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Plantón a Cevisama

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5/03/2023 - 

Muy de acuerdo con Pedro Sánchez cuando calificó el otro día de "equivocación" el desplante de Pere Aragonés y Ada Colau a Felipe VI a la llegada del Rey al Mobile World Congress (MWC). Como dijo Sánchez, "hay pocas ferias en España que cuenten con un respaldo institucional tan sobresaliente" como el que el monarca presta a este evento que organiza, en Fira Barcelona, la asociación de operadoras y fabricantes de telefonía móvil GSMA. A "equivocación" yo habría añadido el sustantivo "ingratitud".

La presencia del Rey en cualquier acto supone una promoción extra, gratuita, para los organizadores del certamen y sus participantes. Igual que la presencia del monarca en una misión comercial abre puertas y multiplica las posibilidades de negocio. Es tan evidente, que el rey Juan Carlos debió pensar que estaban aprovechándose de su trabajo de 'mediador' y decidió cobrárselo bajo mano. Más de una institución ferial pagaría por tener a Felipe VI todos los años en la inauguración de algún certamen. Pero como dijo Sánchez, hay pocas ferias que tengan ese privilegio. Diría que dos, el MWC y Fitur, Barcelona y Madrid.

Felipe VI no solo inaugura todos los años, desde que era príncipe, el MWC, sino que suele hacerlo acompañado de Pedro Sánchez y de algún ministro. En esta ocasión, la vicepresidenta primera del Gobierno, Nadia Calviño.

Según GSMA, la edición celebrada esta semana "ha superado sus mejores previsiones superando los 88.500 visitantes". Aunque esta organización privada no lo diga, en parte es gracias a la presencia del jefe de Estado, el jefe del Gobierno y la vicepresidenta, quienes no solo acudieron a la inauguración, sino también a la cena previa la noche anterior. Una doble presencia que permite al lobby de la telefonía móvil tener un contacto directo con el poder que otros sectores no tienen. Sin ir más lejos, la industria azulejera, que tiene como mediador –en el buen sentido– ante el Gobierno a Ximo Puig, con el mismo éxito que en la financiación autonómica, el trasvase o el derecho civil valenciano.

Foto: CARLOS PASCUAL

El día que Felipe VI, Sánchez y Calviño se hacían la foto en el MWC, Puig inauguraba Cevisama 2023, el certamen más importante de los organizados por Feria Valencia, acompañado por la delegada del Gobierno, Pilar Bernabé, como representante del Ejecutivo central. Una pobre foto, no por los protagonistas sino por las ausencias, ya que por allí no apareció ni siquiera la titular de Industria, Reyes Maroto. La ministra, que el día de la inauguración solo tenía en agenda una conferencia sectorial de comercio interior en su oficina, improvisó al día siguiente una rápida visita a la feria aprovechando que estaba en un acto de BP en Castellón.

Cuando está el Rey o el presidente del Gobierno, sales en la tele. Si van los dos, doble premio. Para que nos hagamos una idea de la repercusión que tienen estas presencias y ausencias en medios de comunicación nacionales, de Felipe VI y Sánchez en el MWC la agencia Efe sirvió a sus abonados de toda España 58 fotografías –de casi 400 de todo el certamen–; de toda la feria Cevisama sirvió nueve, y ninguna del acto de inauguración. Cuando el segundo día acudió Maroto, tampoco distribuyó a nivel nacional la foto de su "comprensión" –palmaditas en la espalda– hacia las reivindicaciones de los empresarios azulejeros.

En televisión no estuve atento, pero apostaría mi teléfono móvil a que los segundos dedicados a Cevisama en los informativos nacionales, si los hubo, fueron testimoniales al lado del abrumador espacio dedicado al paseo del Rey por los stands del MWC.

Dirán que la feria de tecnología móvil tiene más gancho para el gran público que la de cerámica, que da más juego a las televisiones, igual que Fitur. Indudablemente. Pero, precisamente por eso, estos dos eventos no necesitan la presencia del Rey tanto como otros certámenes en recintos feriales de València, Bilbao o Zaragoza. Además, pensar que Cevisama no es informativamente atractiva para la televisión es no conocer esta feria donde empresas punteras de todo el mundo muestran diseño, tendencias y mucha innovación.

Foto: EFE/QUIQUE GARCÍA

Si alguna industria necesitaba el lunes pasado el aliento de los máximos representantes del Estado no era la de la telefonía sino la de la cerámica, golpeada como la que más primero por la pandemia y ahora por la subida de los precios de la energía y por el cierre de algunos mercados internacionales. Y por la incomprensión del Gobierno. La cerámica española experimentó en 2022 una caída del 13% en su volumen de ventas y una bajada de márgenes que obligó a parar fábricas y provocó el despido de 1.016 personas entre julio y diciembre. Este año no está yendo mejor.

A todo esto se suma que Cevisama, que no pudo celebrarse en 2021 ni en 2022 por la pandemia y sus efectos, ha sufrido la baja de empresas afectadas por la difícil situación que atraviesa el sector, que se suma a la ausencia de los dos líderes del sector, Pamesa y Porcelanosa, que montan sus propias exposiciones. De ahí que, más que nunca, esta feria necesitara el apoyo de un alto dirigente nacional que atrajera los focos sobre ella.

Don Felipe ha estado en Cevisama dos veces, en 2006 y 2014 cuando era Príncipe de Asturias, nunca como monarca. Si toca cada ocho años, debería haber venido este. Tanto él como Pedro Sánchez reservan en su agenda anual las fechas del Mobile. Sus risas en Barcelona, acompañados de Calviño, hacen aún más sangrante el olvido hacia la industria cerámica y su certamen, buque insignia de Feria Valencia. 

El Rey debería repartir más juego, estar donde más falta hace y no donde más luce su foto. No puede ser que a aquí solo venga a dar premios y allá a fomentar negocios. Si el año que viene cambia el MWC por Cevisama, se hablará más que nunca del azulejo español. Ya toca.

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