el interior de las cosas / OPINIÓN

Prototipos en serie

21/10/2019 - 

 Se puso manos a la obra. Buscaba la bondad, el amor, respeto, honestidad, la lealtad, entrega, valores morales y políticos. Idealizaba y buscaba el ser perfecto. Quería que los abrazos fueran la mejor dieta para adelgazar esa burbuja que genera el poder que no se sabe gestionar ni digerir. Se puso manos a la obra. Diseñar, idear, crear, soñar con un tipo especial, alguien que no duela, que camine al lado y que pueda mirar de frente, sincero, amable, solidario, generoso. Se puso manos a la obra. Primero debería pensar en su edad, mediana, su aspecto, real, más bien alto, erguido, de talla equilibrada, trajeado sin estridencias y, a veces, sin corbata, con la posibilidad de cambiar el traje por unos vaqueros, imagen cercana, humilde, sensata. La tez debería ser morena, cabello oscuro, real, con la previsión de canear en cualquier momento, las manos tienen que ser abiertas, dispuestas al altruismo, a las caricias, a la equidad. Su mirada, profunda, franca, guiada para combatir toda ignominia. Sus pies, amplios, caminantes, preparados para salirse de rutas establecidas, para vivir a contracorriente, pensados para bailar, para saltar de alegría, para rodar al lado, junto a miles de sueños que reclaman libertad, justicia social, igualdad. Su gesto debe ser valiente, con el coraje necesario para parecer una especie viva y combatiente, sin mediocridades ni otros complejos políticos. Su rostro debe permitir la risa, el llanto, el dolor, la rabia, la felicidad. Su cuerpo debe estar modelado y acondicionado para la ternura, el deseo compartido, para las profundidades de la vida, el sexo, el amor, para el calor y también para el frio. Un ser soñado, bello, fabuloso, proyectado para detener el tiempo, para modificar la fuerza de los vientos, y calmar la ira de las tempestades.

Se centró en lo más importante, fabricar a ese líder, ese liderazgo. Y, además, había que testarlo antes de que llegara a la cadena de producción para detectar errores, fallos, deficiencias. Se puso manos a la obra y agilizó los plazos al máximo para que llegara puntual a su impresión 3D

Se puso manos a la obra, lentamente, tenazmente. Construir un prototipo no era tarea fácil pero la evolución de las nuevas tecnologías permiten, por fin, alumbrar a seres casi perfectos, a desarrollar al máximo una masa cerebral capaz de tomar decisiones previstas, bien desarrolladas, apto para arraigarse a una tierra, a una identidad predeterminada, a un pensamiento único o plural, con neuronas minuciosamente creadas a medida de las necesidades. Neuronas que no fallan ni envejecen, espacios cerebrales para ejecutar, archivar y compartir. Carpetas psicológicas que no produzcan desengaño, desencanto, frustración. Se puso manos a la obra. El teclado de su ordenador rugía en una veloz batalla que se batía entre la cabeza, los dedos, los pensamientos, fórmulas, enigmas, y deseos. No olvidaba todo aquello que consultó en la única biblioteca cercana, tras el cierre de tantos centros del saber debido a recortes presupuestarios, no olvidó tampoco aquello que encontró en la Wikipedia. Un prototipo es un ejemplar o primer molde para fabricar una figura, un objeto diseñado para una demostración, un prototipo perfecto y modelo de una cualidad, de una virtud, de una capacidad o de una incapacidad y fracaso, que también sucede.

Se centró en lo más importante, fabricar a ese líder, ese liderazgo. Y, además, había que testarlo antes de que llegara a la cadena de producción para detectar errores, fallos, deficiencias. Se puso manos a la obra y agilizó los plazos al máximo para que llegara puntual a su impresión 3D. El resultado fue escalofriante, emocionante, excelente. Allí estaba él, sin vida ni muerte, mirando fijamente a su creadora. Tan solo quedaba ajustar algunos tornillos de fábrica. Después, tenía que probar, tocar, oler, sentir… y comenzar a darle vida. Prueba superada, a pesar de que aún no sabia lo que llegaría después. El futuro puede llegar a ser una puerta cargada de incertidumbre… y nadie le explicó que los prototipos, como las casas, se van asentando, acomodándose y pueden acabar poseyendo a sus creadores.

La puesta en escena de los cinco prototipos revolucionó el discurso y el relato político de un país que ya no era nuestro. Sus propietarios, y el mundo de los asesores, comenzaron a programar a esos líderes que habían diseñado a conciencia.

