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Sin Rodeos / OPINIÓN

Por nuestro presente y por nuestro futuro

Foto:EDUARDO PARRA/EP
24/11/2023 - 

Me estreno en esta columna quincenal para hablar de los temas que me ocupan y preocupan. Lo haré sin rodeos porque no concibo la política y la vida sin decir las cosas claras ni afrontar de cara las distintas situaciones. Nadie dijo que fuera fácil, ir de frente suele generar, como mínimo, discrepancias. No obstante, estoy convencida, es el camino correcto.

Como no podía ser de otra manera, un día como hoy, una semana después de que Pedro Sánchez haya sido investido presidente del Gobierno con los votos de los que quieren romper España, el tema a tratar es obligado. Es el asunto del que habla todo el país, se analiza en las tertulias y diarios, en la calle, en el mercado, en el café con amigas, en la mesa de domingo con la familia…Toda España habla de lo mismo y no es para menos. 

Sinceramente, creo que nunca antes en democracia, los españoles habíamos tenido esta sensación de desasosiego e incertidumbre. ¿Qué va a pasar con nuestro país? ¿Hasta dónde está dispuesto a llegar Sánchez? Creo, ojalá me equivoque, que no tiene límite. Su único objetivo es perpetuarse en el poder, anclarse en La Moncloa. Ha demostrado ya que España le trae sin cuidado. La duda ahora es hasta dónde y hasta cuándo. 

Ante esta deriva indescifrable, solo queda que la gran mayoría, los que creemos en el Estado de Derecho y defendemos la unidad de España no cejemos en el empeño. Así lo estamos haciendo, quedó patente el sábado pasado en Madrid. También una semana antes en todas las capitales de provincia. Valencia clamó contra el pacto de la vergüenza. Se desbordaron todas las expectativas. Miles de personas dijeron y siguen diciendo no a Sánchez. No hace falta ser muy astuto para darse cuenta de que hay un movimiento social inquebrantable y duradero que va a seguir plantando cara a uno de los mayores desafíos de nuestra democracia.

Manifestación del PP en València contra la amnistía. Foto: EDUARDO MANZANA

Y así, con la voz alzada, en breve celebraremos el aniversario de nuestra Constitución, 45 años de la Carta Magna, que nos han traído muchas cosas buenas. Nos ha dado estabilidad y progreso, ha garantizado nuestra convivencia y ha tenido en cuenta la diversidad de nuestro país porque es una de nuestras principales riquezas. La gran mayoría de españoles nos hemos sentido cómodos. Es cierto que otros, alimentados por un adoctrinamiento tergiversador, han ido acumulando animadversión por el país hasta el punto de exigir la independencia. Y hacerlo con violencia. El problema es gordo, nunca tendríamos que haber llegado al distanciamiento paulatino que culminó el 1 de octubre de 2017 con la celebración del referéndum ilegal en Cataluña. Se llegó muy lejos, se sobrepasaron los límites. Por eso, los responsables que no se fugaron fueron condenados. Así lo decidieron los jueces, que también han intentado hacer volver a los huidos para juzgarlos. Y en un Estado de Derecho, donde el pilar fundamental es la separación de poderes, quién es un gobernante para revocar esa decisión. No es nadie. 

Estoy segura de que el mismo Sánchez sabe que, como muy bien le dijo Alberto Núñez Feijóo al acabar el debate de investidura, se está equivocando. Es una equivocación, claro que sí; pero le da igual. Eso es lo más grave. Sabe que su pacto con los independentistas tendrá consecuencias nefastas para España, es consciente de que los separatistas van a seguir chantajeándolo cada día, ve que tiene a la sociedad en contra. Sabe todo esto, mas no le importa. ¡Hay que ser cínico!

Por el contrario, los españoles sabemos estar a la altura de las preocupantes circunstancias. Somos un pueblo que siempre se levanta y saldremos de esta. Estos días a muchos nos viene a la cabeza la canción Mi querida España de la maravillosa Cecilia. Esa letra que habla del despertar y de la superación de España lamentablemente sigue estando vigente. Estamos en un momento bajo y difícil como país, sí; pero somos muchos más lo que queremos levantarlo que los que quieren cargárselo. 

No lo vamos a consentir porque cuando hablamos de unidad e igualdad hablamos de colegios, de hospitales, de bienestar y progreso. ¿Acaso es menos un ciudadano de la provincia de Valencia que uno de la de Tarragona? No, rotundamente no. Por eso, nunca toleraremos que haya españoles de primera y de segunda. Trabajamos y vamos a seguir haciéndolo por devolver a este país a la senda de la cordura y el sentido común. Por nuestro presente y por nuestro futuro.

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