Preocupación en el 'ximismo' por la recepción mediática a Morant en un proceso de primarias

VALÈNCIA. La semana que comienza vuelve a ser la semana clave para el socialismo valenciano. El motivo, el aplazamiento al día 22 de la Ejecutiva del PSPV-PSOE que debía celebrarse este lunes cuyo objetivo era convocar el congreso extraordinario anunciado semanas atrás por el todavía líder del partido, Ximo Puig. Así, el pasado viernes se produjo un pico de tensión con la previsión del secretario provincial de Alicante, Alejandro Soler, de anunciar el sábado que se postulaba como candidato: una maniobra que paralizó la dirección federal del PSOE, dado que aspira a que la ministra de Ciencia, Diana Morant, genere el suficiente consenso para ser la candidata única en el proceso.

Con este escenario, las espadas siguen en todo lo alto. El juego de nervios en la federación valenciana es palpable: Soler tiene claro que, para tener las mejores opciones, debe ser el primero en presentarse, una manera de meter presión a la ministra. Otro de los aspirantes, el secretario provincial de Valencia, Carlos Fernández Bielsa, también está preparado para ser candidato, aunque desde su entorno transmiten que quiere esperar a ver lo que hacen sus posibles competidores y, de esta manera, evaluar sus opciones de postularse o negociar.

En este sentido, cabe recordar que el denominado 'ximismo' -los afines a Puig-, es la corriente dentro del PSPV más convencida de las opciones de Morant en el proceso, algo que están demostrando desde hace semanas con distintas reuniones y comidas para afianzar los apoyos a la ministra en el caso de que haya primarias.

Ahora bien, dentro de este grupo admiten cierta preocupación por la recepción mediática que pueda tener Morant dentro de un proceso en el que se pueda medir a dirigentes con una presencia más constante en el territorio y unos contactos más directos con los medios valencianos. Uno de los puntos débiles de la ministra -que al mismo tiempo puede ser su fortaleza-, es el hecho de compaginar la secretaría general del PSPV-PSOE con su labor en el Gobierno de España. 

Es decir, mientras sus rivales pueden tratar de explotar la dificultad de compatibilizar los dos cargos o criticar lo que podrían calificar de "oposición a tiempo parcial", los afines a Morant ponen el foco en la gran importancia que a su juicio tiene la "capacidad de visibilizar los problemas valencianos" en el ámbito nacional y "el posicionamiento de cara a la opinión pública" que puede adquirir la ministra con el objetivo de ser un rostro identificable como candidata a la Generalitat en 2027.

¿Cuál es el relato que calaría más en la militancia de base que debe votar en las primarias? Esa es la pregunta. En la órbita del 'ximismo', aunque consideran que Morant sería capaz de arrastrar mucho voto, no subestiman que puedan producirse informaciones o enfoques que sitúen el acento en la doble condición de la dirigente (ministra y líder del PSPV), que la identifiquen como una imposición de Ferraz o que hablen de las bondades de un hipotética bicefalia en el partido. Una posibilidad esta última que el propio Alejandro Soler ha puesto públicamente sobre la mesa y que consistiría en que el dirigente alicantino fuera el líder orgánico pero dejando la puerta abierta a que Morant -u otro dirigente- pudiera ser el candidata a la Generalitat.

Es en este punto donde los simpatizantes de la ministra asumen que, en el caso de que haya varios candidatos en el proceso, algunos de esos argumentos se esgrimirán con intensidad desde diversos medios de comunicación y se producirá una lucha por el relato con el objeto de condicionar a la militancia. A su juicio, Morant sería a priori la cabeza de cartel a la Generalitat que, por conocimiento y perfil, tendría más opciones de desbancar al popular Carlos Mazón en las próximas elecciones autonómicas. Es por ello que opinan que los medios conservadores se muestren más proclives a "favorecer el relato de otros aspirantes" o "promover posibilidades como la bicefalia, de poca tradición en el partido".

Una circunstancia asumida desde este sector, que conoce las dificultades intrínsecas de lograr un consenso respecto a un aspirante a liderar el PSPV o, más aún, de alcanzar el triunfo en un proceso de primarias. Ya sea a través de una compleja negociación o de una votación con varios candidatos, el camino para situarse al frente de los socialistas valencianos suele ser retorcido y tortuoso para cualquiera de los aspirantes, pero especialmente para los más favoritos, conocidos o que puedan tener un respaldo de la dirección federal.