El tiempo iba desapareciendo en este proceso como desaparecen los amores, los deseos y los votos, esperando, nada más, el incierto desenlace. Hay historias que rompen el molde y otras lo perpetúan hasta el desasosiego. Faltaba únicamente el manual de instrucciones, el ciclo de garantía de uso, y el derecho a devolución. El prototipo se entregaba entero, en toda su extensión, desnudo, rígido, pesado, envuelto en un formato de poliestireno expandido que moldeaba las formas, todas sus curvas y relieves. Un pequeño mando a distancia y toda la documentación completaban los envíos en cajas enormes. Un envío puerta a puerta, directo, sin intermediarios. Cuando se recibieron el primero, el segundo, el tercero, el cuarto y el quinto prototipo en aquellas viejas sedes políticas, cada cual pensó que eran únicos, singulares. Eran todos hombres, tenían diferentes alturas, complexión, cabellos, algunos con barba, otros más musculosos, diferentes colores de ojos, y distintas expresiones en sus gestos. Pero no eran exclusivos. Compartían idénticos fallos de fabricación, pequeños, débiles, imperceptibles defectos.

La puesta en escena de los cinco prototipos revolucionó el discurso y el relato político de un país que ya no era nuestro. Sus propietarios, y el mundo de los asesores, se superaron, emocionados, todos ellos, triunfadores, exultantes. Comenzaron a programar a esos lideres que habían diseñado a conciencia. El pueblo comenzó a creer e implicarse en los repetitivos discursos de esos cuerpos parlantes que, en algún caso, eran irresistiblemente atractivos. El pueblo votó, y volvió a votar, y siguió votando. El pueblo no dejó de votar pero llegó un momento que la política perdió esencia, credibilidad, utilidad. Los fabricantes de los grandes hombres prototipos revisaron pieza a pieza a los siguientes políticos en serie que ya configuraban grandes pedidos para distintas autonomías, comunidades, países. Encargos de diferente rango, lideres, asesores, directores generales, y mujeres. La demanda de mujeres había experimentado un interesante avance.

El pueblo no dejó de votar pero llegó un momento que la política perdió esencia, credibilidad, utilidad

El pueblo reivindicaba libertades y derechos, igualdad de oportunidades, independencia, justicia y amnistía para los presos políticos. El país era un estallido de indignación, iniciado en un extremo del mapa pero extendiéndose por toda la geografía. Dijeron que este país era modélico, que éramos un estado de derecho, una democracia ejemplar. Unos y otros se rasgaron vestiduras, se enfrentaron, confrontaron, rompieron puentes y diálogo. Las palabras ya no servían en la política. Llegó una sentencia, ya esperada, en el preciso instante en el que alguien decidió nuevas elecciones. Una sentencia de peligrosa aplicación en el futuro y con un gran impacto en las libertades ciudadanas. Llegaron también los disturbios, la violencia descontrolada por todas partes y controlada en ciertos círculos, los núcleos de provocadores, que fueron la imagen que abanderaron los grandes medios de comunicación, los grandes grupos de poder. Pero las informaciones no pudieron tapar la realidad de cientos de miles de personas que salieron pacíficamente a las calles de varias ciudades. El pueblo, estallando, ocupó masivamente la calle. Aquí y en otras muchas ciudades, por motivos diversos, pero con un cansancio similar, con una idéntica indignación y la misma necesidad de que la política sea útil y eficaz para mejorar la vida de las personas, que las sociedades sean más justas, iguales y libres. Millones de personas esperan respuestas en este país, en este planeta que languidece en manos de los grandes poderes. Barcelona, Madrid, Valencia, Santiago de Chile, Lima, Quito, Londres, México, Turquía, Francia, Siria.. Crisis brutales que recorren los mapas políticos y sociales. Avisaron, además, que la recesión y una gran crisis amenaza el futuro, dijeron que este país, este planeta, se dirige al abismo. Siempre hay alguien que predice los agujeros negros.

Quizás, ojalá, aparezca alguien que logre romper el molde, alguien que ofrezca respuestas, soluciones, y pueda mirar a los ojos de las personas

En la sede central del laboratorio y factoría de prototipos el negocio era redondo. No cesaba la actividad. La oferta era ilimitada, la demanda crecía en base a los acontecimientos. Todos querían el prototipo ideal, el que mejor mintiera y manipulara, el que mejor rompiera negociaciones, el que moviera masas y produjera el mayor ruido. Pero existía un pedido especial. Una solicitud de prototipo sencillo, asequible, sincero, ese modelo eficaz y capaz de parar de una vez este mundo imposible, esa locura feroz y tanta política inútil.  Era un pedido multitudinario, miles de ciudadanos remitían el encargo, cansados, enojados,  tristes. Quizás, ojalá, aparezca alguien que logre romper el molde, alguien que ofrezca respuestas, soluciones, y pueda mirar a los ojos de las personas. Y, una vez más, se pusieron manos a la obra.

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