VALÈNCIA. La exigencia de la reforma del sistema de financiación ha sido uno de los caballos de batalla del presidente de la Generalitat, Ximo Puig, desde que llegara al poder en 2015. Un modelo caducado desde hace más de ocho años que perjudica en el reparto a la Comunitat Valenciana y que ni el gobierno del popular Mariano Rajoy ni posteriormente el del socialista Pedro Sánchez se han avenido a modificar.
Pese a los aparentes avances con la presentación de un primer documento por parte del Gobierno de España en diciembre del año pasado, la reforma sigue atascada y pocos son los que creen que podrá abordarse en lo que queda de legislatura. Es más, los diferentes mensajes públicos enviados por el Ministerio de Hacienda que dirige la socialista María Jesús Montero apuntan a posponer -una vez más- esta cuestión para el siguiente mandato.
Un jarro de agua fría para los socialistas valencianos y para sus socios en el Botànic, Compromís y Unides Podem, que han empleado una cantidad ingente de fuerzas y energías para lograr esta reforma. Desde la creación de una plataforma con semejante objetivo respaldada por la sociedad civil, hasta manifestaciones multitudinarias por toda la autonomía y reivindicaciones en Madrid. Si bien el estallido de la pandemia envió, con toda la lógica, la reforma al congelador, la entrega del documento por parte de Montero generó una esperanza que, posteriormente, se ha tornado en frustración y, en algunos casos, resignación. El convencimiento de que no habrá remodelación del sistema en esta legislatura está más que asentado en el Botànic II.
Prueba de ello es que tanto el presidente de la Generalitat como los consellers de su partido, entre ellos el nuevo titular de Hacienda, Arcadi España, han rebajado la presencia de esta reivindicación en su agenda y discursos. El propio Puig no mencionó este miércoles en su discurso por el 40º aniversario del Estatuto de Autonomía la necesidad de la reforma, un mensaje que casi nunca faltaba en cualquier acto relevante de esta índole, especialmente si, como es el caso, tenía que ver con el autogobierno y las aspiraciones de la Comunitat Valenciana.
Desde el entorno del presidente defienden que la reforma de la financiación "siempre es y será una prioridad" para Puig y para el Govern del Botànic, aunque no se mencionara en el discurso pronunciado este miércoles. Ahora bien, llama la atención que una intervención relacionada con el Estatuto de Autonomía cupiera una mención a la llegada de la gigafactoría de Volkswagen y no hubiera espacio para que se citara una reivindicación de los últimos ocho años.
En cambio, el jefe del Consell sí reiteró la necesidad de "poner fin a los centralismos", una idea que Puig ya lanzó tiempo atrás al escenario político nacional y que esta misma semana retomó con fuerza con sus reivindicaciones en el II Seminario España Polifónica. "La realidad es "policéntrica y por tanto nadie debe ocupar el centro en solitario", dijo el presidente, reivindicando así una "mayor descentralización" en la que insistió Puig este miércoles y que ya ha causado cierta incomodidad entre sus compañeros del Gobierno de España, tal y como informó este diario.
¿Va a funcionar esta exigencia de descentralización como sustituta de la reforma de la financiación en el discurso del presidente? A priori son ideas complementarias, pero resulta evidente que la segunda empieza a volverse en contra de los socialistas valencianos cual bumerán debido a los nulos avances de los últimos meses y las poco halagüeñas perspectivas. Es más, en esta línea, tanto la oposición (especialmente PP y Ciudadanos) como los propios socios (Compromís en mayor medida), tienen cada vez más fácil hacer sonrojar al PSPV con la inoperancia de sus compañeros en el Gobierno de España.
En cuanto al resto del discurso, también destacó el mensaje del presidente al abogar por una "España de Españas" más justa, más cohesionada y más integradora de las diversidades, para alertar: "O caminamos juntos, o nos perderemos por el camino".
En la parte final del discurso, exhibió su faceta más emocional recordar que ningún libro "es sagrado", y subrayar que la norma aprobada en 1982 deberá servir de "palanca" para impulsar los horizontes de este "tiempo transformador", pues no debe usarse "como retrovisor para contemplar el pasado con añoranza o como espejo para mirarse en una imagen fija", sino como "una ventana" para decidir cómo se quiere que sea la tierra de los valencianos los próximos 40 años.
La financiación no fue el único olvido de Puig en su intervención sobre el Estatuto. José-Ramón Chirivella, presidente de la Associació de Juristes Valencians (AJV), lamentó que el presidente de la omitiera en su discurso la exigencia de recuperación del Derecho Civil Valenciano, aplicable entre 2008 y 2016, "que posibilitó igualarnos a otras seis Comunidades Autónomas" con diversas leyes de derecho de familia (uniones de hecho, custodia compartida y Régimen económico matrimonial), leyes que, pese a haber sido anuladas por el Tribunal Constitucional en 2016, siguen beneficiando todavía a 300.000 valencianos.
"Tras 6 años de autogobierno recortado, el gran reto pendiente del Molt Honorable President en los pocos meses que faltan para completar esta legislatura es recuperar el autogobierno del que disponíamos los valencianos al comienzo del primero de sus mandatos en el año 2015. Debe tratar este tema de una vez con el presidente Sánchez y el ministro Bolaños, como le solicita la sociedad valenciana. Puig no puede consentir más derrotas infringidas por las direcciones de los partidos en Madrid", subrayó Chirivella a través de un comunicado.
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