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EN VALÈNCIA SE HA ESCRITO UN CRIMEN 

Porno, crimen y venganza: un paseo por la 'Valencia Roja' de Ana Martínez Muñoz

La valenciana Ana Martínez Muñoz publica, de la mano de Alfaguara, su primera novela: Valencia Roja. Un relato sobre el mundo del porno manchado de sangre que ha logrado vender los derechos de traducción a Francia e Italia antes de su publicación en España

15/05/2023 - 

VALÈNCIA. València, verano del 2016. La Feria de Muestras acoge el Valencia Sex Festival, un festival para reivindicar “el porno como forma de expresión artística” y que lo defiende bajo el lema: “El porno sí es cultura”. La autora valenciana Ana Martínez Muñoz jamás asistió a este festival, pero al conocerlo explotaron sus ganas de trazar un relato sobre este tema. Viajando al presente publica Valencia Roja, de la mano de Alfaguara, una novela que nace en el seno de un festival con este mismo nombre y que lleva como lema: “El porno es cultura”. Pero en este no transcurre todo con normalidad -como pasaría en 2016- sino que tiene lugar un brutal asesinato: el afamado director y productor de cine para adultos Miguel Murillo aparece muerto durante el festival, y la policía sigue el rastro de este crimen que no tiene pinta de saldarse con una sola muerte. 

La novela, ambientada en València, genera un paseo por la ciudad que sigue el rastro de la sangre fresca. La jefa de Grupo de Homicidios, Nela Ferrer, se ve obligada a enfrentarse a la persecución más complicada de su carrera mientras se enfrenta a sus propios fantasmas. Con gran maestría, mucha sangre y un móvil de venganza Ana escribe su primera novela que ya ha vendido sus derechos de traducción a Francia e Italia incluso antes de haber sido publicada en España. Valencia Roja lo merece, con gran lujo de detalles y una trama muy bien resuelta crea un paseo mental por la ciudad del Turia con las prisas de perseguir al que parece ser un asesino en serie, que se escabulle por barrios como Ruzafa o zonas como la del puerto. Ana explica que la motivación para escribir este libro reside en su preocupación por el mundo que rodea al porno: “Quería indagar en un tema que me preocupa, pero desde la curiosidad y no desde el morbo. No pensaba que este escrito fuera a llegar a ninguna parte, de hecho hasta estaba ahorrando para autopublicarme pero estoy muy feliz de que haya encajado con una gran editorial con Alfaguara”, confiesa feliz la escritora, “también lo hice para divertirme porque me encanta el género negro, y quería aprender más sobre esto”. 

La novela se divide en cortos capítulos que van dando cada vez más pistas sobre Nela y sobre el posible asesino, mientras además se detallan las muertes y el transcurso de la investigación en una estructura clásica de tres actos: “Al final me baso en la estructura de tres actos y un último dividido en dos para generar un poco más de expectativa. Temía que la trama pudiera decaer a mediados de la lectura pero de esta manera me aseguraba de mantener la atención”. Los capítulos que se sitúan en diversos lugares de la ciudad cuentan a su vez con descripciones espaciales que sitúan al lector, tales como:  “Camino tambaleándome por el paseo de la Alameda…. Es la Nit del Foc, la más emblemática de las fiestas de las falleras después de la Nit de la Cremà. Las calles de Valencia bullen de gente a pesar de que ya son casi las cinco de la mañana” que a los lectores franceses e italianos ayudará para ubicarlos en la ciudad y en el momento.

“Siempre vamos de turistas a otros sitios y contratamos excursiones para que nos expliquen las cosas, pero no nos planteamos investigar sobre nuestra propia ciudad. Quería añadir pinceladas de la ciudad para ubicar la trama, incluso hay cosas que no he añadido pero he aprendido por mi cuenta”, comenta risueña sobre la ubicación espacial del relato. En este educa sobre la ciudad y también sobre lo que mueve todo en Valencia Roja: la industria del porno. El asesinato desvela de la misma manera las crueldades que no se ven en los vídeos: bukkakkes masivos, prácticas de abuso y un gran control psicológico de las actrices, además de desvelar caras conocidas del mundo de la política que a veces forman parte de estos actos. Ana se apoya también en las redes para seguir el caso, controlando como la prensa o los curiosos intentan acceder a la información sobre el asesino que anda suelto.

Pero entre la sangre y la violencia también hay educación. Un capítulo desvela la conversación de uno de los oficiales con sus hijos para advertirles sobre el consentimiento, el poder de las redes y sobre el derecho a la intimidad: “Quería poner a diferentes personajes con todo tipos de punto de vista, y aprovechar también para hablar del consentimiento y los límites. En cuanto al tema de hablar de sexo con los hijos hay personas que se atragantan, porque nunca los ven los suficientes mayores o por otros motivos. Es una faceta más de nuestras relaciones interpersonales y lo más interesante es que todo el mundo cuente con una base y de ahí ya investigue”. 

El crimen sirve de esta manera para educar  sobre sexo, consentimiento y sobre el universo que se esconde tras cada relación, ya sea de pareja, de familia o laboral. De la misma manera ubicar todo esto en València enseña también sobre la ciudad, aunque poco a poco la novela se centra más en sus personajes y resta importancia al escenario o al crimen en si mismo. Conforme avanza la lectura los personajes cogen mucha fuerza y personalidad, generando un resultado adictivo en el que el lector quiere descubrir casi más de ellos mismos que del propio crimen. De la misma manera, conforme la ciudad recibe el libro Ana declara que pierde el miedo que le tenía a la escritura, y ve un brillante futuro para su novela: “No me hubiera imaginado jamás publicar con una gran editorial, y lo de la traducción ni se me pasaba por la cabeza. Sientes un poco de vértigo a la vez que alegría, pero no me lo imaginaba ni en mis mejores sueños”.

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