirse con sus socios se puso en modo “podemita” y nos dijo a los españoles que ya no había que "modernizar" sino, de nuevo, "derogar". ¿En qué quedamos?

Eso sí, en ambas ocasiones añadió la coletilla del “toca mirar hacia adelante". Esa, desde la covid, la lleva siempre en el argumentario. 

Montar un “emparedado propagandístico” y optar “por coger la carne usando dos rebanadas de pan” en este caso es arriesgado.  

Los ciudadanos necesitamos saber qué se está cocinando realmente. 

Ojo: que ni Sánchez es Montagu ni la reforma laboral es un sándwich: nos va mucho en esto, que a los españoles nos van a “merendar la tostada”. 

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